La Junta y el IAM, unidos para prevenir la mutilación femenina

Teresa Vega presenta en Jaén una guía para prevenir y actuar ante casos de ablación genital femenina

20 jul 2016 / 17:30 H.

Una lacra social que, desgraciadamente, persiste en muchas culturas. Mitos y leyendas que hay que desmontar. Y un caballo de batalla que atender, ahora, también desde Jaén. La Junta de Andalucía vuelve a aunar fuerzas con el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en una iniciativa para atender los casos de mutilación genital femenina presentes en la provincia y en el resto de la comunidad. Para ello, representantes de ambas instituciones presentaron la “Guía para la concienciación sobre mutilaciones genitales femeninas”, un documento elaborado por la Dirección General de Violencia de Género y el IAM, en colaboración con la Asociación Mujeres “Entre Mundos”, con el último fin de otorgar claves a profesionales del ámbito sanitario, educativo y social, para que puedan prevenir y saber actuar ante la detección de casos de riesgo de este tipo. “Esta iniciativa pretende contribuir a prevenir la ablación genital femenina de las menores de 14 años que viven aquí y proceden de países donde se realiza esta práctica, considerada como un delito y una forma de violencia de género”, subrayó Teresa Vega, delegada territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales en Jaén, que estuvo acompañada en la presentación por la coordinadora provincial del IAM, Beatriz Martín.

El documento aborda la problemática desde un ámbito bastante pedagógico, puesto que ofrece a los profesionales recursos para que trabajen de forma educativa con las familias. “Esta práctica nunca se erradicará de manera coercitiva, sino a base de desmontar mitos y falsas creencias, como toda desigualdad de género”, indicó Vega.

“La guía comienza con un apartado explicativo sobre las razones por las que se realiza la mutilación genital femenina, con el fin de que los profesionales las conozcan y sepan desmontar los argumentos de las familias a favor”. Desde la tradición cultural hasta las connotaciones religiosas, pasando por el control de la sexualidad de las mujeres, las consecuencias de esta práctica son numerosas a corto y largo plazo. La más grave, sin duda, la muerte de la mutilada por shock o desangrado.