La exposición renacentista o la historia de un fiasco

El 2 de octubre de 1992 se inauguró, por la tarde, la gran exposición “El Renacimiento en Andalucía. Vandelvira y su época”. Fue en la Catedral de Jaén, de la que se ocuparon 1.400 metros cuadrados y vino a cortar la cinta del magno acontecimiento el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves. Era el año del V Centenario del descubrimiento de América y de la Exposición Universal de Sevilla, que ya agotaba sus últimas semanas de esplendor en las inmediaciones del Guadalquivir.

La magnitud de la exposición, con más de 70 maquetas de edificios, maquinaria, útiles de construcción de la época y numerosos planos, documentos y enseres que fue calificada como la muestra más importante de España en su género y una de las más significativas de Europa.

Además, se instalaba en el marco de una joya del Renacimiento andaluz, la Catedral de Jaén, obra del genio de Andrés de Vandelvira. Todo apuntaba al éxito y así fue. Cerca de 98.000 personas la visitaron desde ese día y hasta el último de noviembre, en el que se clausuró.

El presidente Chaves dijo estar “sorprendido orgulloso de la muestra”, que se había preparado en el tiempo récord de seis meses en el marco de los actos culturales periféricos que se organizaron al amparo de la efeméride descubridora y de la Expo y su plan de actuaciones en infraestructuras. Fue ese mismo día cuando el alcalde de Jaén, José María de la Torre, pidió formalmente a la Junta la cesión de la exposición para ser expuesta de forma permanente en un edificio que se habilitaría acorde con la muestra. Chaves no lo desestimó y avanzó que la propuesta se incluiría en el programa Ciudades del Sur. Aunque llegó a firmarse el protocolo de cesión a la ciudad, e incluso a elegir un edificio para albergarla, el proyecto se frustró y durante años, casi desde 2002, nada se ha sabido de ella. Su gloria, corroborada por casi cien mil visitantes y el elogio de los expertos, mudó en aventuras y desventuras durante algo más de 27 años. No está perdida, pero sus maquetas, máquinas, enseres, planos, vídeo promocional, documentos y otros elementos de aquella arquitectura soberbia se han fragmentado. Ahora están repartidos entre Jaén, Úbeda y Sevilla, según la información facilitada a este periódico por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

En el Archivo Histórico Provincial se exhibe la maqueta de la Catedral de Jaén y algunos documentos. El resto está guardado en sus almacenes en un número sin determinar. Úbeda, que acogió la exposición en el mes de abril de 1995, tiene en una sala del Hospital de Santiago una maqueta del mismo edificio por la que no pasa el público. El resto está en Sevilla, bajo la tutela de la Dirección General de Bellas Artes y se utiliza, según la delegación, en exposiciones por municipios.

José María de la Torre vio el potencial de la muestra si se convertía en permanente: “Contribuirá ala explotación de nuestros recursos”, fueron sus palabras. El entonces Ayuntamiento socialista pidió por escrito a la Consejería de Cultura que dirigía José Manuel Suárez Japón, un protocolo de cesión por escrito. Se firmó en Jaén el 20 de mayo de 1994 entre consejero y alcalde. El Palacio del Capitán Quesada se señaló como posible sede. Mientras, las piezas deberían guardarse con mimo en el Archivo Histórico Provincial. Nunca fue al palacio del capitán, pero sí a Úbeda un año más tarde. Miles de visitantes la conocieron en el Hospital de Santiago.

Dormida en sus almacenes, se supo de ellas en 2001, cuando a principios de febrero la Federación de Asociaciones Red Sur de Jaén trasladó al entonces delegado del Gobierno de la Junta, Francisco Reyes, que retomara el asunto. En mayo del mismo año se verbalizó un entendimiento que tampoco cuajó. ¿Sería posible rescatar la exposición ahora que Junta y Ayuntamiento, con el Gobierno central cierran filas en torno a otro intento para que la Catedral sea patrimonio de la Humanidad? Veremos.