La directiva de “San Vicente de Paúl”, al borde de la dimisión

Acusa al Gobierno local de perseguir la degeneración del barrio

04 sep 2017 / 11:20 H.

Cuando, en el verano de 2015, se produjo el relevo al frente de la Asociación de Vecinos de San Vicente de Paúl, la junta directiva que tomó el testigo, presidida por Juan Torres, ambicionaba lo que, durante años, había deseado también su anterior dirigente, Rafael Requena. Quería “levantar” un barrio “abandonado”, alentar la convivencia vecinal y librarlo del estigma social que pesa sobre él, como zona conflictiva y uno de los principales puntos de droga de la capital. Los problemas no eran —ni son— pocos y tampoco menores en un barrio con numerosas viviendas en ruina, reconvertidas por la acción humana en vertederos, y un olvido municipal casi cronificado.

No obstante, consciente de la asfixia económica y financiera que lastra a las arcas municipales y de que la atención al conjunto de los barrios menguaba, la nueva junta directiva redujo el cúmulo de necesidades a una sola demanda: la apertura del callejón de Antonio Díaz. Una “ratonera” a la que tienen difícil acceso Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, equipos sanitarios y de Emergencias, suministradores de servicios básicos y hasta los repartidores.

Pero, después de “presentar cientos de escritos”, de mantener reuniones con las autoridades competentes, de reivindicarlo en los medios de comunicación y en la calle y hasta de llevar esta demanda al pleno, la frustración se ha apoderado de la junta directiva de “San Vicente de Paúl”. “Llevo tres años como presidente y, aunque poco, el Ayuntamiento está haciendo cosas en otros barrios. En este, nada”, lamenta Torres, que confiesa que tanto él, como el resto de miembros de la junta directiva están al borde de la dimisión. “Veo —denuncia— que a cierto sector de la política le interesa que esto siga igual en San Vicente de Paúl y Antonio Díaz”. En el pleno ordinario de mayo, en el que se abordó la situación de Antonio Díaz, el edil de Mantenimiento Urbano, Juan José Jódar, expuso que el suelo por el que se daría salida al callejón está catalogado como no urbanizable, por lo que —apuntó— habría que instar a la Junta a modificarlo, sin que se vea afectado el Parque Periurbano de Santa Catalina. “Tenían que presentar los papeles a la Junta y no han hecho nada”, acusa Torres “tanto al alcalde como a los concejales”. Y reflexiona: “Parece que quisieran que esto vaya degenerando poco a poco y que las malas gentes se apoderen del barrio, porque no arreglan ni una tragona o una papelera. Ni contestan un whatsapp”.

Al desencanto por la situación en la que se encuentra el barrio y el “abandono” municipal se suma la de la asociación de vecinos, sin recursos. Hace seis años que el Ayuntamiento no paga los gastos corrientes a los colectivos. La deuda con “San Vicente de Paúl” asciende a 10.000 euros y, por aquello de que “a perro flaco todo son pulgas”, a principios de año, asaltaron la sede y se llevaron “unos 3.000 euros y todo el mobiliario”. “Estamos peleando con los vecinos, con la Junta de Andalucía, con Sevillana y Aqualia porque la luz y el agua nos comen”, dice Torres y, por parte del Ayuntamiento —se lamenta—, solo reciben la más dolorosa indiferencia.