“La aplicación del modelo de Rogelio Velasco fue errónea”

José Carlos Gómez Villamandos se muestra sensible ante los problemas que plantea Jaén

20 nov 2022 / 16:20 H.
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Son muchas las miradas jiennenses que acapara el consejero de Universidad, Investigación e Innovación, un recién llegado a la Junta de Andalucía con una asignatura pendiente: solucionar el problema de la financiación de los grandes lugares en los que se adquiere el conocimiento. José Carlos Gómez Villamandos (Córdoba, 1962) se muestra sensible ante los problemas que plantea Jaén y se compromete a garantizar el futuro de una institución académica que es clave para el desarrollo de esta tierra.

—¿Qué visión tiene de la Universidad de Jaén (UJA)?

—Una Universidad que, a pesar de su juventud, ha hecho muy bien sus tareas, que ha progresado muy bien y ahí están los resultados con los indicadores en el ranking de Shanghái y, además, muy considerada dentro del sistema universitario español.

—¿Considera usted que los jiennenses tienen motivos para estar preocupados por el futuro de su Universidad?

—En absoluto, no tienen que preocuparse en absoluto. La Universidad va a seguir estando en Jaén, va a seguir desarrollando su actividad y va a contar con la financiación que necesita.

—Los rectores de Andalucía acordaron en la primavera empezar con la redacción de un nuevo modelo de financiación después del que planteó su antecesor, Rogelio Velasco. ¿Cree que podrá contentar a todos?

—En eso estamos. Yo creo que entre todos lo vamos a conseguir. Es cuestión de mucho diálogo, de mucha búsqueda del consenso, de encontrar equilibrios y, lo fundamental, un modelo que nos permita, en un periodo de tres o cuatro años, alcanzar objetivos y mejorar. Si conseguimos garantizar la suficiencia financiera, para que las universidades puedan pagar sus nóminas, y unas variables, no por competitividad sino por mejora de indicadores, creo que estaremos todos de acuerdo. Insisto, no será un modelo que se aplique al cien por cien de un año para otro, sino que lo haremos, esa es mi idea y la de los rectores, de una forma gradual.

—Usted, cuando era rector de la Universidad de Córdoba, apoyó el modelo de Rogelio Velasco. ¿Por qué lo hizo?

—Muy fácil. El modelo del Partido Socialista de 2006, que se prolongó hasta prácticamente 2017, era perjudicial para la Universidad de Córdoba y, sin embargo, este nos beneficiaba. Defendí, como rector, mi Universidad, lo mismo que el de Jaén defendió la suya y, además, con contundencia y mucho respeto. Siendo consciente de las diferencias, asumí el compromiso de todos los rectores de modificar el modelo.

—¿Entendió el enfado de Juan Gómez y la creación de una plataforma para defender la UJA?

—Totalmente. Yo creo que la postura de Juan Gómez la entendimos todos, porque es una persona tremendamente respetada en el seno de los rectores andaluces y nacionales, muy querida, y su forma de actuar, su talante y su lealtad institucional fue lo que determinó que asumiéramos ese compromiso. Si el rector hubiera sido de otra forma de ser, no al servicio del sistema universitario, a lo mejor no todos hubiéramos estado tan de acuerdo.

—¿En alguna fase del proceso de reparto del dinero previsto para 2022 se ha considerado el modelo de Rogelio Velasco?

—Evidentemente, hay una cuestión que es indudable: una ley que hay que mantener. El acuerdo de los rectores y el que ha decidido la sociedad jiennense era que se garantizase el 2,8%. Así ha sido. Hay que tener en cuenta que estamos en noviembre, llegamos al Gobierno a finales de julio y hasta septiembre no nos pusimos a trabajar, por lo que era imposible hacer un cambio de este tipo, con lo que hemos hecho ha sido cumplir con los acuerdos en ese 2,8% y, ahora, con la subida salarial aprobada por el Gobierno este año, incrementar un 1,5%.

—¿Quiere decir que sí o que no?

—Las bases se han tenido que aplicar, pero sólo en una parte de la financiación.

—¿Por qué, si es considerado fallido, se usa para distribuir la financiación de un año?

—Porque si no tenemos modelo, no podemos distribuir el dinero. Es una cuestión meramente legal, o era eso o dejar sin financiación las universidades.

—¿A qué obedecen las desigualdades que se producen en los incrementos entre universidades? Unas suben un 10%, otras apenas un 3%...

—La filosofía general del modelo la podemos compartir todos, que es hacer a nuestras universidades más competitivas, pero falló la aplicación. En cualquier caso, el modelo de 2021 y su aplicación en 2022 es ya historia, porque yo lo que estoy pensando ya es en el futuro y en esos tres o cuatro años que vienen por delante.

—¿Por qué la Universidad de Jaén y la Pablo de Olavide son las que están a la cola?

—Por los errores en la aplicación de los indicadores y por los errores de base en el planteamiento del modelo. Esto lo dijimos los rectores en su momento, pero llegó la pandemia y todo se dificultó. Sí tengo que reconocer que tuvieron una valentía enorme en poner un modelo encima de la mesa, aunque luego la cosa terminó como terminó. Los últimos gobiernos socialistas lo intentaron, pero no llegaron a dar el paso.

—¿El dinero adicional que recibirán universidades como Granada o Córdoba se consolidará en 2023?

—Eso lo tendremos que decidir dentro del modelo para que la suficiencia sea para todos, no es cuestión de quitar a nadie, sino de compensar las posibles diferencias, siempre según las necesidades que tengan las universidades.

—¿Cuáles son los criterios de reparto que usted considera que debe tener el nuevo modelo?

—Hemos tenido varias reuniones y el viernes tuvimos la primera después de que el Consejo de Gobierno aprobara la puesta en marcha del nuevo modelo. Hay una premisa que es la suficiencia financiera, es decir, que las universidades tengan dinero para realizar su actividad diaria y, luego, a partir de ahí, contratos programa con cada una para que ese margen de mejora que tienen las podamos ir aplicando. Hay algunas que tienen problemas de personal, que además no se ajustan a la futura Ley de Universidades, y tenemos que ayudarlas para que eso se cumpla. Sin embargo, otras, como el caso de la de Jaén, tienen buena estructura de personal y habrá otros indicadores que sean los que nos tienen que ayudar a otra mejora. En cualquier caso, eso será ya fruto de reuniones con los rectores.

—¿Qué porcentaje es necesario para poder conseguir esa suficiencia financiera?

—Ahora mismo, aproximadamente, de todo el dinero que reciben las universidades, en torno al 6,5 o 7%, o al contrario, un 93% se dedica al pago de nóminas, y el resto, a gasto corriente o a las distintas políticas que marca cada una. Esos porcentajes son los tradicionales y lo que tenemos que analizar es si son los adecuados. Eso sí, necesitamos una buena política de personal para mejorar la competitividad y, después, intentar incrementar. Tampoco tenemos que olvidar otras partidas financieras que no se consideran, pero que son importantísimas, a través de fondos europeos o ahora con los de resiliencia. Todos tenemos que adaptarnos a una crisis internacional en la que habrá que hacer ajustes, pero sin comprometer la viabilidad de ninguna Universidad.

—¿Por qué no se ha derogado todavía el modelo anterior?

—Pasa igual que con la pregunta de por qué hemos aplicado el modelo en 2022; si nosotros derogamos, nos quedamos en un vacío legal y no tenemos criterios de distribución, por lo que nuestro compromiso es conseguir un nuevo modelo para primavera, si puede ser antes, mejor. Lo importante es saber dónde queremos llegar.

—Hay quienes dicen que las desigualdades financieras entre las universidades desembocan en desequilibrios territoriales. ¿Qué opina usted?

—Totalmente. Las universidades son el núcleo de desarrollo de una provincia. Todas hemos hecho estudios sobre nuestro impacto, de tal forma que yo no me imagino Jaén sin su Universidad y sin la economía que mueve, porque ya no es sólo el dinero que procede de la Junta de Andalucía, sino todo el que es capaz de captar desde fuera, a través de proyectos, de convenios y toda la movilidad que gestiona. Yo creo que si tiene 97 millones de euros, puede tener un impacto de 300 millones de euros, por lo que no nos podemos ni imaginar lo que sería sacar ese dinero de esta tierra. Generalmente, por cada euro que reciben las universidades de la Junta de Andalucía generan entre tres y cinco en el territorio.

—Aparcada la financiación, ¿cuáles son los retos en materia de Innovación?

—Las universidades, por mucho que se diga que son estructuras pesadas e inmovilistas, no hay nada más contrario a eso, porque están un continuo proceso de mejora y de cambio y no conozco a ninguna que no pida innovar ni a ningún rector que no dé respuesta a esas demandas. Donde tenemos que mejorar mucho es en ser capaces de generar más emprendimiento. A Jaén le pasa como a Córdoba, que está en un entorno económico más complicado, fundamentalmente agrícola, y con unas dificultades en ese sentido, por lo que es muy importante tener una Universidad que sea capaz de generar empleo y de capacitar a los estudiantes para que puedan producir empresas que den trabajo de calidad. Generar oportunidades en nuestros territorios es el gran reto.

—¿Y en Investigación?

—La Universidad tiene unos excelentes indicadores, está a la cabeza de las tres o cuatro mejores de Andalucía y la animo a que siga en esa línea. Nosotros queremos financiar directamente los programas de financiación.

—¿Cree que cualquier andaluz puede estudiar hoy en día independientemente de la economía que haya en su casa?

—Yo creo que sí. Hoy en día debemos tener en cuenta que los precios están bonificados. Luego están las becas del plan general y, además, las universidades andaluzas tienen programas solidarios. No queremos que nadie se quede sin estudiar por motivos económicos. Precisamente por eso vamos a estudiar que la segunda y tercera matrículas, en aquellas personas que en un contexto económico tengan dificultades para realizar estudios, ayudarlas. También hay gente en riesgo de exclusión social con capacidades para estudiar y que por sus condiciones no tienen la nota que necesitan, por lo que queremos incluir en el decreto de admisión una plaza más en cada una de las titulaciones para que puedan entrar con independencia de la nota de corte.

—¿Es partidario de las becas generalizadas?

—No, la bonificación tal y como está responde a una demanda social, pero las generalizadas no me parecen oportunas.

—¿Le parece bien el sistema de acceso a la Universidad?

—Se critica mucho y la verdad es que sería mucho mejor que tuviéramos un sistema único en todo el territorio nacional en aras de una igualdad de oportunidades, pero evidentemente es complicado, porque siempre habrá alguna comunidad que se oponga. El sistema, tal y como está, equilibra mucho las diferencias que se producen en las notas de Bachillerato, que valen el 60%. En cualquiera caso, todos deberíamos luchar por tener una prueba de acceso lo más homogénea posible en criterios de evaluación y en contenidos. Para ello sería necesario un sistema único o lo que hemos pedido al Gobierno: que la alta inspección educativa, que tiene el Estado, actúe en ese sentido.

—¿Están las universidades enraizadas en la sociedad?

—Hay una apertura a la sociedad, no sólo ya en compartir actos, sino contribuyendo de forma eficiente al desarrollo de cada provincia. Ya no es sólo el impacto económico, sino la solución de problemas a través del conocimiento.

—¿El mapa de titulaciones actual responde a las necesidades de cada territorio?

—Ahí tenemos que hacer un cambio. Ahora mismo la oferta es la que es, está frenada desde 2010, lo que nos ha hecho perder competitividad nacional e internacional. Queremos hacer uno nuevo, pero no estable, sino dinámico, de tal forma que, de acuerdo con las necesidades del entorno, las universidades puedan ofertar títulos.

—Con la experiencia de Córdoba como telón de fondo, ¿ayudará el Grado de Medicina a mejorar el sistema sanitario?

—Seguro. Tener Medicina significa tener unos profesionales sanitarios que van a compartir su experiencia con los estudiantes, lo que enriquece tanto a unos como a otros. Espero que dentro de no mucho tengamos un Instituto de Investigación Biosanitario acreditado por el Carlos III. Creo que el capital humano lo tiene la Universidad y el sistema de Salud en Jaén y lo que hay que propiciar es que se encuentren y desarrollen juntos su actividad.

—¿Qué visión tiene de Jaén?

—Es una provincia hermana, que se parece mucho a la de Córdoba por su entorno socioeconómico. Tengo grandes amigos, con lo que es una tierra a la que quiero y me encanta, con un paisaje que es una auténtica maravilla.

—¿Qué se oye en Sevilla de ella?

—Tengo que decir que la consejera de Salud, Catalina García, no nos permite que nos olvidemos ni un momento de Jaén. La tengo sentada al lado en el Consejo de Gobierno y en cada sesión me pregunta siempre “¿cómo va mi Universidad?”. Es una tierra querida. Estoy pendiente de traernos al presidente, Juanma Moreno, a inaugurar el centro de Investigación y Transferencia Empresarial.

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