Juan Gómez: “La Universidad de Jaén debe ser de todos, una marca blanca”

El rector de la Universidad de Jaén destaca en su balance fin de mandato, entre otras cuestiones, el esfuerzo por imbricarla en la sociedad

22 mar 2023 / 18:27 H.
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LA ENTREVISTA

Ocho años son pocos en el cómputo de una vida y, a la vez, una eternidad en la más tierna infancia. Juan Gómez Ortega (Jaén, 1963) llega al final de su doble mandato al frente de la Universidad de Jaén con una mezcla de sensaciones. Transcurrió mucho tiempo y, a la vez, todo fue a la velocidad de la luz. Depende siempre del cristal con el que se mira, sobre todo si media una pandemia. Puede respirar tranquilo, en la necesaria rendición de cuentas, ante el cumplimiento de una máxima que heredó de sus antecesores cuando se embargó en esta aventura: “Un buen rector puede pasar desapercibido, pero un mal rector, nunca”.

—¿Qué ha ganado la Universidad de Jaén con Juan Gómez?

—No con Juan Gómez, sino con mi coordinación y con el trabajo de toda la comunidad universitaria. La Universidad de Jaén ha dado un salto cualitativo en estos ochos años y, en realidad, no ha hecho más que mejorar desde que se creó. Tenemos una mayor capacidad de captar fondos de investigación y docentes competitivos, el Grado de Medicina, nos hemos convertido en un actor fundamental en la actividad cultural de esta provincia, hemos invertido cincuenta y cinco millones de euros en infraestructuras necesarias y, en este sentido, los campus de Jaén y de Linares tienen un nivel de instalaciones óptimo, aunque queda por ampliar, evidentemente. También hemos apostado por las personas, por sus condiciones laborales, por su formación, por su estabilidad y, en este sentido, están mejor que hace ochos años en muchos aspectos. Los estudiantes han sido, en los dos mandatos, objeto de nuestra ocupación fundamental. La carta de servicios que se ofrece es enorme, hemos conseguido revertir la tendencia de alumnado de nuevo ingreso con una estrategia valiente, apostamos por los que necesitan financiación o ayudas especiales, por los objetivos de desarrollo sostenible... Y más cosas. Sí me gustaría destacar que hemos hecho un gran esfuerzo, y lo hemos conseguido, para que la Universidad esté imbricada en la sociedad, tanto con programas como con mi presencia en todo lo que he podido.

—Hay quienes echan de menos más presencia física en el centro de Jaén para sentir cerca la Universidad. ¿Qué opina?

—Fundamentalmente en el casco histórico. Mi opinión es muy clara. Tenemos un modelo de funcionamiento basado en campus anglosajón, donde todo está en un mismo espacio, lo que tiene las ventajas de la optimización de recursos. El rector es una persona que tiene que estar en contacto con la Universidad, por lo que si tuviera que estar fuera del campus perdería un porcentaje enorme de cercanía, de tiempo y de capacidad de interacción. Tenemos un edificio, la antigua Escuela de Magisterio, en la que hacemos actividades que entendemos que tienen que estar cerca de la ciudad, como el programa de mayores, el emprendimiento, la cultura... En cualquier caso, la Universidad siempre está dispuesta a apoyar proyectos en el casco histórico, pero no nos corresponde y tampoco tiene sentido trasladar una facultad porque rompería el modelo de campus.

—¿Están los docentes enraizados en la sociedad?

—Hay gente que más y otros que menos. Hemos hecho un esfuerzo desde el área de Comunicación para que nuestros investigadores entiendan que tienen una responsabilidad divulgativa y de opinión como expertos que somos en diferentes materias que hay que ejercer. Es una rendición de cuentas y, aunque hemos dados pasos importantes, hay que dar más. Hemos creado formatos que implican a cientos de docentes, como la Noche de los Investigadores. Vamos bien.

“Hemos hecho un gran esfuerzo, y lo hemos logrado, para que la Universidad esté imbricada en la sociedad...”

—¿Cuál será su impronta?

—La Universidad es una institución con un muy variado catálogo de actividad. En la docencia, lo que más destaca, evidentemente, es Medicina, porque era un proyecto muy esperado y deseado y, además, es importante para la Universidad y para la provincia, porque va a ayudar a generar un cambio en el ecosistema sanitario que se completará con la Ciudad Sanitaria, un proyecto que no me corresponde a mí. El título completa la Facultad de Ciencias de la Salud, pero hay muchos hitos más, como los sistemas de garantía de calidad, los másteres, los doctorados, el programa de formación complementaria, la captación de fondos e investigadores en el ámbito internacional... Podría decir muchos.

—¿Alguna espinita clavada?

—No, no. Cuando uno se presenta a algo tan complejo como es ser rector de tu Universidad, plantea un programa electoral que, en mi caso, han sido dos manuales de gobierno en forma de compromisos y contratos con la comunidad universitaria. Siempre los llevo en mi mochila, subrayados. Hace cuatro años hice un balance y dije que más del ochenta por ciento estaba conseguido y ahora diría que básicamente igual, un porcentaje muy alto de cumplimiento incluyendo la pandemia que hemos tenido por medio. Sin embargo, siempre hay algo que no se ha podido hacer, como algún título que me gustaría haber montado y que no ha sido posible, como el de Agroalimentación, que es muy importante, porque es una forma de aportar desde la Universidad a un sector que es líder en Andalucía, pero no ha podido ser hasta ahora porque la normativa no lo permitía. Se ha podido poner en marcha Medicina porque procedía de 2010.

—¿En qué tiene que mejorar esta institución?

—Hay cosas que se pueden mejorar. En docencia, el mapa de titulaciones se tiene que regularizar. En investigación, vamos por el buen camino y la clave está en consolidar la competitividad que tenemos en el ámbito internacional y en ser atractivos para grandes investigadores. En infraestructuras, ya estamos llenos y necesitamos ampliación. Hay cosas que se pueden hacer, pero tampoco quiero yo marcar el camino a quienes han decidido presentarse a las elecciones.

—¿Qué opina del borrador del decreto de titulaciones?

—Las universidades andaluzas hemos hecho nuestras alegaciones y vamos a ver en qué quedan.

“Mi programa han sido dos manuales de gobierno en forma de compromisos con la comunidad universitaria”

—¿Qué alegan?

—Son cuestiones técnicas. De todas formas, yo sí creo que en el ámbito andaluz, aunque es complicado, deberíamos sentarnos y analizar el mapa de titulaciones para conjugar una oferta adecuada a la sociedad con la necesidad de atender y desarrollar cada Universidad individualmente, es decir, un sistema coordinado, que haya una estrategia individual y, a la vez, colectiva de forma compatible. Es difícil, pero hay que hacerlo.

—¿Tiene el sector del aceite el peso que debe tener en la oferta académica?

—Yo doy datos. Tenemos un Instituto Universitario de Investigación; de los 123 grupos de investigación, 50 o 60, de forma directa o tangencial, trabajan el tema del olivar desde diferentes perspectivas; tenemos una cátedra de comercialización; másteres específicos, y podemos hacer más, seguro, pero tenemos un plantel importante. El problema es que se trata de un sector complejo y nuestro papel tiene que ser desde la gestión del conocimiento, ni más ni menos.

—Ahora que se va... ¿dijo todo lo que pasó cuando dio el golpe en la mesa con el problema del modelo de financiación?

—Lo he contado todo.

—¿No se quedó nada?

—No. El modelo que había encima de la mesa hace un año era inaceptable para esta Universidad y para la mayoría, porque no era bueno, algo que dijimos hace cuatro años. Desde el primer momento, como rector, ejercí mi responsabilidad, de tal forma que puse de manifiesto mis temores con todo el ímpetu y, al final, conseguí el propósito de que el modelo no se aplicara. No fue sencillo. La Universidad de Jaén, este rector y la sociedad jiennense lideraron el proceso. ¿Por qué? No era mi pretensión liderar nada, sino decir lo que tenía que decir. El modelo se paralizó con unos compromisos en los que, ahora, estamos, de tal forma que estoy convencido de que el nuevo será el mejor para el sistema universitario y que integrará los intereses de todos y en un contexto económico que es el que hay. Estoy defendiendo que el punto de partida no puede ser el que se planteó, se tiene que corregir, tendrá contratos programas, garantizará la suficiencia financiera y arreglará los problemas que generó. El lunes convocamos elecciones, seguiré trabajando y tendrá que continuar el que venga.

—¿Recibió presiones para no acudir a la manifestación convocada por la Plataforma en Defensa de la Universidad?

—No, lo digo con toda la garantía del mundo, ni en eso ni en nada. Me puedo equivocar, pero procuro actuar con honestidad y haciendo lo que considero que es mejor para la Universidad. Lo mismo que fui contundente cuando tuve que poner encima de la mesa que el modelo era inaceptable y recibí muchos palos, lo hice porque tenía claro que había que pararlo. Llegamos a un acuerdo y fui coherente. Lo que no podía hacer es ir a una manifestación diez horas después de firmar un acuerdo. Sabía que habría gente que no lo entendería, pero esto es así, antes me criticaron algunos por dar el golpe en la mesa y luego otros por no ir a la protesta. Hice lo que tenía que hacer en cada momento. Nadie me llamó ni al principio ni al final.

Juan Gómez: “La Universidad de Jaén debe ser de todos, una marca blanca”

—¿Tuvo el respaldo de los rectores de Andalucía?

—Cada uno defendió sus intereses, pero todos dijimos, en enero de 2020, que aquello no iba por buen camino. Escribimos un documento en el que expusimos punto por punto lo que no funcionaba y, cuando se pusieron cifras sobre la mesa, se complicó todo, pero estábamos de acuerdo en que era inaceptable.

—El exrector de la Universidad de Córdoba, ahora consejero, respaldó el modelo anterior...

—Vamos a ver, lo importante es que el consejero dijo que el modelo actual no se iba a basar en el anterior y lo está cumpliendo. La hoja en la que empezamos a trabajar era en blanco y en ello estamos.

—¿Qué opina de la Plataforma en Defensa de la Universidad?

—Lo digo y lo mantengo, agradezco que la sociedad echara una mano a la Universidad, la plataforma y un montón de colectivos, en un momento tan complicado. Me sentí arropado.

—¿Mediatiza su agenda?

—No, ni la plataforma ni nada.

—¿Cómo ve las nuevas generaciones de universitarios?

—Yo no diría de universitarios, sino las nuevas generaciones en general, porque el mundo está cambiando, no ya sólo por la pandemia, sino por una revolución social motivada por el uso de las tecnologías. Lo hace, además, a una velocidad de vértigo y con una permeabilidad global terrible. En este sentido, los universitarios vienen de ahí, con otras perspectivas, otros conocimientos... No estoy de acuerdo con esa idea frívola de que los jóvenes de hoy en día están peor preparados, no. Es cierto que puede haber carencias, lo mismo que las había antes, pero el mundo actual es distinto y hay que aprovecharlo. Hay una generación de universitarios que tienen muchos valores, porque hay de todo, pero son gente que no se asustan por muchas cosas, que saben moverse por el mundo, que no tienen miedo a ir o a volver de un país, que tienen una ventana a la información que les genera muchas inquietudes... Es distinto.

—¿Ha revolucionado la pandemia la Universidad?

—Sí y no. Sí, como el resto de la sociedad, porque esto ha sido un tirón de orejas. No, porque el cambio que se ha producido en la Universidad va en la senda de la transformación, pero no ha modificado el modelo organizacional. Hay todavía muchos retos que cumplir en materia de digitalización. La pandemia lo que ha hecho ha sido acelerar los procesos que iban poco a poco y que supondrán un cambio tremendo. La Universidad se tiene que poner las pilas, porque no podemos hacer como el avestruz.

—¿Le ha cambiado la vida?

—Mucho. Cuando te eligen rector, te cambia la vida desde muchos aspectos. Primero en el de la responsabilidad, es lógico en una institución como esta. Esto es un trabajo de veinticuatro por siete por trescientos sesenta y cinco. Cambia la rutina, la exposición pública, el grado de responsabilidad, el nivel de las problemáticas y, aunque es una experiencia impagable, magnífica y un honor, vitalmente es un giro enorme porque no tienes tiempo para nada que no sea la Universidad. En mi caso, no sólo tuve la aprobación, sino la complicidad de mi familia, pero se resiente mucho. Estoy convencido de que ahora me va a volver a cambiar.

La Universidad, este rector y la sociedad jiennense lideraron el proceso para paralizar el modelo de financiación...”

¿Le costará regresar al pie de las aulas?

—No, yo soy profesor de la Universidad. Tendré que reciclarme, porque la actividad docente no es sólo académica, sino que implica investigación, divulgación, promoción de la cultura del emprendimiento y muchas cosas. Volveré con gusto.

—¿Le ha tirado los tejos algún partido político?

—No, la gente me conoce. He procurado situar a la Universidad al margen de la política, aunque lógicamente hemos tenido que convivir. Yo no he estado ni a favor ni en contra de nadie, sino a favor de la Universidad de Jaén, que debe ser de todos, una marca blanca. Yo quiero seguir así.

—¿Es diferente, ahora, su visión de la provincia?

—Claro, porque la conozco mucho más. Soy jiennense, pero me fui a estudiar fuera y fui profesor muchos años en la Universidad de Sevilla. Cuando volví a Jaén lo hice porque, modestamente, creí que podía aportar algo a mi provincia y eso es lo que he intentado en estos años desde una posición privilegiada que me ha permitido ver mejor esta tierra. No ha cambiado mi visión, pero sí sé más y tengo una mirada más real y subjetiva.

—¿Cuál exactamente?

—Es una provincia que tiene un gran potencial. Nos lo tenemos que creer, hay que reivindicar y aprovechar las oportunidades, que a veces pasan muy rápido, lo que implica esfuerzo. Aquí hay gente muy brillante, tenemos que reclamar que el contexto en el que esas ideas se tienen que desarrollar debe mejorar, porque es cierto que no estamos bien tratados, históricamente, pero debemos tener claro que esta provincia tiene que explotar.

—¿El Cetedex ayudará en ese intento de explosión?

—Es un proyecto basado en un centro que genera conocimiento que no se puede desarrollar sin una Universidad a diez metros, por lo que puente de plata, lo que haga falta. Tiene un componente de beneficio mutuo y haremos todo lo que esté en nuestra mano. Es una fuente de oportunidades de empleo y desarrollo de investigación, de nuestros egresados y de captación de fondos.

—¿Es bueno que sean reñidas las elecciones a rector?

—Al respecto lo que puedo decir es que, como conozco lo que es ser rector, hay que agradecer a la gente que ha manifestado su intención de presentar candidatura, que hayan dado ese paso, porque es una decisión complicada. Es bueno que haya debate en general siempre. Estaré al margen y, cuando salga el rector o rectora, seré un peón más para aportar a esta Universidad desde el lugar que me corresponda.

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