José Aznar: “Es la mentira que nos creamos”

El médico y psicoterapeuta ofrece de manera altruista terapias por toda España

15 ene 2023 / 19:18 H.
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LA ENTREVISTA

La psicoterapia cada vez está más aceptada en la sociedad, así como los problemas que derivan de la salud mental. Sin embargo, José Aznar lleva años practicándola de manera altruista para que las personas aprendan a conocerse y eliminar así sus miedos y frustraciones

—¿Cómo comenzó su trayectoria profesional?

—Yo comencé estudiando Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona. Después me dieron una plaza en el Hospital Clínico de Barcelona, hasta que mi madre me legó su negocio, un garaje que ella llevaba. Le dije que sí, por supuesto, por lo que me puse a llevarlo. Ahí me dí cuenta de que lo que de verdad me gustaba a mi era la Psicoterapia. Por eso, llegó un punto en el que decidí dejarle el control del garaje a un socio, al que le pagaría un tanto al mes, mientras que yo me dedicaba a hacer psicoterapias, que era lo que me gustaba realmente.

—¿Y qué le atrajo para realizar las psicoterapias?

—Mientras estudiaba Medicina, me di cuenta de que tenía, como todas las personas tenemos, miedos, tristeza, rabia, culpa, sentimiento de inferioridad, orgullo, quejas, juicios... En fin, todo eso. Entonces, busqué ayuda de un psicoterapeuta. Era un psicoanalista y estuve un tiempo con el, y aprendí allí a conocerme a mí mismo. Después fui a otro psicoterapeuta que hacía análisis transaccional, y me conocí un poco más. Luego también hice Gestalt y también hice Eneagrama, que son teoría de la personalidad. Todas estas te explican lo que ocurre en la mente y, de esta manera, conocerte mejor. Lo fundamental es observarse, observar los pensamientos, las emociones, lo que hablas, cómo reaccionas a las situaciones... Y así, poco a poco, observando el examen que cada uno de tenemos de nosotros mismos. Somos esa presencia, esa consciencia que observa la mentira de nosotros mismos. En la mente están todos esos pensamientos y emociones negativas que nos montamos desde que somos pequeños sin que nos demos cuenta.

—¿Por ejemplo?

—Pues mire, son pensamientos y emociones que son mentira pero nos los creemos. Por ejemplo, llega a casa el papá y está el niño o niña en casa. El papá llega un poco enfadado. Al cabo de un rato, se enfada con el niño, y éste reflexiona. Adecuadamente, confronta la realidad: Bueno, i papá se ha enfadad conmigo, pero mi papa me quiere y yo le quiero. Eso sería el razonamiento normal. Pero en cambio, el niño o la niña muchas veces piensa que su papá se ha enfadado, y nos viene un pensamiento rápido: Claro, es que mi papá no me quiere. Y vamos aún más allá con la mentira: y no me quiere porque soy un trasto, porque soy malo, porque no valgo... Y el niño o niña se lo cree sin darse cuenta, y lo envía al inconsciente. Esa idea y esa emoción, inconscientemente, dirige muchas veces nuestras vidas. Por ello, se trata de observarse, conocerse, conocer la mente, las emociones, los pensamientos negativos y tratar de apartarlos, de dejarlos pasar.

—¿Qué ocurre si no se hace este análisis?

—Debes decidir identificar esos pensamientos y emociones en las que no eres tú, pero que te las crees sin darte cuenta. Es una mentira que te hace sufrir, y claro, se hace un tremendo daño que no te deja hacer tu trabajo, o no te deja ser el que eres. Es que cada uno de nosotros somos paz, somos amor, somos alegría, somos todas las virtudes del ser humano de siempre, es decir, somos paciencia, perseverancia, asertividad. Es decir, podemos decir no, pero sin enfadarnos, con amor, de modo que el otro pueda entender. Y nosotros también aceptar las situaciones que no podemos cambiar, no pelearnos con la realidad. Y vemos también desde el poder, en lugar de juzgarnos a nosotros o a los demás, comprendernos a nosotros y a los demás. Porque todos tenemos una negatividad y si no nos damos cuenta, muchas veces caemos en cosas, pero no solo yo, cualquiera. Entonces uno se hace comprensivo, se hace, empatiza y comprende que el otro caiga, pues así como tú caes en cosas y el punto de poder, pues es en la actitud positiva de la vida, pensar que todo irá bien en este y esperar la valentía, la fortaleza, la confianza en uno mismo, en la capacidad y en la potencia de cada uno de nosotros. Todo esto es lo que somos realmente.

—¿Quién puede practicar la psicoterapia?

—Si se estudia la psicología clínica, se puede hacer psicoterapia. El psicoterapeuta se puede llamar psicólogo. O bien puede ser cualquier persona que haya pasado por un proceso de conocimiento personal profundo. Solo de esta manera uno puede ayudar al resto de personas a conocerse. Se llama psicoterapia a través de la palabra, de las emociones. De que una persona vaya y explique qué le pasa, y que el otro escuche y le ayude a conocerse a través del tiempo, una vez a la semana, dos veces o el tiempo que se acuerde.

—¿Se le de suficiente importancia a la salud mental ahora?

—Yo creo que cada vez más. Es decir, cada día que pasa tiende a normalizarse. Que cada uno tenemos una negatividad, pero esa negatividad nos entorpece la vida, y nos hace sufrir también, claro. Igual que en las relaciones entre las personas.

—¿Ha cambiado mucho la percepción de este mal en los últimos 30 o 40 años?

—Sí, creo que ha cambiado mucho. La gente ha ido conociéndola, y las personas han sido más abiertas a aceptar este tipo de dolencias. Poco a poco han salido más a la luz, estando más normalizada la psicoterapia, los libros de autoayuda y demás. Es cierto que antes era un tema más tabú. La gente decía “yo estoy sano”, y del que está deprimido se pensaba “qué tontería más grande”. Pero cada vez los seres humanos nos damos cuenta de que tenemos nuestra problemática, porque cada día somos más sinceros con nosotros mismos. En ese punto normalizamos la cosa.

—¿Está la Sanidad haciendo lo suficiente para apoyar a la ciudadanía en este mal?

—Es cierto que era uno de los problemas que padecía, pero cada vez se intenta más. Desde luego, desde el Gobierno y las autoridades, creo que poco a poco se intenta aportar el máximo en el apartado de la salud mental, sobre todo porque la sociedad lo demanda cada vez más.

—¿Cuánto tiempo lleva haciendo conferencias?

—Desde hace muchísimo tiempo realmente. Comencé cuando trabajaba en el Hospital Clínico de Barcelona, donde ya hablaba de estas cosas. Después, lo de moverme por toda España, por distintas provincias, hablando en los medios de comunicación ha sido en los últimos años. He dado muchísimas entrevistas a todo tipo de medios.

—¿Y qué le parece esta cobertura mediática?

—Pues hablamos siempre sobre psicoterapia, por lo que la gente pude darse cuenta de que, desde casa, enchufando la tele, la radio, o leyendo un diario, el miedo se puede superar, o la tristeza se puede superar. Y que se pongan manos a la obra, a quererse más. Pero eso es un problema que tenemos todos. Con esos pensamientos y emociones negativas nos tratamos mal. Pero se trata de quererse. Perseguirse a sí mismo que es lo más difícil que hay, porque supone observar la mente y decir que no a lo que durante toda tu vida le has dicho que sí. Y poco a poco vas cambiando y vas encontrando que la felicidad real está dentro de cada uno de nosotros. Consiste en ser lo que somos. Si tú eres lo que eres, significa paz, amor, alegría y sentimiento de plenitud.

—Normalmente nos damos cuenta de que padecemos de salud mental cuando ya hemos pasado un momento crítico ¿Por qué no nos enseñan a conocernos e identificar emociones desde pequeños?

—Sí, exacto. Lo hablo a menudo en mi libro “El ser y el ego, un camino hacia la luz”. Lo hablo también en mis conferencias. Sería bueno que los niños, desde pequeñitos en las escuelas, así como hay Matemáticas, Física y Biología, que son muy interesantes, también pudiera haber cada semana o cada dos semanas una visita de psicoterapeutas. Irían a las escuelas a enseñar a los niños a manejarse con sus emociones, a conocerse, a tratarse bien a sí mismos, a intentar eliminar las frustraciones. O al menos esas manera tan impulsivas de vivirlas. Que poco a poco aprenderán a quererse. Aún así, mis conferencias siempre están abiertas a todo el mundo, justamente para que conozcan la psicoterapia y esa puerta que tienen delante pero les cuesta abrir.

Jaén