In memoriam: Ildefonso Serrano-Gámez, un empresario de acero
El fundador del grupo que lleva su nombre ha fallecido a los 85 años y será enterrado este lunes en Jaén

Empresario, de Jódar, donde nació en 1937, y hecho a sí mismo. Era maestro, pero el rumbo de su vida giró hacia el mundo de la empresa. Referente del empresariado jiennense, de la empresa familiar adaptada permanentemente al devenir de los tiempos, e influyente, Ildefonso Serrano-Gámez Mengíbar ha fallecido este domingo a los 85 años. Esta tarde, a las cinco y media, tendrá lugar el funeral de entierro y misa de córpore insepulto en la basílica menor de San Ildefonso de la capital. Sus restos mortales serán enterrados en el cementerio San Fernando.
Serrano-Gámez comenzó en su municipio natal una larga trayectoria empresarial que continúan sus herederos. Comenzó con su hermano José María. Montaron un almacén de hierros que marcó sus señas de identidad empresarial. La empresa familiar siempre se ha conocido como Hierros Serrano-Gámez, aunque su posterior expansión y diversificación —también en la construcción— le llevaría a formar el Grupo Serrano-Gámez, cuyos orígenes hay que datarlos en 1970. La expansión de la empresa comenzaría en 1973. Entonces el empresario montó en el Polígono Los Olivares el almacén distribuidor de hierros y aceros más importante de la provincia. Desde entonces no dejó de crecer y ampliar productos y servicios a sus clientes en Jaén y fuera de la provincia, en Montilla-Córdoba, Guadix-Granada y Utrera-Sevilla como centros de servicio y distribución, hasta llegar a construir un centro de distribución en Ontígola (Toledo), en el Parque Empresarial Los Albardiales, para los clientes del sur madrileño. Había desarrollado la empresa un centro de servicios del acero con gabinete técnico de ingeniería, corte, taladro y tratamiento de superficie en perfiles estructurales.
Con el tiempo llegaría la actividad en la construcción y en el sector inmobiliario. Tenía las ideas claras y la expresaba acorde con ello: “Los pisos son caros porque el suelo ha multiplicado por cien los costes en diez años”, le decía al director de Diario JAÉN, Juan Espejo, en 2005, en una entrevista, refiriéndose a Jaén. Miraba más allá del metal y del ladrillo. Esta otra frase, aunque reiterada, recoge su visión sobre el futuro económico de la provincia en aquellos primeros años del nuevo siglo: “Todo pasa porque sepamos y aprendamos a vender el aceite de oliva; es la riqueza, el monocultivo que tenemos en Jaén”. También la familia se dedicó al olivar y al aceite de oliva. Asimismo, quiso Ildefonso Serrano-Gámez sacar de sus penurias endémicas al Real Jaén, coger el timón y ponerlo en vereda, pero no hubo entendimiento sobre las condiciones con el Ayuntamiento y quienes lo gobernaban entonces. A lo largo de su trayectoria el empresario y su Grupo recibieron reconocimientos y galardones. Queda como un hito el premio a la mejor empresa familiar de Andalucía que le entregó el Instituto San Telmo de Málaga en el año 2006. Valoraba entonces el jurado del premio su expansión y diversificación en productos siderúrgicos y suministro industrial y, ala vez, su creciente actividad en el sector inmobiliario y también en el del mueble. En lo personal, era un hombre profundamente religioso y un referente para toda la comunidad jiennense del Opus Dei.