Ilustres difuntos y anónimos en la Catedral

El templo alberga intramuros historias de personajes eclesiásticos, entre ellas la del obispo insepulto

31 oct 2022 / 18:37 H.
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Es el primer templo de la provincia y atesora belleza e historia. De hecho, la Catedral de Jaén destaca por muchos motivos, todos ellos únicos y relevantes, pero también alberga secretos intramuros que tiene que ver también con la celebración del Día de Todos lo Santos y de Todos los Difuntos. Son historias que forman parte de la Catedral, de los jiennenses, y explican en buena parte algunas de las razones por las que la Catedral, en cuanto a estilo o estructura es cómo es. El lugar más destacable del asunto que nos ocupa, los difuntos, es el Antiguo Panteón de Canónigos, que fue la primera zona construida por Andrés de Vandelvira, destinada a albergar los cuerpos de los miembros del Cabildo que pidieran ser enterrados allí. Este espacio funerario cumplió su función hasta poco antes de mediados del Siglo XIX, momento en que se abrió el cementerio de San Eufrasio. Entonces dejó de ser lugar de enterramiento de canónigos. Ese panteón es hoy el Museo Catedralicio. El antiguo Panteón de Canónigos y cripta es un espacio tripartito. Desde esta primera estancia se accede a la cripta propiamente dicha, que cuenta con el espacio de mayor amplitud de esta sala. Se accede a través de una portada flanqueada por columnas adosadas con capiteles jónicos sobre cuyos entablamentos descansan figuras femeninas que representan el triunfo de la fama y el mérito sobre la muerte, algo apropiado al tratarse del lugar de sepultura de los canónigos.

<i>Momia del obispo Alonso Suárez. / Archivo Diario JAÉN.</i>
Momia del obispo Alonso Suárez. / Archivo Diario JAÉN.

A continuación, en la Capilla Mayor de la Catedral e encuentra enterrado el obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. Su historia es digna de contar y después de mucha controversia sobre elle por fin, en 2001, tuvo desenlace. Todo empezó con el deseo del obispo de ser enterrado en la Capilla Mayor y en el lugar exacto que él mismo había indicado. Dicho y hecho. Una vez falleció el obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce fue sepultado justo donde quería, en 1520. Sin embargo, en el año 1635 y con motivo de la restauración de la capilla, el cuerpo, que fue momificado de forma natural, se tuvo que trasladar de forma provisional a la sacristía, al menos aparentemente. No obstante, una vez finalizaron las obras de restauración, el Cabildo desechó que el obispo pudiese regresar a su lugar de entierro original. Coñnsioderaron que lo más conveniente y adecuado era que pasase a estar en el coro, lugar natural de entierro para los obispos. Sin embargo, esta idea no era del agrado de la familia del obispo y fue entonces cuando comenzó una disputa larga, de siglos, hasta que, finalmente, en 2001 se llegó al acuerdo de que el obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce pasase a estar enterrado, precisamente, en el mismo lugar que pidió, donde se puede ver una lapida en el suelo de la capilla que da fe de ello. Fue un personaje que, por la contundencia de la historia, es uno de los más relevantes y recordados de entre las personas que están enterradas en la Catedral. Se dio la circunstancia de que durante mucho tiempo su cuerpo momificado estuvo en un arcón y era objeto de la curiosidad de los jiennenses y visitantes que se acercaban hasta el templo Así se conoció también a Alonso Suárez de la Fuente del Sauce como el “obispo insepulto”.

<i>Arcón en el que estuvo un tiempo el cuerpo del obispo insepulto. / Archivo Diario JAÉN</i>
Arcón en el que estuvo un tiempo el cuerpo del obispo insepulto. / Archivo Diario JAÉN

Además de este obispo, y con historias menos rocambolescas, ya en las capillas menores de la Catedral, hay otra personalidades eclesiásticas enterradas. Por ejemplo, en la Capilla de la Virgen de las Angustias está el obispo Fray Jerónimo de Valderas; en la Capilla de San Benito el obispo Fray Benito Marín. En la Capilla de San Eufrasio hay una urna con el cuerpo de San Pío mártir, dado por el papa Pío VII al obispo Rubín de Ceballos, quien, a su vez, también se encuentra enterrado en la misma sala.

En la Capilla de La Inmaculada está enterrado el obispo Manuel María González y Sánchez. Por su parte, en la Capilla del Niño Jesús también se encuentra sepultado el obispo Salvador Castellote y Pinazo. Son, por tanto, otros rincones de la Catedral que cuentan con su propia historia y con personas relevantes que, nacidas en la provincia o no, recalaron en la misma para su misión eclesiástica. Otro de los lugares de la Catedral con historia más cercana se encuentra en plena cripta del Sagrario. Ahí yacen 328 eclesiásticos que murieron represaliados durante la Guerra Civil española. Varias lápidas con sus nombres les recuerdan. Una de ellas con esta inscripción: “Reverendos sacerdotes diocesanos asesinados en la revolución marxista. Julio de 1936 a marzo de 1939”, entre ellos el obispo Basulto. La cripta ejemplifica un episodio de una época oscura de España y un momento histórico que pese a la ley de Memoria aún tiene la brecha abierta.

Jaén