Historias de huertos familiares, presos y museos
El Paseo de la Estación es memoria y arquitectura de la raíz contemporánea de Jaén

Donde otrora se alzaban muros de represión se refugia hoy la libertad que otorga la cultura. El Museo Íbero apenas cumple cinco años, pero el solar en el que se levantan sus paredes atesora mucha más historia que la reciente. Es una de las construcciones más imponentes de las tantas que se reparten por todo el Paseo de la Estación. La Prisión Provincial, hoy patrimonio perdido, fue construida en 1930 e inaugurada dos años más tarde, concretamente el 8 de agosto de 1932.
Como se expone, el lugar era en 1926 otra cosa bien distinta: una zona de huertos familiares, entonces en las afueras de la ciudad, que compró el Ayuntamiento de la capital con la intención de levantar el nuevo Cuartel de Infantería. Era la época del reinado de Alfonso XIII y la zona era conocida como “La Moriana” o “Marroquíes Bajos”. Aproximadamente a un kilómetro del centro urbano, los terrenos se encontraban al lado de una fábrica de esencias y colonias, un molino de aceite, algunos huertos y el camino de la estación que conducía al ferrocarril, según los datos consultados.
En este sentido, y a pesar de los planes que el Ayuntamiento de Jaén tenía para ubicar allí el Cuartel de Infantería, el Gobierno sopesaba otras opciones. Los mismos líos que hoy se dan entre las administraciones públicas trasladados unos años atrás. El caso es que a los servicios de Arquitectura del entonces Ministerio de Gracia y Justicia, que habían visitado los terrenos, les pareció el lugar idóneo para edificar la primera prisión provincial de Jaén construida con la intención de albergar a reclusos, ya que las existentes hasta el momento habían sido antiguos edificios habilitados para ello. Ni siquiera existía acometida de alcantarillado en el lugar, obras que se comprometió a costear la Administración local.
Los trabajos se realizaron entre 1928 y 1931 —principalmente con piedra, hierro y madera— bajo la supervisión del arquitecto del citado Ministerio, Agustín Helguero. A su conclusión, fue uno de los pocos edificios que en los años 30 contaba en Jaén con agua caliente. Construida en forma de cruz con cuatro patios, contaba con veintiocho celdas de 9,9 metros cuadrados, ocho celdas de castigo de 9,7 metros cuadrados y siete dormitorios colectivos.
Como se ha expuesto, el edificio fue inaugurado el día 8 de agosto de 1932, a las nueve de la mañana para ser más exactos. A pesar de que su apertura oficial se celebró en esa fecha, los presos habían sido trasladados durante el verano de 1931, ya que la cárcel vieja, un exconvento del siglo XVII, estaba en ruinas con chinches y piojos. Así comenzaba la historia de un edificio que vivió seis años de gobierno republicano —incluidos los de la guerra civil—, dos años de gobierno conservador, más de tres décadas de dictadura y trece de democracia, hasta que en 1994 fue abandonada y en 2006 derruida para levantar allí el Museo Íbero.
No todo el mundo sabe que en la Prisión Provincial de Jaén estuvo encarcelado Cencerro por la muerte de su tía, aunque finalmente fue absuelto tras el juicio celebrado el día 5 de abril de 1933.
Tomás Villén, conocido como Cencerro, nació en Castillo de Locubín en 1903 y murió a la corta edad de 44 años en Valdepeñas de Jaén. Fue un guerrillero español que luchó contra la dictadura franquista. Desde muy joven, Cencerro estuvo afiliado a Unión General de Trabajadores (UGT), donde ocupó diferentes cargos directivos e incluso fue presidente de la Casa del Pueblo en los años 20.