Guadalquivir abajo con Jaén
Crónicas de Jaén VII, de Juan Espejo, llega a Córdoba a compartir historias | Presentación del libro con la Casa de Jaén en el Palacio de Viana

Viaje y conocimiento son una dupla incontestable que ofrece enormes posibilidades. Viaje, más allá de la aventura y sus descubrimientos, es experiencia para desentrañar el cómo y los por qué de la vida, personal y comunitaria, para aprehenderla y, si acaso, cambiarla o transformarla. En Crónicas de Jaén VII, el último volumen compilatorio de los artículos semanales de Juan Espejo en la contraportada del periódico que dirige desde hace un cuarto de siglo, Diario JAÉN, es en sí otra singladura del periodista en su ya largo viaje por Jaén, entre y con los jiennenses. Guadalquivir abajo, hasta los puentes de Córdoba, ha bajado para compartir historias de paisajes y quienes lo habitan con jiennenses que ya siempre serán cordobeses. Uno es de donde nace y de donde se hace.
La presentación del libro de Espejo convocó a amigos de la Casa de Jaén en Córdoba entre antiguas piedras con sabiduría y gruesos tapices cargados de historia. “Muchas gracias Rufino por acogerme. Sabe cuánto me apasiona la Sierra de Segura y escucharte cómo hablas de tu pueblo, Beas de Segura, es una garantía de moción permanente”, dijo el autor a Rufino Gomera, presidente de la Casa de Jaén en Córdoba. “Recordamos a Juan Carlos López Eisman, amigo de todos que tanto echamos de menos en el periódico. Todas las semanas publicaba un artículo sobre el deporte desde la óptica de la Filosofía, y eso fue fantástico, recordando cómo recorría la geografía española tras el Real Jaén para contarnos sus partidos. Era un motivo de orgullo y ejemplo para todos nosotros”, dijo del fallecido profesor ante su mujer, Carmina García Verdugo, que asintió con la cabeza a la mención, atenta y con una sonrisa desde la primera bancada de sillas de la sala.
“Gracias Juan Ojeda, especialmente porque cuando fuiste jefe del periódico no me cesaste (risas) y me dejaste ser director un poco más”, espetó al veterano periodista, que también fue secretario general del PP andaluz, además de vicepresidente de Cajasur y consejero de Diario JAÉN. “Estoy con gente a la que quiero, como Antonio Arroyo. Si la Asociación de la Prensa de Jaén esta ahora estabilizada es gracias a gente como Antonio, que suma y es como el pegamento. Si hubiera más gente como Antonio en todos los órdenes de la vida todo funcionaría mejor. Aparecimos en la profesión —periodistas— para apuntalar esta democracia y hubo periodistas como él que se fajaron; mi admiración, mi respeto y mi cariño siempre para ti, Antonio”, le dijo al veterano periodista y comunicador jiennense. A continuación, miró a su hija Rosa, que le había precedido en el turno de intervenciones y le dijo: “Rosa, luego hablamos...”. Pero le dejó un recado: “Gracias por quererme, gracias por ser cómo eres”. Agradeció su presencia a Luis López Crespo, miembro del Consejo Rector de Caja Rural de Jaén, cordobés muy vinculado a la provincia. “Gracias por estar aquí, gracias a Caja Rural por el apoyo a este libro, siempre pro su compromiso y trabajo por Jaén y los jiennenses”. Y al impresor jiennense José Manuel Blanca: “Gracias por venir desde Jaén a estar aquí y por la magnífica impresión del libro”. Y no olvidó a otro periodista en la sala y a quien representa, Jacinto mañas, director de Comunicación de Cajasur y de su Fundación: “Gracias, gracias y gracias Jacinto por vuestra acogida y disponibilidad”.

Deslindando a la persona y al periodista
Con Juan Espejo intervinieron en la mesa de presentación de Crónicas de Jaén VII Rufino Gomera, el anfitrión; Antonio Arroyo; Rosa Espejo Torres y Juan Ojeda. Entre secuencias de contenidos que se pueden deslindar, con sus compartimentos estancos, el autor como ciudadano de a pie, casi indivisible en su condición de periodista; el periodismo; Jaén como compromiso vital y profesional y, entre otros asuntos, cómo reinventarse en medio de una pandemia. La hija, mejor que nadie, puso en sazón al padre. “En fin papá, o Juan Espejo, como te llaman todos, o señor J, como en tus crónicas, o Juanito el de Cipriana, como te conocen en tu querido Tocón, sigue trabajando como lo haces con los brazos tendidos a tu gente, a tu provincia a todo el que se te cruza, y sigue demostrando cada día que para que el mundo sea nuestro sólo tienes que ir a los sitios y llamar a las puertas; sólo así descubriremos que no hay límites”, le dijo Rosa Espejo Torres en su intervención.
Por ahí fue también Rufino Gomera, para quien Espejo es confeso de la fe que le inculcó su padre, Miguel, “paciencia, prudencia y perseverancia”, a la que añadió lo que ha adherido el autor de las crónicas a su vida: “su pasión por el periodismo rodeado de amor en el sentido más literal de la palabra”, apostillaba el traumatólogo nacido en Beas de Segura. “Juan es la persona, estoy seguro, más conocida de Jaén e incluso la más reconocida”, valoraba Antonio Arroyo. “Es persona y periodista inteligente, empático y muy trabajador, creo que duerme poco”, añadía entre las risas del público y sus compañero de mesa. “Y tiene perfil social interesante, con su colaboraciones en distintas ONG en países de varios continentes. Estoy orgulloso de Juan Espejo, que representa al periódico de nuestra tierra y, en cierto modo, a los periodistas. Por cierto, nunca hasta que él llegó, se habían ocupado tanto de la Sierra de Segura”, elogiaba Arroyo sobre el territorio que le vio nacer y su presencia en el periódico.
“Le tengo envidia por esos 25 años ininterrumpidos como director de Diario JAÉN y 39 en el periódico dedicándose exclusivamente al periodismo”, avanzaba Juan Ojeda al comenzar su alocución. “Sé lo difícil que es. Aguantar y hacerlo bien y que te lo reconozcan significa que tienes mucho criterio, capacidad de dirección... Quiero decir que hace falta gente como Juan Espejo, comprometida con esta profesión. Si tuviera que titular esta intervención sería ‘La crónica de un envidioso’. Reía con ganas el público el ingenio de Juan Ojeda, quien antes había desbrozado brevemente su intensa vida periodística y política, sin arrepentirse de una y de otra un ápice.
Para Juan Espejo lo importante es que “pasen los días, las semanas y los meses, pero al lado de gente sensible y bondadosa, gente sencilla y luchadora, siempre junto a amigos, de ahora y de la eternidad”. Y habló de su libro, como le instaba minutos antes su presentador, Antonio Arroyo y de algo más: “Compensando esto de hacerse mayor de hacerse uno mayor con las buenas experiencias vividas, estaréis conmigo en que para cualquiera un libro rodeado de amigos es un terrón de azúcar con el que endulzar la vida”. Y abrumado, entonaba un último reconocimiento a su compañía: “Gracias por esta enorme palmadita en la espalda que me dais. Gracias de corazón por sonrojarme con vuestro cariño”.

Del periodismo con cargas y descargas
Ni es un camino de rosas, porque tiene espinas, ni un infierno, aunque a veces lo parezca. Ser y ejercer de periodista, comprometerse, tener determinación para contar historias conocidas o que no se conocen, con honestidad, veracidad y rigor. El catecismo de la profesión y su versículos más recitados salieron a la palestra en la sala de tapices, que tantas proclamas han escuchado. El doctor Gomera rizó casi el imposible: “Querido Juan, espejo de Jaén, larga vida y que escribas, publiques y presentes muchos libros más, que será señal de que estás gozando de salud y bienestar”. No se puede decir más en una frase tan ajustada. “Con buen tino, el autor ha sabido plasmar con maestría y buen hacer, para gusto de sus lectores, estas crónicas fruto de los múltiples acontecimientos acaecidos y protagonizados por los hombres y mujeres de Jaén”, añadía para confesar que quiso ser periodista, que hizo incursiones en el oficio cubriendo en la Universidad de Granada cubriendo la inauguración de la fábrica d e la Alhambra, o en la entonces cadena de ondas Populares en programas de enseñanza y en festivales de pueblos de la vega granadina.
Ojeda, que antes había ponderado lo que significan 25 años dirigiendo un periódico y casi cuatro décadas ininterrumpidas en la profesión, desde su experiencia “más corta” en ambas trincheras, ponía el foco en el riesgo y las armas para combatirlo: “Es muy difícil. En el caso de Juan, en una provincia, tiene el espacio más acotado, las presiones mucho más cerca, todos más pendientes de ti, tienes casi encima a las personas que te dicen si les ha gustado o no lo que publicas. En los grandes periódicos no pasa eso, como no ocurre con los alcaldes en las grandes ciudades frente a los de los pueblos”, ejemplificaba. Y añadía: “Bregando también con la Redacción sentada delante de ti”. ¿Receta? Acabar con el mantra de la objetividad y poner sobre la mesa la ‘honrada subjetividad’ que Ojeda reconoce en la crónicas y la gestión de Espejo: “Para aguantar como él y hacerlo bien hay que tener, aunque no me gusta la palabra, pero no tengo otra, dotes de mando, capacidad de dirección. Somos personas, tenemos amigos y enemigos, creencias, simpatías y antipatías”. ¿El camino?: “Que no nos dejemos influir por esa mochila de intereses que cargamos; vivir día a día y no sucumbir a las presiones; intentar contar la verdad como creemos que es la verdad. Es muy difícil y hoy quizá más que antes, porque vivimos inmersos en muchos intereses de todo tipo. Diario JAÉN está aguantando bien, otros no tanto cuando los montoncitos de periódicos en los kioscos son cada vez más pequeños y el abanico de digitales es más amplio”, sentenciaba.
Arroyo también fue al grano: “Si alguien pretende saber qué ha pasado en Jaén en los últimos 30 años, sin duda deberá leer estas crónicas y las anteriores, por su calidez, por su interés, por el dominio de la lengua y sus diagnósticos precisos de temas desde un profundo conocimiento de Jaén. Desde que en el 97 Juan comenzara a dirigir el periódico puso pie en pared para defenderlo y defender a los jiennenses”. Se refería también a la nueva etapa con Eleuterio Muñoz al frente de la editora , desde 2013: “Son, Juan y Eleuterio ‘alter ego’ uno de otro para seguir publicando el periódico en libertad, pluralidad, rigurosidad y en servicio a la sociedad”. ¿Cómo define al periodista: “Es empático, inteligente, trabajador, conocedor del medio y de las nuevas tecnologías y ha contribuido decisivamente a implantar nuevos modelos de negocio, además del papel, la web, la radio por internet, los canales de reportajes en directo y retransmisiones o empresas de grupo como Rosetas o Bulla Comunicación”. ¿Éxito? No empleó la palabra, pero sí abundaba en “liderazgo en el esfuerzo editorial y económico” , cerca de pueblos y ciudades y de sus gentes, de los escolares para subrayar el papel fundamental de la palabra diálogo y de la lectura”.
La respuesta de Espejo viraba hacia la piel, la expresión coloquial en boga para reivindicar cercanía, proximidad, contar aquello que se ha visto, palpado, de quienes lo sufren o lo disfrutan, en todos los rincones d lea provincia por muy pequeños que sean: “A Jaén la parieron como encrucijada de caminos, lugar de paso y saludo efímero que la ha marcado a sangre y oliva retorcida. Subrayar que le fue bien en el devenir de los tiempos sería tanto mentira piadosa como brindis poético al mar de plata que se aliena gigante a la vista de caminos y aldeas, como un ejército olivarero fiel y piadoso con quienes menos tienen; todos suspiran, nada esperan”.

Cómo reinventarse en medio de una pandemia
La pregunta la hizo Antonio Arroyo tras las intervenciones. Ideas claras desde el nuevo Consejo de Administración fue la primera premisa que ponía sobre el tapete Espejo para responder la cuestión. “Diario JAÉN es más de lo que lees”, explicaba para referirse a la revolución tecnológica que permitió cumplir el requisito principal: la gente no puede salir, pues llevémosle a casa lo que necesita. Y así comenzaron las retransmisiones en directo, desde cualquier punto de la provincia con periodistas armados de móviles y un programa desarrollado por el equipo informático del periódico. “Comenzaron a acumularse visitas y visitas”, relataba Espejo. Así hasta un jiennense en la Polinesia Francesa se conectó para ver la procesión de El Abuelo; la procesión de la Virgen de la Cabeza tuvo cinco ves más seguimiento que la de Canal Sur, Google tomó nota y ya se han firmado con el gigante estadounidense dos contratos. Y Así sigue.
Testimonios y sus acentos

CARMINA GARCÍA. De Málaga, funcionaria jubilada y afincada en Córdoba: “Ha sido extraordinario el acto, por el autor, por la unión que tenía con mi compañero que murió, Juan Carlos López Eisman, que se hubiera sentido orgulloso de estar en este acto de presentación del libro de quien tanto quería, por lo que me voy muy satisfecha de haber estado aquí”

JOSÉ MANUEL BLANCA. Jiennense e impresor: “El libro como buen producto jiennense me encanta, no puedo ser objetivo, El acto ha sido muy bonito, he sentido la unión entre Jaén y Córdoba. He sentido amistad y compañerismo. Sabemos que se nos quiere fuera de nuestra tierra y creo que se ha conseguido con este acto”.

LICINIA GARCÍA. Periodista madrileña afincada en Córdoba: “Ha sido acto muy emotivo; mi marido, Antonio Arroyo, y yo conocemos a Juan bien a Juan. Siempre que vamos por Jaén
le vemos a pie de calle y en cualquier sitio, porque siempre anda viajando. Guardo muy buen recuerdo de la época en la que fui corresponsal Diario JAÉN en Úbeda ”.

LUIS LÓPEZ. Miembro del Consejo Rector de Caja Rural de Jaén: “Acto entrañable en mi Córdoba natal, aunque con Jaén tengo mucha vinculación, ya iba con mi padre a Expoliva. Después entré en el Consejo de Caja Rural. Ha sido interesante todo lo que se ha hablado y la Caja Rural de Jaén siempre está apoyando este tipo de iniciativas del periódico”

MANUEL CASCO. Expresidente nacional del Satse, cordobés: “Soy Cordobés y tengo grandes amigos en Jaén. Allí estudiaron mis hijos. A Juan Espejo le conozco desde hace años y tenía que estar aquí con él, en un acto cargado de emotividad y de afecto hacia él, que representa el periodismo que conecta a las personas con su sociedad”.

De padre a hija y viceversa: “No hay límites si uno se lo propone”
Normalmente, lo que se dicen un padre y una hija sobre asuntos de calado personal, familiar y social suele quedar entre ellos, en el ámbito más cercano. Pero nada como propiciar un encuentro, entre amigos, con complicidad, para que en un diálogo franco observemos que la brecha generacional no es tal, que es posible que dos Espejos, uno González y otra Torres se pongan frente a frente y digan cosas que mueven a la reflexión, al debate y al conocimiento. Juan Espejo había invitado a su hija a participar, en la mesa de presentación, al estreno en la casa de Jaén en Córdoba de Crónicas de Jaén VII. Rosa Espejo Torres a veces ha podido asistir desde la bancada a presentaciones anteriores y a veces no. Esta vez tenía que hablar y decir cosas de su padre, de su profesión, de su periódico y de su libro. Responsabilizada, fue franca. Comenzó dirigiéndose al respetable como cordobeses de espíritu jaenero para darles las gracias por la acogida y a “papá” por contar con ella, a la que siempre se le ha dado mejor, aseguraba, “dibujar que escribir”. Había escrito en esta ocasión y lo leyó con pausa. “Agradezco que hayas contado conmigo en este acto con gente importante, yo lo único que soy es tu hija y te agradezco a ti y a mamá que apostarais por mi futuro más allá de Jaén”. Primera clave: Salir para conocer, formarse y vivir experiencias.
Su padre reconocía que le habían emocionado sus palabras y que un detalle le alegraba, que Rosa llevar un reloj que le regaló un Día de Reyes con una inscripción: ‘Hay que salir y vivir, el mundo es de quien va los sitios’. Rosa relataba que tras nueve años en Madrid, donde se hizo arquitecta, aquí la llamaban madrileña y allí andaluza. “Conservo mi acento, esa ‘j’ tan nuestra, aunque sabes que algún deje me queda”, le decía a su padre”. Y recreaba la frase del reloj de Reyes: “ El mundo es de quien va a los sitios, es conocer, es compartir, empaparse, vivir, porque así estamos más cerca de que el mundo sea nuestro”. Segunda clave: despertar de todos los sentidos. Leía Rosa: “Unos ojos que me hacían disfrutar de cada tramo del viaje eterno entre Madrid y Jaén en tren. Un olfato que me hacía intuir en entraba en la provincia cuando inundaba el vagón el olor a olivos; un tacto y un contacto en el abrazo al llegar a casa...”.
Juan Espejo comentaba, con un digan lo que digan raphaeliano, que “si te cuentan que pequé de conquistar Jaén, es cierto, que Jaén merecerá siempre príncipes y princesas, hadas madrinas y estrellas chispeantes, caballeros o pícaros lazarillos, que los cuentos si se escriben y se sueñan y se viven son magia pura para, además de existir, disfrutar viviendo”. Otra invitación en el puente generacional. Y Rosa concluía: “Qué orgullo de que sigas creciendo como profesional y periodista. Eres un claro ejemplo de que no hay límites para lo que uno se propone”.

En el marco de la Sala de Tapices del Palacio de Viana
En el Palacio de Viana, donde bulle el corazón de Córdoba, espacio para el encuentro de la Fundación Cajasur, tan vinculada a Jaén. Su salón de tapices, cargado de historia, ha sido el escenario de la presentación de Crónicas de Jaén VII, con gente de Jaén enraizada desde hace muchos años en Córdoba; con cordobeses vinculados a Jaén, con amigos y compañeros del autor, Juan Espejo.