Fuerza humana para remontar

El sacerdote jiennense Luis Fernando Criado ayuda en reconstruir las zonas más castigadas por el terremoto

25 may 2016 / 13:30 H.

Desde que hace más de un mes y una semana la tierra temblara con fuerza en Ecuador, sus habitantes se han armado de valor y, con una energía “sobrenatural”, remontan sus vidas. Así lo cuenta el sacerdote diocesano Luis Fernando Criado, natural de Jaén, quien explica a Diario JAÉN cómo se recompone la ciudadanía después de sufrir una experiencia tan devastadora y mortal. “El pueblo ecuatoriano se está motivando a salir adelante y eso es emocionante. Ante la desgracia, tratan de sacar lo mejor de nosotros mismos para no venirnos abajo, sino levantarnos y reconstruir. Han demostrado una gran fe para asumir y seguir luchando”, reflexiona Criado. Como párroco de Rocafuerte, población situada al norte de Esmeraldas, el jiennense no sufrió grandes destrozos ni víctimas mortales, sin embargo, pronto llegaron las noticias. “A unas horas de aquí, comenzaba el desastre en las comunidades del sur de Esmeraldas y más aún en nuestra querida Manabí”, cuenta. El párroco recuerda lo que experimentó aquella noche del 16 de abril: “La tierra se movió violentamente por casi un minuto llenando de terror y muerte a gran parte de la costa de Ecuador. Como fue al comienzo de la noche, se convirtió en un largo periodo de tiempo sin luz, sin apenas medios de comunicación, en una calurosa espera del amanecer para saber bien qué había ocurrido realmente”.

No obstante, Criado indica que lo que más le impresionó, aparte de las desgracias, fue la respuesta de los ecuatorianos. “La solidaridad no se hizo esperar en el territorio que comenzó a movilizarse para echar una mano como fuese. Instituciones, autoridades, parroquias, grupos, universidades, colegios, todo se puso en pie para organizar las ayudas a la zona costera”, apunta. El mismo sacerdote ha contribuido en la reconstrucción de la zona y en aliviar a las víctimas. “Con un grupo de jóvenes viajamos al sur de Esmeraldas con dos camionetas para llevar nuestra aportación: agua, arroz, aceite y enlatados. Un pequeño grano de arena recogido en diferentes comunidades de la parroquia. Allí pudimos constatar el desastre, pero también la ayuda y la organización”, indica.

Luis Fernando Criado explica que la costa ecuatoriana es una zona que, aun teniendo muchas posibilidades, un alto porcentaje de sus habitantes vive en la pobreza. “Hace unos años, aquí mismo donde vivo, se contaba el índice de pobreza infantil en un 95%. Este desastre natural ha golpeado de nuevo, pero también va a ser un revulsivo para luchar y conseguir que las cosas mejoren”, dice esperanzado. Asimismo, Criado informa de que desde Jaén han organizado una campaña de ayuda desde la Iglesia diocesana y sus cuentas de la Delegación de Misiones. “Toda ayuda será buena. Jaén está hermanada con este país por las diferentes misiones que realizamos desde hace décadas, por eso espero que no se dejarán ganar en generosidad para con este pueblo”.