Fin para lo efímero y mortal

Exitoso balance tras la clausura de la muestra de pintura de Domingo Zorrilla

18 jul 2019 / 11:29 H.

El mundo efímero y mortal que traslada el pintor Domingo Zorrilla “cerró sus puertas” ayer. La Sala de Exposiciones de la Antigua Escuela de Magisterio de la Universidad de Jaén (UJA) acogió la muestra de este artista, que llevaba por título “Para qué sirve el tiempo”. Tras haber expuesto sus pinturas en algunas de las salas de exposiciones más emblemáticas de Andalucía, llegó a la Universidad de Jaén con una selección de doce imágenes donde quedaba representada la naturaleza, otras con aspectos personales y hasta obras bastante enigmáticas.

En definitiva, su trabajo es un reflejo de su vida, en la que las sierras de Segura, Cazorla y Mágina influyeron considerablemente en la construcción de su imaginario estético, tal y como queda más que claro en su colección de imágenes.

Aunque no se trata de una búsqueda de la belleza vacía, sí es cierto que existe un marcado carácter científico. La naturaleza, en este mismo sentido, es flora y fauna. Al fin y al cabo son dos factores que se dan cita en la obra de Zorrilla, y es que al pintor le interesan los animales que habitan en el campo, sobre todo los microscópicos, pero también la vegetación que contexualiza el mundo en el que viven. En este entorno virgen brotó el arte prehistórico tras la observancia de su hábitat, y también en él posa su interés, probablemente por el sentido primario de este, desligado de cualquier corriente estilística previa.

Asimismo, es el automatismo más puro como ente viviente del entorno que rodea a Zorrilla y su obra, en la que existe un clarísima sentido fotográfico, aunque desgraciadamente esta técnica se deja texturas en el tintero. Por eso, el pintor se ve obligado a emplear la pintura para poder transmitir al espectador las sensaciones más puras. Además, la fotografía paraliza el tiempo y eso es algo que el pintor jiennense tiene mucho en cuenta por ser el culpable de la transformación, desarrollo y evolución de la naturaleza y los elementos que la componen.

No es muy común contar con artistas tan instruidos en una materia, capaz de plasmar de forma pictórica lo que solo se conoce a través de los libros. La subjetividad como parte del realismo y el ojo crítico del artista fueron y son una constante en el arte contemporáneo. Sin embargo, Zorrilla observa su ecosistema con maestría y relata con sus pinceles las historias más personales de lo que supone vivir en el medio.

Domingo Zorilla es, en esta misma línea, uno de los pocos artistas que aún creen que “el arte es garantía de salud”, citando a la mítica Louise Bourgeois, y no un desfogue de emociones con el que obtener beneficios. Pues si observamos la naturaleza, al final uno de está mirando a sí mismo. El ser humano es capaz de reconocer cada una de sus etapas, su principio y su final. Los animales no se mueven, como se cree, solamente por instinto, tienen conciencia, la aplican y le dan lecciones al hombre acerca de su supervivencia ante un mundo que es efímero y mortal.

Todo esto es lo que se ha podido contemplar en la Sala de Exposiciones de la Antigua Escuela de Magisterio de la Universidad de Jaén, que cierra las puertas a una exposición única, de un artista “made in” Jaén y que lleva la provincia en lo más hondo de su ser.

“Para qué sirve el tiempo”, de Domingo Zorrilla, está compuesta de una selección de doce imágenes con las que los amantes del arte pudieron trasladarse a otros mundos. En definitiva, una muestra que destaca por su calidad tanto en técnica como en significado.