Esteban Ramírez Martínez: Rememore su vida y su obra

Fue presidente de DIARIO JAÉN, S. A. entre los años 1988 y 1999 y este febrero de 2024 se cumplen 25 años de su muerte. Aquí tienen un artículo sobre su vida y su obra publicado en Diario JAÉN al año de su muerte, en febrero de 2000

20 feb 2024 / 03:44 H.
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Quería que me contara toda su vida. Íbamos a realizar una serie de grabaciones pausadas, tranquilas, sin prisa. Se lo propuse con cierta timidez hace cuatro años porque no estaba seguro de su respuesta, lo ajeno le despertaba más interés que lo propio. Para mí, completar su biografía era tan esencial como recoger su mirada sobre nuestra historia reciente como testigo lúcido y comprometido con su tiempo. Tenía la certeza que, incluso sus familiares y sus amigos más íntimos, desconocíamos buena parte de su trayectoria vital, fragmentada en capítulos intensos pero dispersos. Alguien debía recuperarlos para recomponer el hilo conductor que les diera sentido y coherencia. A veces era tan reservado que sólo él, con el distanciamiento que nos da la madurez y los años, podría habernos contado sencillamente todo lo que fue, amó e hizo. Con la honestidad de saberse humano y contradictorio, pero con la inestimable ayuda de quienes fuimos testigos y, por tanto, podíamos dar razón cierta de sus obras y de su grandeza de espíritu. Sólo en los últimos años se atrevió a tolerar el elogio ajeno. Aún así, es posible, que se ruborizara con las muchas cosas que se han dicho o escrito tras su muerte. Pretendo cumplir, poco a poco, nuestro siempre aplazado compromiso. Pospuesto tantas veces por sus excesivas ocupaciones como por mis múltiples compromisos. Ahora, inevitablemente, sólo puedo recoger información de quienes

A un año de su muerte

“En suma, para expresar mi vida sólo poseo mi muerte” dijo el poeta César Vallejo. La muerte que arranca de raíz y a contraluz una trayectoria, ese guión que escribimos pensándonos eternos, una agenda de amigos y deseos ya aplazados para nunca. Indecente, indecorosa, casi siempre inoportuna. La muerte deja en suspenso una historia sobre la marea imparable de otras historias. Analizar su vida inseparable de la nuestra a merced de las aguas del río que nos lleva. Conocer su tiempo, su espacio, su contexto. Recoger las palabras, los hechos, sus semillas. Lo que creció o ha de germinar aún por la fuerza y la autenticidad de quienes compartieron su trabajo y su compromiso. Algo que sigue creciendo pese a quien pese, sobre la tierra abonada de quienes se sintieron interpelados por su indiscutible humanidad. La muerte pone marco y fija el perfil de una vida. Pero no impide que el eco de sus más pequeñas acciones como el de sus obras más evidentes, siga y siga latiendo y dando frutos como un rayo que no cesa, como la memoria oculta pero presente de los héroes sencillos, como una fuerza humilde e invisible que reconstruyera toda la red de afectos que fue dejando y de la que formamos parte.

<i>“Bocetopara un retrato de Esteban Ramírez” pintado por Juan Molino.</i>
“Bocetopara un retrato de Esteban Ramírez” pintado por Juan Molino.

Cuenta atrás

Esteban Ramírez, murió hace un año, el 11 de febrero de 1999, justo seis años después de otro 11 de febrero en el que puso firma a su testamento ante un notario de Córdoba. Nadie tiene certezas sobre el futuro, pero a veces los números coinciden calculadamente, ponen un secreto designio, un ritmo matemático oculto bajo nuestras vidas. Su salud era quebradiza pero su ánimo estaba tan entero que pocos podíamos esperar un desenlace tan rápido y cruel, una interrupción de viaje sin posibilidad de despedida. La muerte había sido siempre traidora en su familia, lo fue con su padre y con su hermano Juanjo. Hubiéramos querido protegerlo, haber descifrado que la sombra innombrable de la muerte se anunciaba ya en forma de amenazas traidoras. Apenas un año antes alguien le transmitió recados de sus inquebrantables enemigos, aquellos que un gran hombre tiene sin pretenderlo por el simple hecho de luchar contra las injusticias. No se lo tomó a broma, pero tampoco se calló. Siempre decía que lo que existía, y concernía a todos, tenía que saberse. No señaló a nadie con el dedo. Pero puso en evidencia que ciertos poderes económicos en Jaén no sólo son fácticos sino también facciosos. Después, asistió con dolor, a la muerte de uno de sus perros, estrangulado inconcebiblemente con la propia cadena que lo sujetaba por las noches. Sus ya menguadas fuerzas eran insuficientes para desatar un nudo ciego que se cerraba cada vez más cuanto más fuerza hacía el instinto irracional del animal por liberarse. Nada logró a pesar de una hora de agonía canina y de humana impotencia.

Nadie pudo ayudarle en aquella mañana fría de La Cerradura. Cuando llegó Alejandro, ya era tarde. La muerte, en su ronda ignota, se aproximó un poco más. Su madre, mujer de fuerte carácter, vitalista y autónomo casi hasta sus noventa años, moría a final de un otoño desangelado e incierto. El no superó la ausencia. Todos llevamos el alma de la madre cosida a nuestras más profundas e inconscientes emociones. Su tristeza se dibujó en el aire durante varios meses y cuando, levantado por el empuje de sus convicciones y proyectos, lo vimos de nuevo promover el Parque TemátIco, presentar “Jaén, pueblos y ciudades” en la capital y asistir a Fitur, no podíamos imaginar que estaba tan cerca su fatal desenlace. Mezcla de estupor, sangre y frío, la vida se le escapó sin perder la conciencia ni la humildad de saber pedir perdón incluso a quienes nunca le perdonarán haberles puesto, sencillamente, en evidencia. Sus discursos finales, en el Darymeília o en Fitur, encierran muchas claves. Escrito está al menos en ese reloj de papel que nos marca, todos los días, el pulso de nuestra historia.

Hijo de un maestro vocacional

Esteban Ramírez nació en Torredonjimeno, el 6 de agosto del año 1931, tres meses y medio después de proclamarse en España la n República. Allí estaba destinado como maestro interino su padre, Manuel Ramírez Padilla (Cañería, 1898 - Jaén, 1977). Maestro íntegro y vocacional, tuvo la oportunidad de ser alumno, en sus años de bachiller en Baeza, de Antonio Machado. A través de él pudo conocer las ideas educativas de Giner de los Ríos y de la Institución Libre de Enseñanza. Un espíritu de maestro regeneracionista que podemos ver a lo largo de la trayectoria profesional de Manuel Ramírez cuando leemos los escritos, los informes docentes, las cartas de amigos, sobre un papel ya ajado, quebrado y amarillo, documentos vivos aún por la calidez de las palabras y por la sinceridad de los testimonios que transmiten.

<i>Foto de boda de los padres de Esteban, año 1927.</i>
Foto de boda de los padres de Esteban, año 1927.

De Granada a Galicia

Esteban da sus primeros pasos en la granadina plaza de Mariana Pineda de la mano de su madre Aurora Martínez Montañés (Bienservida, Albacete, 1907 - La Cerradura, Jaén, 1998), quién se siente profundamente vinculada, por lazos familiares, a Siles, pero que acompaña el devenir profesoral de su marido que en aquellos momentos preparaba oposiciones en la ciudad de la Alhambra. Tras ingresar en el cuerpo del Magisterio Nacional, su nuevo destino va a ser una pequeña aldea, Chandreja, una parroquia de Parada del Sil, en Orense (Calida). Corre el año 1934 y aquel “verde valle arropado por montes que no llegan a montañas” –como escribiera su padre– pudiera ser un rincón alejado pero resultó un buen refugio contra los rigores de la cruel Guerra Civil (1936-39), dado que los ecos de venganza no se llegaron a notar allí como en los pueblos de Andalucía. Galicia va a ser el escenario de la primera infancia de un niño despierto que aprendió a hablar, al mismo tiempo, el castellano y el gallego y que hacía de traductor entre los alumnos y su padre. De aquella lejana infancia, silvestre e ilustrada, podría venirle a Esteban su profundo amor por los mundos rurales, por el paisaje serrano, por los animales y por la sencillez de las pequeñas cosas, a las que nunca quiso renunciar. Volvió a Chandreja hace unos años, pensó comprar la casa en la que había vivido, apenas una sombra ya del pasado irreparable.

En la memoria de los viejos, el niño Estebanito jugueteaba aún entre la niebla. El revivió la ilusión infantil de haber recibido de su padre el regalo de una caja de herramientas de juguete. Cuántas veces olvidamos, querido Esteban, que las herramientas que construyen posteriormente nuestra vida se forjan en el taller de esos irrepetibles primeros años. La férrea voluntad de su madre, capaz de atravesar España para dar a luz a sus hijos Juanjo y Aurora junto a su familia, influye también en la decisión de traer a Esteban, en 1940, el aciago “año del hambre”,‘ para hacer la primera comunión en Siles. Poco después, en 1943, cuando él tiene ya 12 años, su padre consigue plaza de maestro en esta población de la Sierra de Segura, donde llegaría a ser por muchos años, director de su Escuela Graduada. En esta localidad oficia de párroco el hermano de la madre, Juan José Martínez, arcipreste también de Orcera, de recio carácter.

Tiempos opacos, seminarios fríos

Influenciado quizá por su tío Esteban estudia en el Seminario de Jaén, en régimen de internado, como tantos otros niños de su generación. Su aplicación corre pareja con su celo religioso. Su afán de ir más allá le empuja a querer comprender el evangelio con la pasión y la intensidad con que se viven los ideales en la adolescencia.

Durante los períodos vacacionales regresa a la casa familiar, en Siles. Un lugar que viene a ser siempre como el ancla sentimental y el polo magnético de referencia en su itinerario vital. En el año 1950 prosigue estudios de Teología en el Seminario de Granada. De esa época nos quedan unas, ahora insólitas, imágenes de un seminarista con birrete y de un joven Esteban esquiando en Sierra Nevada. Apenas unas instantáneas dispersas para cubrir casi doce años de estudios, de frío internado y de nobleza adolescente.

<i>Primera Comunión, 1940. </i>
Primera Comunión, 1940.

Sacerdote virtuoso y conciliador

El 1 de julio de 1956 canta su primera misa en Siles, y a los pocos meses, es destinado a Torres de Albanchez. Allí sólo ejerce un año pero deja huella, como muestran los testimonios escritos: “Las amistades creo que no se comprenden sino con la ausencia, porque entonces es cuando se nota el vacío que dejan” escribe en 1957, Juan Manuel Díaz, alcalde de esta localidad, y añade: “Nosotros le recordamos en cada ocasión y esta ocasión es diaria. Hay caracteres adustos y difícilmente comprendidos; pero nos comprendió a todos y sobre todo a mi, que justa o injustamente soy combatido”. Había iniciado nuevos estudios en Madrid, cuando en el verano del 58, el obispo decide llamarlo urgentemente para hacerse cargo de la parroquia de Puente de Génave. El padre, me confiesa Aurora, se alarmó pensando que se iba a frustrar la carrera de su hijo. La población se había levantado en defensa de su anterior párroco al que alguien acusaba por un lío de faldas, hecho por el cual fije trasladado a otra localidad. La población recibió de uñas al nuevo sacerdote, Esteban, que tuvo que ser escoltado por la Guardia Civil ya que querían arrojarlo por “la puente”. En poco tiempo supo ganarse la confianza y el cariño de sus feligreses, quienes, se volvieron a manifestar a los dos meses para que no se fuera.

<i>De seminarista con bonete. </i>
De seminarista con bonete.

Madrid, nuevas perspectivas

Vuelve a Madrid para proseguir sus estudios en el Instituto Social León XIII, formación que compagina con la Licenciatura en Sociología y Ciencias Políticas y que le sirven intelectualmente para abrir su fe a nuevas perspectivas. Allí conoce a un profesor catalán, Rogelio Duccastella, luego director del Centro de Sociología Aplicada de La Caixa. Fue alguien que ampliará sus horizontes, su punto de vista sobre la realidad española entendida como una compleja relación de causas e interdependencias sociales. Con él realiza trabajos de investigación en zonas rurales gallegas, barrios obreros de Sabadell o en la propia Sierra de Segura, mientras ultima su tesis sobre “Población y emigración en la provincia de Jaén”, considerada por él como de los factores más determinantes de nuestra coyuntura. Son los comienzos dé los años sesenta, la sociedad española se abre al turismo mientras el Régimen alienta las emigraciones a Europa. La iglesia está sometida también a los aires de cambio que vienen del propio Papa, Juan XXII, y que se reflejan en el Concilio Vaticano II (1962-65) que ha de ultimar Pablo VI. Todo ello se traduce en encíclicas que subrayan el compromiso social del cristianismo con la paz y la justicia. El amor fraternal, como mandamiento esencial de los cristianos, recobra prioridad y sentido colectivo frente al miedo del pecado individual.

Félix Romero, obispo de Jaén, de formas medievales pero de reconocida bondad, confía en el joven y brillante Esteban para redactar las ponencias sobre doctrina social de la Iglesia que ha de llevar a Roma. Poco a poco se distancia de la concepción de iglesia tradicional que su tío representaba y aumentan las tensiones entre ellos por la forma de entender la praxis cristiana.

<i>Banquete de amigos, tras cantar su primera misa, el 1 de Julio de 1956. </i>
Banquete de amigos, tras cantar su primera misa, el 1 de Julio de 1956.

Cemas, un centro singular

Los estudios de sociología realizados en la zona sirvieron a Esteban para conocer mejor la comarca de la Sierra de Segura, una de las más deprimidas de nuestra provincia. Decidido a cambiar esto, promueve una red de centros de maestras-auxiliares sociales (Cemas) en Siles, Orcera, Santiago de la Espada y Pontones. Su objetivo: formar mujeres que cumplieran una doble labor de asistentes sociales y educadoras. Al mismo tiempo se promovía la dignidad y la conciencia en las aldeas. Experiencia pionera, poco conocida por los ámbitos pedagógicos españoles, pero que presenta bastantes similitudes con la Escuela de Barbiana (en Italia) creada también por un sacerdote, Lorenzo Milani, y que por el contrario tuvo mucha repercusión en toda Europa. Fomentar, desde la educación, al acceso a la palabra, a la conciencia de los problemas y a la dignidad de las personas era también una forma de reivindicar un cristianismo comprometido con el desarrollo integral de Jaén. Hecho que, si pasó desapercibido para los pedagogos, no lo pasó para los poderes represivos de la época. Ahora nos parece increíble pero antes eran sospechosas cualquier tipo de reuniones. Bajo el amparo del obispo, se resolvieron no pocos conflictos con la Guardia Civil y con el delegado provincial del Régimen. El Cemas fue una experiencia renovadora, pionera en la corriente feminista, de la que han salido mujeres líderes en sus respectivas profesiones.

<i>Retrato familiar en Siles, 1955.</i>
Retrato familiar en Siles, 1955.

Cáritas, la caridad como justicia

A mitad de los años sesenta la familia se traslada a Jaén capital y, poco después, Esteban es nombrado delegado episcopal de Caritas Diocesana, responsabilidad que compagina con las clases en el Seminario y con su labor como capellán en las Carmelitas de Jaén, centro donde imparte también clases de religión. A principios de los setenta, el Cemas abre una nueva sede en la capital, junto al convento de Santa Clara, siendo directoras del mismo, Carmen Murillo y, posteriormente, Rosa Melero. Se convierte en un centro de formación profesional asociado al colegio de las Carmelitas, funcionando en régimen de internado y destinado a alumnas con pocos recursos económicos. Muchas de ellas vienen de las aldeas serranas de Segura. Junto a los cursos de Administrativo de FP, se practica una educación basada en la solidaridad, la responsabilidad y la autogestión. Esteban, en Caritas, hizo suyo el viejo refrán oriental de “mejor que dar un pez al hambriento, es enseñarlo a

pescar”. Se impulsan nuevos programas de Animación Social y Desarrollo Comunitario, sin abandonar los servicios asistenciales y el apoyo elemental a transeúntes, a quienes tantas veces socorrió con su propio dinero. Caritas, a manera de editorial y de centro educativo, elaboraba publicaciones y folletos para que a través de las parroquias y de los grupos de base se analizaran y sirvieran para cambiar las situaciones de pobreza. Impulsa la creación de Caritas Andalucía y su prestigio crece fuera de nuestra fronteras, participando en misiones de Caritas Internacional en Salvador y en Nicaragua. También visita los primeros campamentos de refugiados saharauis en Argelia. Tras cada viaje, Esteban, promueve escritos y denuncia las condiciones de injusticia aberrante que sufrían estos pueblos.

Referente en la Transición

En 1975 muere Franco. El gobiemo de Arias Navarro pretende prolongar la dictadura. Buena parte del pueblo español se la juega por el cambio. Esteban, desde una impecable independencia, se convierte en un referente de la transición en Jaén. La biblioteca de Caritas era la más interesante y completa que había en Jaén en temas de Sociología y de análisis social. En las revistas ecuménicas se debate abiertamente sobre fe, compromiso y marxismo. Sin embargo, a finales de 1976, en Úbeda, aún se le prohibe a Esteban dar una conferencia sobre la emigración en nuestra provincia por orden del Gobiemo Civil de Jaén. Colabora con los movimientos cristianos de Comunidades de Base y se abre a la libertad de quienes buscan cambiar la asfixiante represión de los últimos coletazos del franquismo. En el salón de reuniones de Caritas se celebra una mesa redonda “sobre el cambio” a la que asisten, como público, los miembros de la Junta Democrática en nuestra capital y, tras la cual, los participantes, libremente, deciden crear una plataforma pro-amnistía de los presos políticos, requisito esencial para lograr la democracia. Poco después, la organización de una masiva manifestación en Jaén, saldada con fuertes multas a parte de los promotores, se convierte en uno de los hechos claves de la transición en nuestra provincia. Para Francisco Fernández Palomares, psicólogo y sociólogo de la educación, profesor de la Universidad de Granada: “la fuerte personalidad de Esteban le hacían aparecer siempre como persona independiente y libre. Me atraía de él su preocupación por la realidad social, su hábito de estudio y su capacidad de acción social” y añade “me seducía de Esteban su clarividencia en el análisis de los acontecimientos históricos que estábamos viviendo. Sus análisis eran certeros y sus previsiones se han ido cumpliendo”.

<i>Retrato colectivo de alumnas del Cemas, en la Sierra de Segura. </i>
Retrato colectivo de alumnas del Cemas, en la Sierra de Segura.

Quizá por ello, un amplio espectro de fuerzas progresistas lo propuso como cabeza de lista al Senado en las primeras elecciones democráticas, con cerca de diez mil firmas apoyándolo. El pretendía hacer compatible esta representación popular con la continuidad de su trabajo al frente de Caritas y del Gemas. Pero el obispo, Miguel Peinado, tras autorizarle a ello le exige que deje su labor diocesana. El prefiere continuar en su puesto y renuncia a presentarse a las elecciones. Sin embargo, a los pocos meses el obispo, haciéndose eco de presiones e insidias, lo destituye de su caigo, irrevocablemente, truncando el desarrollo de su obra y de todos los proyectos asociados. Por esta fecha destituyen también a varios curas obreros en Bailén y en Jaén capital. Las Comunidades Cristianas Populares denuncian en panfletos lo que a todas luces parece una regresión inmovilista de la iglesia. Una semanario nacional se hace eco de los hechos. El Diario JAÉN denuncia a los impulsores de aquellos escritos, entre los que me encontraba, por ello puedo asegurar que no fueron promovidos por Esteban. Se celebran misas de desagravio al obispo. Una emblemática foto de Montané mostraba a los poderes religiosos, civiles y militares escoltados por un vehículo de la policía nacional. Ese doloroso año de 1977, hay quien dice que afectado por la dimisión de su hijo, muere el padre, Manuel Ramírez.

<i>Retrato a mediados de los 60. </i>
Retrato a mediados de los 60.

Córdoba, fundación Paco Natera

A la espera de ser destinado a una nueva parroquia que se construía en el polígono del Valle, y para no aislarse entre libros y nostalgias, decide poner en marcha con otros compañeros un supermercado. La imagen de Esteban tras un mostrador era insólita para muchos, pero él la convirtió en un observatorio particular de los comportamientos clasistas. Nadie, entre los que lo queríamos, podíamos dejar de valorarlo en su totalidad, pero muchos “cristianos” le negaron el saludo. En 1980 recibe dos ofertas: una para presidir la Fundación Paco Natera de Córdoba y otra para ser profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. Elección en la que prima su interés por la acción frente a su no menos interés por la docencia. Como él confesaba en sus últimos días, no elegir Madrid fue probablemente un error del que aún se arrepentía. Se incorpora a la Fundación y da contenido a un vago programa de intenciones. Desde sus inicios impulsa movimientos cooperativos, recupera programas rurales lácteo-ganaderos, un Taller de Materiales Didácticos para el conocimiento de Andalucía en el que se editan algunas obras esenciales que influirán positivamente en la renovación educativa. La sede de la Fundación fue un local de encuentro y de referencia para la intelectualidad progresista cordobesa. Por allí pasaban, entre otros, José Antonio Lacomba, Isidoro Moreno, Carmen Calvo (la actual consejera de cultura). Sin embargo, dolorosamente, una vez más fuimos testigos de cómo el desinterés progresivo de los patronos, se convertía en una amenaza para un buen proyecto. Cuando Esteban decide dejar, por impotencia, la presidencia de la Fundación éstos la cierran sin sentido de culpa ni complejos.

<i>Viaje a Niacaragua</i>
Viaje a Niacaragua

La voz de los medios

Durante esos mismos años, Esteban, convencido del papel que pueden tener los medios de comunicación para reflejar la realidad y para servir de instrumento al progreso de los pueblos colabora –como accionista– en la creación de un nuevo diario, “La Voz de Córdoba”, que al poco tiempo de salir se disuelve, porque gran parte de su accionariado compra la cabecera del “Córdoba”. Es el momento en el que se subastan los medios de comunicación del antiguo Movimiento Nacional. Nombrado miembro del Consejo de Administración llega, en 1987, a ser presidente del mismo. La compra de acciones del Diario JAÉN, por parte del grupo de socios que se reúnen en tomo a Esteban, vuelve a ligarlo con nuestra provincia

El regreso a Jaén

En 1988 vuelve a Jaén como presidente de este periódico. Con ello abre una nueva etapa en su vida. Significa el reencuentro con la sociedad jiennense desde un nuevo lugar, desde un medio que había sido siempre conservador, con un Esteban más experimentado, pero no menos humano ni menos comprometido con los valores solidarios que siempre ha defendido. El le da impulso a un diario que tiene pérdidas y que reestructura hasta hacerlo viable y sostenible. Un cambio progresivo y decisivo, que se fundamenta en el hecho de ser reflejo de las pequeñas noticias locales y en el de servir de información a los diversos colectivos jiennenses. Su línea editorial promueve claramente la defensa de los valores éticos y democráticos de la sociedad civil para ser protagonista de su propio destino. Con ello sienta las bases de un medio de comunicación social, esencialmente provincial, plural, solidario y combativo con los problemas de esta tierra, como se puso de manifiesto en la movilización informativa contra la Reforma de la OCM del aceite de oliva (1998), labor que ha merecido este mismo año el Premio Andalucía de Periodismo.

Fruto de su labor como dinamizador de los valores provinciales es el impulso que da a los premios “Jiennenses del Año”. Como editor cultural promovió –entre otros coleccionables de interés– la obra “Jaén, pueblos y ciudades” que quedará como el gran referente documental de nuestra provincia en el final de siglo. Como animador de la actividad empresarial participó en Inverjaén, presidió el proyecto Parque Temático de la Naturaleza y fue consejero de Novotécnica (Almería) y de Eje de Comunicación Andaluza. Como conocedor de la sociedad y la realidad jiennense participó en el Consejo Económico y Social de la Universidad. Y como figura destacada de nuestra comunidad fue llamado para participar en el Foro Andalucía Siglo XXI. Su afán de llegar a nuevos públicos le hace comprar y reestructurar el Semanario La Loma, así como la cadena de emisoras Multimedia Jiennense (Cazorla, Villacarrillo, Úbeda, Martos y Alcaudete). Empresas en las que invirtió la venta de sus acciones del diario Córdoba. Fue una etapa de su vida en la que pudo retirarse a vivir sin problemas económicos, pero decidió seguir trabajando por Jaén. De sobra sabíamos, como ha dicho Antonio Guzmán que “a él no le importaba el dinero”, siempre vivió de una manera sencilla y modesta. Son muchos los amigos a quienes prestó ayuda monetaria y de otro tipo sin ninguna contraprestación a cambio.

<i>Con su madre, en Calahonda, año 1991. </i>
Con su madre, en Calahonda, año 1991.

Su herencia moral

Pero su muerte inesperada nos deja con la incertidumbre de saber cuántas cosas más habría hecho y cuántas –de las comenzadas– hubiese podido ver como daban fruto. Humanista innovador, un hombre de su época a la altura de las circunstancias, como ha dicho Fernández Palomares. Un hombre creyente de pensamiento libre, solidario. Murió en plena lucidez y actividad, dejando consternados a sus numerosos amigos y colaboradores, aquellos que le conocieron y hoy pueden dar testimonio de él, a quienes nos dejó el legado permanente de su compromiso con las gentes de esta tierra.

*Pinchando en cada foto, a continuación, puede acceder a los PDFs del texto y a cada foto que lo acompañan.

Esteban Ramírez, In Memoriam

Aquí tiene su pensamiento, un documento publicado por Diario JAÉN en el 20 Aniversario de su fallecimiento, en febrero de 2019. Son imágenes recopiladas que no vieron la luz por el desinterés sobre su vida y su obra en los primeros años.

Jaén