Esencia jaenera a la luz del “Ilustre Vecino”

Juan Francisco Ramírez derrocha sentimiento en el XIV Pregón de la Madrugada

05 mar 2023 / 19:10 H.
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Fue una noche especial para los cofrades jiennenses. El teatro Darymelia de la capital jiennense acogió la XIV edición del Pregón de la Madrugada, que se enmarca, para los pocos que queden sin saberlo, en la madrugada del Viernes Santo. Es el tramo en el que El Abuelo sale a reencontrarse con los jiennenses, y es por ello que la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores organiza esta cita cada año al inicio de la Cuaresma.

Los cofrades no tardarían en entrar en situación nada más comenzar la velada. Fue gracias a la magistral interpretación de la Agrupación Musical Santa María de la Cabeza de Exiliana, de Granada, que llenaron el escenario del teatro para ofrecer un espectacular recital en el que la tradicional marcha de El Abuelo fue protagonista.

Tras la actuación, que en ocasiones puso en pie a los asistentes, comenzó el acto más institucional. La Junta de la Cofradía, presidida por Ricardo Cobo, salió frente a los asistentes junto a José Paulano Martínez —pregonero en el año 2022—, designado para presentar al pregonero de esta XIV edición. Se trata de Juan Francisco Ramírez, hermano de la corporación nazarena, que en la actualidad ejerce como administrador de la Cofradía de la Estrella, de la que otrora fuera su Hermano Mayor.

Ramírez se situó frente al atril, no sin antes besar la corona de Nuestro Padre Jesús, para primeramente, mostrarse emocionado e imprevisible, como él mismo admitió, ya que empezó por el final de lo que tenía que ser su discurso. “La marcha de El Abuelo es una de las tocadas no solo en la provincia y en Andalucía, sino en todo el mundo”, comentaba, “llevando el aroma de nuestro aire y la esencia de la imagen más venerada de nuestra ciudad”. Así, reivindicó que esta marcha fuese “la marcha oficial de nuestra Semana Santa jaenera”.

Un poema siguió a esta aplaudida petición, para posteriormente dirigirse a autoridades y demás asistentes, en un pregón que mostraba el orgullo de una Madrugada en la que todas las sílabas se pronuncian; una en la que “se entrega un Nazareno para hacer de la calle su templo”. “Quién me niega a mi que esto no es sino un derroche de fe”, decía, de nuevo en verso, hablando sobre un “Viernes Santo de delirio, de bullicio, de lágrimas nazarenas, sin tapujos, sin vergüenza, las alegrías y las penas van de la mano en la Madrugada jaenera”. Palabras todas dedicadas a un “Ilustre Vecino”, así como a sus humildes seguidores.

Jaén