Emilio de Justo y Juan Ortega tocan la gloria desde el coso de la Alameda de la capital

Marcos Linares toma la alternativa en un día en el que el público se volcó con su figura | Los toros de la jornada fueron de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo y de Juan Pedro Domeqc

15 oct 2023 / 11:00 H.
Ver comentarios

Marisa Fernández

Ayer fue la primera corrida de toros que se celebraba con motivo de la Feria de San Lucas. En ella, tomaba la alternativa Marcos Linares, el que fuera alumno de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén, que volvía a la plaza donde comenzó para ratificarse como matador de toros. Para una ocasión tan especial ejercía de padrino Emilio de Justo, triunfador de la pasada feria de San Lucas, y de testigo Juan Ortega. En la corrida de toros se anunciaban tres toros de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo y tres de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de juego desigual.

El primero, de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo, y con el nombre Caralegre, fue el que posibilitó la alternativa de Marcos Linares. Tras la ceremonia en la que Emilio de Justo le cedió los trastos, brindó este especial toro a Gonzalito, su mozo de espadas, y pronto se puso a torear. Lo probó con la derecha, pero se dió cuenta de que el pitón bueno del toro era el izquierdo. Faena emotiva y finalizada con estatuarios, que hubiese sido de premio grande de no haber errado con la espada. Finalmente, dió una vuelta al ruedo.

Emilio de Justo recibió al primero de su lote de manera primorosa, un ramillete de verónicas, sacando el toro hacia los medios, cargadas de belleza y templanza, desplegando un manual de tauromaquia. Este segundo de la tarde, llevaba el hierro de Juan Pedro Domecq, al igual que el tercero, y fue brindado al público por Emilio de Justo, que comenzó su labor de muleta con la figura vertical. Finalizó con una serie de manoletinas y mató de una estocada, cortando las dos orejas.

Juan Ortega lo intentó a la verónica genuflexo con el tercero, dejando las primeras señales de su toreo. Aunque este toro de Juan Pedro Domecq no sería el material propicio para una gran faena ya que se fue parando demasiado pronto. El toro se fue complicando por momentos, con unos impredecibles derrotes y el sevillano tuvo que abreviar y mató al toro de una estocada, cortando una oreja.

El cuarto y el quinto de la tarde volvían a ser del hierro del Puerto de San Lorenzo, y las verónicas a pies juntos fue el recibimiento que dió Emilio de Justo para recibir al cuarto de la tarde. Como manda la tradición, Emilio de Justo, brindó, el último todo de su temporada, a la cuadrilla que le ha acompañado. El extremeño lo intentó por ambos pitones, intentando dar forma a las embestidas del animal, para templadamente, dibujar naturales de bello trazo y derechazos muy lentos, pero sin llegar a levantar el vuelo. Pese a ello, y tras la estocada defectuosa, el público le pidió la oreja para premiar su enorme entrega y disposición.

Juan Ortega no pudo lucirse en el capote ante el quinto de la tarde, pero eso le restó un ápice de disposición. El toro fue un ejemplar bronco, al que fue sometiendo en la muleta, y pese a sabeSr que contaba con pocas opciones de lucimiento, Juan Ortega no escatimó en esfuerzos, para lograr cobrarse muletazos de mucha clase y exposición, sobre todo con la mano derecha. Derrochó torería, pero le faltó animal para una faena redonda.

Marcos Linares salió a por todas en el sexto de la tarde, y ya lo mostró en el recibo capotero, donde volvió a mostrar su facilidad para expresarse a la verónica. Brindó el toro de Juan Pedro Domecq al público, en el toreo fundamental no terminó de acoplarse con dificultades del animal, pese a ello, realizó todo un ejercicio de entrega durante toda la tarde.

Emilio de Justo y Juan Ortega se fueron en hombros de la plaza de toros de Jaén, en la tarde en que Linares suma un nuevo matador de toros que será el orgullo de toda la provincia de Jaén.

Jaén