El Resucitado recibe la Pascua con un pregón lleno de poesía
Ramón Molina pronuncia un discurso en pro de la humanidad y el amor

Dios se volvió loco. Él, el Infinito, el Todopoderoso, el Omnipotente, el Eterno, el que nadie ha visto jamás, se decide a ser nada menos que puñado de huesos, amasijo de carne, con sus sueños y sus lágrimas y su dolor, y, es más, se decide a ser punto mínimo en un vientre de mujer y alimentarse de ella, en su calor, en su cobijo, en su inmaculado vientre y luego, nacer y sentir el frío de las noches de una región de olivos y de trigo, de puertas cerradas por el egoísmo de posaderos inconscientes. Dios dejó de estar cuerdo y decide nacer en la tierra y hacerse tierra. Barro humano”. Estas palabras convertidas en dardos lanzados “directos al corazón” fueron parte del primer pregón extraordinario de Navidad organizado por la Cofradía de Jesús Resucitado y María Santísima de la Victoria que pronunció el poeta y profesor jiennense Ramón Molina Navarrete.
“Lo mismo que la Semana Santa es importante para los cofrades, queremos que el Nacimiento de Jesús, de Cristo, también lo sea”, explicó el vice hermano mayor de la Hermandad, Antonio Luis Pérez. “Ramón es, ante todo, un amigo que colabora siempre y con todo aquel que se lo pide. Elegirlo para que realizara este primer pregón extraordinario es una manera de agradecerle y de reconocer todo lo que ha hecho por esta y por otras cofradías”, añadió Pérez,que fue el encargado de presentar al pregonero entre afectuosas y amables palabras en la Agrupación de Cofradías. Pérez también aprovechó para realizar un agradecimiento personal a Ramón Molina.
Experiencia. El primer pregonero de la Navidad en la Cofradía del Resucitado lleva más de setenta “discursos” a sus espaldas. “Los afronto todos con mucho interés y entusiasmo, a pesar de haber realizado un buen número de ellos, intento ser original e incluso sigo poniéndome nervioso los días previos”, apuntó Molina, que consideró: “Si alguna cofradía de Semana Santa puede organizar de manera más pertinente un pregón de Navidad sería la de la Resurrección, donde el círculo se cierra. Nace, muere y “nace” de nuevo, al tercer día en la resurrección”. Molina articuló su oratoria durante unas cuarenta y cinco minutos combinó la prosa y el verso para hablar sobre la Navidad. Empezó por comparar la sociedad actual con la romana de hace más de dos mil años. El poeta que recibió un fuerte aplauso y el cariño de todos los presentes, concluyó su intervención con el siguiente mensaje: “Que este Dios que ha nacido crezca de amor por siempre en nuestros pechos”.