El relato de Óscar Molina, superviviente de la tragedia de la A-4 por un instante

El atleta de Fuerte del Rey cuenta el “infierno” que vivió en el accidente múltiple de Santa Cruz de Mudela, donde perdió a su compañera de vida perruna y sintió la muerte a escasos metros

01 feb 2024 / 07:00 H.
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“Sentía la muerte. A izquierda y derecha, había gente que se debatía entre la vida y la muerte”. Este es el desgarrador relato de Óscar Molina Fernández, el atleta de Fuerte del Rey que volvió a nacer el pasado 24 de enero tras verse atrapado en los accidentes múltiples ocurridos en la A-4 a la altura de Santa Cruz de Mudela. Él sobrevivió, pero su compañera de vida, su perra Chispas, no lo logró y falleció tras la gran embestida de un tráiler al vehículo del jiennense. El testimonio de Óscar Molina es duro, muy duro. Según relata a Diario JAÉN, la carretera era “un infierno” mientras él era testigo de cómo los vehículos se estrellaban y lo que más le duele, haber perdido a Chispas que quedó atrapada en el coche sin posibilidad de sacarla. Esta es su historia.

El fuerterreño, de 42 años, regresaba a Jaén junto a Chispas, su inseparable protectora, desde Alovera (Guadalajara). A la altura de Santa Cruz de Mudela, en el kilómetro 213-214, todo cambió. “Había bastante niebla, pero se veía bien y, de repente, bajando el puerto, bajó la niebla muy rápido y en cuestión de 30 segundos ya no se vía nada, ni a un metro”, explica Molina. Fue en ese momento cuando el “infierno” se desató. “Cuando me quise dar cuenta, estaba empotrado en un furgón de reparto. Mi primer instinto fue pegarle un manotazo a la puerta y tirarme al arcén”, y eso fue justo lo que le salvó, porque cuando se giró, un tráiler ya había embestido su vehículo, dejándolo reducido a menos de un metro y medio.

“La muerte estaba rondando por allí”

“Estaba en shock. Empecé a ver tráileres, coches, furgonetas, monovolúmenes, unos chocando con otros. Veía cómo se iban a estrellar porque no se veía nada”, cuenta Óscar. El coche del atleta fue el cuarto en chocar de los 13 que se vieron implicados en ese accidente. Tras ello, la situación era irreal. “Veía venir un coche y me preguntaba: ¿Está familia muere en el accidente? ¿Se quedarán paralíticos? Era terrible. Eso era un infierno”, manifiesta el fuerterreno, quien refiere que era testigo del destino de todos los afectados. Y lo más impactante, Óscar Molina “sentía la muerte rondando por allí”. Precisamente, en ese mismo punto se produjo otro accidente múltiple un día después en el que fallecieron varias personas. Una vez que llegó “la calma”, la realidad se hizo palpable. “Tenía gente alrededor con las piernas rotas, gente que no podía respirar, otros haciendo masajes cardiopulmonares a la gente porque se iba. A izquierda y derecha, había gente que se debatía entre la vida y la muerte”, añade.

“Lucharé porque mi perra no haya muerto en vano”

El relato de Óscar Molina, superviviente de la tragedia de la A-4 por un instante

A pesar de los dolores fruto del accidente, el golpe más duro para Óscar fue darse cuenta de que Chispas seguía dentro del coche. Era tal el aplastamiento del vehículo que la Guardia Civil no lo encontraba. “Cómo quedaría mi coche que la Guardia Civil me preguntó: ¿Y su coche dónde está?”. Ahí llegó el peor trago del atleta. No murió ninguna persona en el accidente, pero “para mí, murió la vida más bonita del mundo, mi hija, mi protectora, mi compañera, Chispas lo era todo para mí”. Molina adoptó a la perra hace 3 años y, desde entonces, se volvieron inseparables, uña y carne. Su apoyo era fundamental para el jiennense cuando sufría ataques de ansiedad o cuando salía a entrenar. “Desgraciadamente, el coche se tuvo que destruir con la perra dentro porque era imposible sacarla. Lo único que pudimos ver en el desguace fue una parte de su pata”, lamenta el afectado. Pero su batalla no ha hecho más que empezar. “Esto no va a caer en saco roto ni yo lo voy a permitir. Ya le he dicho a mi seguro que no quiero abogado de consorcio porque hay un ser vivo muerto”, avanza Óscar. Su objetivo es luchar para que la muerte de Chispas no quede en vano y si es necesario, creará jurisprudencia. “No tengo el mismo problema que los demás que tienen daño material, a mi me han reventado una parte de mi vida”, sentencia.

Una semana después, Óscar tiene cristales hincados

Una semana más tarde, Óscar Molina continúa con lesiones del accidente. Fue desplazado al Hospital de Valdepeñas, donde le hicieron diversas comprobaciones y radiografías. Tiene inflamado el piramidal, el sacro, el glúteo derecho y la cadera izquierda y, además, aún tiene cristales hincados en las manos y en las piernas. A pesar de lo vivido, el atleta sigue adelante. “¿Qué por qué estoy vivo? Se ve que no me quieren aún por ahí arriba”, dice y avanza que aún no sabe cuándo volverá a competir, pero que lo hará. Su testimonio nos acerca a lo que el fuerterreño vivió aquel 24 de enero, pero sólo los que estuvieron allí entienden lo que es volver a nacer. Un último mensaje del superviviente: “Sólo decirle a los jiennenses que Oskitar volverá y que nos vemos en la montaña”.

Jaén