El recuerdo de los jiennenses fallecidos en el 11-M: “El tiempo no lo borra todo”

Ramona Torres, una vecina de Cambil que perdió a su prima hermana en los atentados, se atreve a relatar lo vivido en estas dos décadas de dolor

11 mar 2024 / 16:30 H.
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“Dicen que el tiempo lo borra todo, pero eso no es verdad”. Son palabras de Ramona Torres Ortega, una vecina de Cambil que perdió a su prima hermana en los atentados del 11 de Marzo de 2004. Dos décadas pasaron desde aquella mañana que congeló el corazón de todo el mundo y que dejó en la cuneta a la familia de Pilar Gámiz Torres, una madrileña de raíces jiennenses que ya nunca podrá volver a veranear en la comarca de Sierra Mágina. Es el único testimonio de los contactados por este periódico que se atreve a relatar lo vivido en estas dos décadas de dolor. Los demás se refugian en el silencio. Hay padres destrozados, algunos fallecidos en este tiempo, maridos que no pudieron rehacer sus vidas, hijos que se criaron sin sus madres, hermanos que no perdieron la oportunidad de la convivencia con los de su propia sangre...

Ramona Torres rememora lo que ocurrió un día como hoy hace veinte años: “Me llamó mi tía Juana Torres Ortega, hermana de mi padre, cuando todavía no habíamos visto ni las noticias. No me lo podía creer. Nos fuimos todos a Madrid, fue horrible. Por lo visto su niño pequeño vio en la televisión el tren que había cogido mi prima para ir a trabajar y llamó a su padre”. Efectivamente, Pilar Gámiz iba en esa línea de Atocha, la misma que utilizaba cada día para ir a su trabajo. Estaba embarazada y tenía toda una vida por delante. “Yo no puedo ni ver fotografías de ella y cuando llegan días como este lo pasamos todos muy mal”, asegura su prima. Añade que su marido tuvo que criar a su pequeño solo y nunca rehizo su vida. En el Pilar del Arrabalejo tenía su residencia Gonzalo Barajas Díaz, funcionario de la Seguridad Social de profesión. Su despedida fue multitudinaria en la parroquia de Santiago Apóstol. Este periódico no ha podido contactar con sus familiares para que relaten lo vivido.

En Guarromán echan de menos a Juan Pablo Moris Crespo, ingeniero residente en Alcalá de Henares que tiene una calle en su memoria en el municipio jiennense. Su padre, Gabriel Moris, luchó con todas sus fuerzas hasta el final de su vida por intentar esclarecer los hechos. Hay entrevistas publicadas por medios de comunicación nacionales y artículos de opinión en “Libertad Digital” en los que dejó claro su pensamiento, removió conciencias y obligó a la sociedad española a algo muy importante: a no olvidar lo inolvidable. Uno de sus hermanos asegura que prefieren callar después de tanto dolor, porque remover el pasado no es plato de buen gusto. Vive su madre para contarlo, pero nada es igual desde aquel fatídico día. El alcalde de Guarromán, Alberto Rubio, anuncia que pronto habrá un homenaje en la calle que lleva su nombre en el municipio jiennense, con la instalación de una placa que explique el porqué. Hay más familiares destrozados por el mayor atentado que se recuerda en España. Javier Mengíbar Jiménez, también residente en Alcalá de Henares, tenía sus raíces en Villacarrillo, donde tampoco olvidarán lo que sucedió hace dos décadas. Era técnico del Ministerio de Educación, tenía 42 años, nació en Lima y se crió en Madrid, aunque siempre que podía se escapaba hasta la comarca de Las Villas en busca de la tranquilidad y el sosiego. Vidas rotas y daños imposibles de reparar, por mucho que pasen los años.

Jaén