“El programa espía en el móvil de mi novia era por protegerla”

La víctima reitera que se sintió controlada y que le tiene miedo

05 sep 2017 / 11:02 H.

Jesús F. J. no tuvo problemas en reconocer que, en el verano de 2015, le entregó a su novia un teléfono que tenía instalado un programa espía. Una aplicación con la que podía saber su ubicación en todo momento, escuchar sus llamadas, acceder a sus correos y mensajes e, incluso, verla a través de las dos cámaras del terminal. No obstante, lo que sí negó este joven jiennense es que quisiera controlar todos los movimientos de su pareja: “Lo hice para protegerla”, argumentó el acusado, para el que la Fiscalía pide una condena de 7 años de cárcel por delitos de revelación de secreto y coacciones. En concreto, aseguró que su compañera sentimental estaba recibiendo graves amenazas a través de una red social de “una persona que no estaba bien de la cabeza y que era capaz de cualquier cosa”. “Le di el teléfono con esa aplicación por sobreprotección y ella lo sabía”, reiteró. Eso sí, Jesús F. J. rechazó por activa y por pasiva haber coaccionado o amenazado a su novia durante los poco más de nueve meses en los que fueron novios. “Estuvimos muy bien. Fue una relación de pareja buena”, sostuvo. Es más, explicó que incluso después de que ella lo denunciara en julio de 2015, mantuvieron el contacto y retomaron su vínculo sentimental hasta final de ese año.

La siguiente en declarar fue la víctima de este caso. Lo hizo a través de videoconferencia pues la joven, actualmente, reside fuera de Jaén, Su versión fue completamente distinta a la ofrecida por Jesús F. J. Explicó que su novio le regaló el móvil y que, desde entonces, se sintió “controlada”. “No era normal que él supiera siempre dónde estaba o lo que estaba haciendo”, aclaró. Además, la joven aseguró que Jesús F. J. le regaló el móvil y que, en ningún momento, tuvo conocimiento de que tenía instalada una aplicación espía. “¿Cómo le iba a dar mi consentimiento para una cosa así? Si llego a saberlo no lo hubiera cogido”, dijo. Sus sospechas de que la estaban controlando se confirmaron cuando una pareja de amigos, a la que Jesús había contado lo que había hecho, le advirtió que tenía el programa espía instalado en su móvil. Igualmente, la mujer admitió haber recibido amenazas de una persona, tal y como había relatado el acusado, aunque le dio muy poca importancia.

La Fiscalía mantuvo su petición de condena para Jesús F. J., al que acusa de un delito de revelación de secreto, por el que pide cuatro años de cárcel, y tres de coacciones. “Le dio una patada a la intimidad de su pareja”, describió la representante del Ministerio Público en su alegato final. En su informe describió al acusado como un hombre “celoso, posesivo y manipulador”: “Ha humillado, vejado, controlado y aislado a su pareja”, añadió.

Nulidad. Por su parte, la defensa trató desde el principio de anular todo el procedimiento. Argumentó que la Policía tomó declaración a su cliente sin presencia letrada, por lo que “se vulneraron sus derechos fundamentales”. Lo que ocurrió fue que Jesús F. J. acudió a Comisaría para declarar como testigo por otro asunto diferente. Cuando lo estaban interrogando, el policía vio que sus datos coincidían con los del hombre que había sido denunciado un día por la instalación de una aplicación espía: “Yo le pregunté si había tenido algún problema con eso y me contestó que sí, y que estaba muy arrepentido”, relató el agente que redactó el atestado y quien aseguró que fue “en el marco de una conversación privada e informal”. De inicio, la petición de nulidad fue rechazada por la juez, si bien el letrado de la defensa presentó su protesta y volvió a reclamarla en su informe final.

Del mismo modo, el abogado solicitó a su señoría que tenga en cuenta que su cliente es una persona joven —tiene 22 años—, que carece de antecedentes: “El castigo que merece ya lo tiene y es de índole moral”, argumentó. El juicio quedó visto para sentencia en el Penal 4.