El Perdón pone el broche de oro a una ciudad que vuelve a amar
Estallido de color y emoción en la calle Hurtado con la petalada a la Señora

VÍDEO
El Miércoles Santo volvió a pintar de solemnidad, devoción y emoción las calles de Jaén. Desde Cristo Rey hasta los muros catedralicios y el regreso bajo la medianoche, la Cofradía Sacramental del Santísimo Cristo del Amor, Jesús del Perdón y María Santísima de la Esperanza. Una hermandad que está formada por unos 1.348 hermanos de los cuales participaron 874 en la tarde de ayer y que recientemente han ratificado la candidatura presentada por su Hermana Mayor, Laura Martínez, mostrando una vez más su fortaleza, juventud y sentido profundo de la fe. El obispo de la Diócesis de Jaén, Sebastián Chico, quiso al igual que en la tarde del Martes Santo con el Divino Maestro hacerse presente en el templo del Paseo de la Estación, informa Juanjo Armijo.
La tarde comenzó con los primeros toques de llamador tras la protestación de Fe, en los que entre el canto de la marcha “Costaleros del Amor” a voz y piano marcaron la salida del Cristo del Amor en su Prendimiento. Misterio que representa con dramatismo y belleza la traición de Judas al Señor, coronado por una escenografía vibrante de color nogal y elementos platerescos. En su frontal, un cáliz nos recuerda su carácter sacramental. A los pies del paso, el tradicional pelícano como símbolo de entrega y vida. Rodeado por iris y una peana con rosas rojas, fue portado por una cuadrilla dirigida por Nacho Villar y Daniel Bautista, que llevó al Señor con sobriedad y dulzura hasta la calle. Uno de los momentos más esperados se produjo en la residencia de las Hermanitas de los Pobres, donde, como ya es tradición, las religiosas dedicaron cánticos y protagonizaron una emotiva “levantá”. Tras esta, irrumpió en escena el imponente paso de Jesús del Perdón, símbolo arraigado del barrio y figura clave del Miércoles Santo jiennense. Este año, su paso cobró especial significado con la confirmación oficial el pasado Martes Santo del indulto de un preso que fue liberado en un acto solemne y emocionante durante el paso de la cofradía por la Comandancia de la Guardia Civil.
Allí, el Perdón recibió el Himno Nacional, el Cristo del Amor se detuvo para una ofrenda floral de los agentes, y la Virgen de la Esperanza se giró mientras sonaba el Himno de la Guardia Civil. El acto, cargado de simbolismo y humanidad, dejó una estampa inolvidable: la misericordia hecha gesto real. Musicalmente, fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Maestro Valero de Aguilar de la Frontera, y su andar firme fue ejemplo de compromiso de los costaleros comandados por Cristóbal Garrido y Víctor Sánchez. Como broche, la calle se tornó verde esperanza. El palio de la Esperanza apareció entre los sones e incienso en una calle San Carlos que rompió en aplausos. Rodeada de escenas marianas, relicarios, virtudes teologales y simbolismos, como el ancla en el llamador y los ángeles portando el corazón, la columna y el Santo Rostro, la Virgen volvió a conquistar el corazón de los jaeneros. Su exorno floral, mezcla armoniosa de rosas, dendrovium, alelies, alstroemerias, molucella y solidago, aportó un toque fresco y elegante a su caminar lento y majestuoso, guiado por Fernando Mesa y Juan Leandro López.
Tras el paso por la carrera oficial, la Cofradía del Perdón, se introdujo en la feligresía de San Ildefonso no sin antes hacer buena escuela de maestría en la calle “costalera” de Almenas. Uno de los momentos más destacados y esperados del itinerario fue la petalada en la calle Hurtado, un estallido de color y emoción al paso de la Señora. Ya dentro de la feligresía de Cristo Rey, la hermandad transcurrió con normalidad y las puertas de la parroquial se volvieron a cerrar, dejando dentro a unos cofrades satisfechos y llenos de plenitud. Broche de oro a una Jaén que vuelve a amar, a perdonar y a esperar.