“El pan artesano necesita ayudas”

LA ENTREVISTA

En vísperas de la celebración de la gran ochiada, este jueves a las 17:00 horas en la plaza de Santa María de la capital, el presidente de Apfepan —Asociación de Profesionales Frabricantes y Expendedrores de Pan— analiza la situación del sector de panaderos artesanos. Subraya que, si no llegan ayudas para paliar la crisis, los productos que elaboran pueden desaparecer y, por ende, un oficio milenario. Asimismo, califica de importante esta iniciativa de la mano de Diario JAÉN, en la que colabora el Ayuntamiento de la capital y participan panaderías artesanales de la provincia.

—¿Qué supone la gran ochiada para el colectivo de panaderos?

—Es una iniciativa muy importante no sólo para los que participamos, sino para todo el colectivo de panaderos, porque creemos que debemos estar en cada actividad en la que se promueva y promocione el pan artesano. Y la gran ochiada de mañana es un evento gastronómico que reúne estas condiciones.

—Se espera que mañana se repartan aproximadamente 5.000 ochíos, todo un reto, ¿no?

—Sí. Esa es la cifra que nos hemos propuesto para esta edición y creo que llegaremos a alcanzarla.

—¿Cuándo se fundó Apfepan?

—Hace 45 años. Yo lo presido desde hace nueve meses, pero llevo como miembro 34 años. Apfepan es el único colectivo de panaderos que queda en la comunidad andaluza y, en este sentido, el colectivo representa también a Andalucía.

—¿Cuántos miembros conforman el colectivo?

—Hay 150 panaderías asociadas.

—¿Cuáles son los objetivos?

—Defender el pan artesano, así como el gremio de los panaderos tradicionales. Un colectivo que se encuentra en una situación crítica, a punto de desaparecer. Porque la crisis energética, acentuada descomunalmente por la invasión rusa en Ucrania, nos ha afectado de lleno, tanto en la energía como en la materia prima que requiere nuestro oficio. Y no hemos podido repercutir en la subida de precios. Por otro lado, las cadenas de alimentación están haciendo del pan un artículo de reclamo y hay una diferencia abismal entre un producto y otro, porque nuestros panes son exclusivamente naturales.

—¿Cómo afectó la pandemia?

—Como a cualquier sector, entiendo. Es decir, mal. Pero, aun así, pudimos trabajar en torno al 20 o 30% de nuestra productividad. Se nos consideró un gremio esencial. Sin embargo, cuando se ha producido la crisis energética, hemos dejado de ser esenciales. Una decisión que es paradójica y que, por tanto, no entendemos.

—¿Reciben alguna ayuda?

—Recibíamos. Nos han quitado todas. Antes percibíamos apoyo económico que se destinaba al combustible para realizar el reparto. Asimismo, otra de las prestaciones que ha desaparecido es la ayuda en combustible para cocer el pan y, de esta forma, amortizar la materia prima.

—Y ustedes reivindican que regresen las ayudas...

—Efectivamente. Estamos intentando que el Gobierno central y autonómico nos proporcionen de nuevo estas ayudas, porque corre peligro el sector. Si no llegan es posible que las panaderías tradicionales desaparezcan.

—¿Cómo cree que puede mejorar el funcionamiento del sector al margen de lo mencionado?

—La Diputación va a presentar hoy en el Pleno una declaración institucional en defensa del pan tradicional y artesano. Es una forma de poner en valor nuestra labor, porque tenemos que aunar esfuerzos entre los panaderos y la administración. Nuestra problemática radica en el daño que está causando el pan industrial. Las grandes superficies nos están asfixiando y están dictando nuestra sentencia.

—¿Qué se plantean si no hay soluciones a corto plazo?

—Hace poco salimos a manifestarnos en dos ocasiones. Y no descartamos convocar alguna más.

—¿Cuántas panaderías se han visto obligadas a cerrar?

—Una veintena en la provincia, aproximadamente. De hecho, en la capital han cerrado cuatro de las más fuertes que había.

El periódico provincial no es la primera vez que organiza una ochiada de esta envergadura, puesto que el 23 de diciembre de 2014 celebró este evento gastronómico enmarcado en la iniciativa “14 sonrisas para 2014”, llenando la plaza de Santa María con 4.500 ochíos dulces, donde, como ocurrirá este jueves, los jiennenses no quisieron perderse la oportunidad de saborear el bollo más típico de esta tierra. De esta forma, al igual que mañana, los dulces fueron expuestos sobre una gran mesa con forma de “J”. Durante más de una hora, la plaza de Santa María y los aledaños de la Catedral se convirtieron en una sonrisa gigante.