El juez archiva la denuncia del fiscal contra los chabolistas

No ve indicio de delito ecológico, a pesar de un informe policial que habla de vertidos tóxicos y quemas ilegales

22 mar 2016 / 09:20 H.

El Juzgado de Instrucción número 3 de Jaén ha archivado la denuncia presentada por la Fiscalía por supuestos delitos medioambientales que pudieran haber cometido los habitantes del poblado chabolista existente a las espaldas de Vaciacostales. Su señoría no ve indicios de delito, pese a un informe de la Policía Autonómica que detectó en la zona acumulación de residuos orgánicos, quemas ilegales y vertidos de sustancias tóxicas. El Ministerio Público había puesto la situación en conocimiento de la autoridad judicial, al entender que existía peligro tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas.

Los chabolistas se dedican a la recogida de chatarra. Una mercancía que debe ser “tratada” antes de ser llevada a la chatarrería a cambio de unos euros contantes y sonantes. Así, la Policía Autonómica detectó que en el asentamiento de Vaciacostales se desguazaban electrodomésticos viejos e, incluso, coches, lo que genera diferentes residuos y restos que eran arrojados en los alrededores y que podían ser peligrosos por su toxicidad. Sin embargo, el juez no lo entiende así y ha decidido archivar la causa, al entender que se trata de una cuestión administrativa, es decir, en la que tienen competencia el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.

En otro juzgado había otro procedimiento abierto contra esta comunidad chabolista. La denuncia la interpuso un particular por ocupación de la propiedad privada. El caso también fue archivado. ¿Por qué? Simplemente, porque los denunciados levantaron el campamento y lo movieron unas decenas de metros. De este modo, dejan sin efecto todo lo realizado por los tribunales, lo que obliga al propietario a empezar de nuevo en una especie de juego del ratón y el gato.

Familias enteras entre basuras

malvivir. Numerosas familias se asentaron en una parcela a las espaldas de Vaciacostales hace ya casi dos años. Llegaron después de desmantelar el campamento que habían montado en un solar de la carretera de Madrid. Desde entonces, viven entre escombros, basuras y residuos de todo tipo.