El ibreño Julio Bueno cuenta la angustia vivida en Chiva
“Los compañeros que entraron después de mí siguen todavía dentro de la fábrica”, relata el joven jiennense
El teléfono está apagado o fuera de cobertura. Esto era lo que sonaba cuando Diario JAÉN intentaba contactar con Julio Bueno Gámez durante el martes y el miércoles. Este joven, de 35 años y natural de Ibros, ha vivido el peor episodio de su vida en Chiva, uno de los pueblos más devastados por la DANA en la provincia de Valencia. Afortunadamente lo puede contar, aunque todavía con la voz trémula. Vive en Buñol, pero desempeña su ocupación profesional en Chiva, situado a diez kilómetros, donde se registraron 445 litros por metro cuadrado —la mayor cifra registrada en la Comunidad Valenciana desde 1996— y donde la alcaldesa teme centenares de muertos por el desastre natural. Desde el martes, cuando salió del trabajo a mediodía, Julio ha estado incomunicado, sin luz, agua y cobertura. Las horas críticas fueron de 16:30 a 20:30 horas, cuando cayó la mayor parte del acumulado.
La cifra registrada de agua fue prácticamente lo que puede llover en un año completo en este municipio valenciano. “El pueblo de Chiva está completamente desbordado. La gente sigue sin luz, sin agua y sin cobertura, totalmente incomunicada. Lo peor de todo es que hay muchos vecinos que no sabemos si están bien o no”, subraya este ibreño. El jueves, tras muchas horas de desasosiego e incertidumbre, volvió a conectarse con el mundo, pero rodeado de las inconmensurables secuelas que ha dejado la gota fría. Recalca que Dios estuvo de su parte, pues si le hubiera tocado el turno de tarde en el trabajo, ahora mismo estaría atrapado en las instalaciones de una empresa de inyección de plástico. “Los compañeros que entraron después de mí, a las dos, siguen todavía dentro de la fábrica. No han podido salir de allí. Yo, al final, estaba en casa. Con muchas dificultades, pero en casa. Perfectamente podría haber sido uno de ellos. Me he preguntado en repetidas ocasiones cómo estarán, hasta que ayer por la mañana pude contactar con ellos”, relata el joven ibreño, que detalla que, ante la adversidad, los 30 compañeros atrapados han hecho hogueras para poder calentarse.
“No saben cómo salir de allí. Los vehículos fueron arrastrados por la violencia de la riada”, enfatiza. Este ibreño, cuando las autoridades reabrieron parte de la A-3, aprovechó la coyuntura para salir de la zona devastada en dirección a su municipio natal. “Hace una hora [ayer] que he podido salir de allí y voy camino de Jaén para pasar el puente de Todos los Santos. En Valencia, lógicamente, es imposible estar. En cuanto han abierto la A-3, he cogido las maletas”, apunta Julio, que añade: “No sé cuándo volveré a trabajar, pero se prevé que irá para largo. Es impresionante lo que ha pasado. Es increíble que haya sucedido algo así. Todavía hay pueblos a los que no se ha podido acceder”. Chiva, que ha sido uno de los municipios valencianos más golpeados por la DANA, contabiliza diez muertos hasta el momento, según el balance oficial. Sin embargo, Julio asegura que pueden ser muchos más, pues manifiesta que hay numerosos vehículos de cuyos propietarios no sabe nada. “Muchas personas aún no han aparecido, ni tampoco han dado señales de vida. Esto, y ojalá me equivoque, puede elevar el número de fallecidos en Chiva”, lamenta Julio.