“El Gobierno no tiene fuerza para luchar por el aceite de oliva”

aNTONIO lÓPEZ-iSTÚRIZ White

29 feb 2020 / 11:22 H.
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En el momento de la entrevista, que transcurre en uno de los despachos de la décima planta del Parlamento Europeo, lleva un collarín como secuela de un accidente reciente. Se lo quita para la foto, eso sí, porque para él es tan importante el fondo como la forma. Una máxima aplicable al Gobierno de España, contra el que arremete duramente por la imagen, precisamente, que proyecta fuera del país. Antonio López-Istúriz White (Pamplona, 1970) está al corriente de la situación que atraviesa la provincia de Jaén, una tierra que, gracias al olivar, está muy presente en Bruselas.

—¿Cómo ve España desde arriba, desde Bruselas?

—De oportunidad que, peligrosamente, se está perdiendo.

—¿Por qué?

—Ahora, con el Brexit, todo el mundo se posiciona. Hay distribución de poder, hay reparto de funciones y es muy llamativo que en las últimas reuniones de la canciller alemana con el presidente de Francia y el primer ministro de Italia no estuviera presente España, que es la cuarta potencia de la Unión Europea. Lo que ocurre es que su inestabilidad política —con el riesgo que ello conlleva para la economía— hace que los socios europeos no le tengan reservado ese puesto a nuestro Gobierno. Es una mala noticia para el país porque implica la incapacidad para negociar muchos frentes que tiene abiertos, entre ellos uno muy especial para la provincia de Jaén: el olivar. Si eres la cuarta potencia reconocida y no te sientas con Angela Merkel, Emmanuel Macron y Giuseppe Conte en una mesa, luego entiendes por qué Estados Unidos pone aranceles al aceite de oliva español, que afecta a Jaén porque es de donde sale la mayor producción, y no se lo pone ni a Italia, ni a Francia ni a Grecia.

—¿Considera que la responsabilidad de los aranceles no es de Donald Trump?

—Todo se explica, le echamos la culpa a las manías de Donald Trump y, no, lo estamos organizando solos. Yo soy un gran demócrata, ganó quien ganó las elecciones, formó la coalición que quiso, pero atengámonos todos a las consecuencias en el ámbito internacional de la falta de seriedad y de estabilidad que genera que nuestros competidores vean la oportunidad para sacar a España del mapa económico. La producción agrícola es, junto con el turismo, el talón de Aquiles, lo que mueve nuestro país y, frente a esta inestabilidad, lo único que encontramos son continuos bloqueos en el mercado. Hoy en día, el mundo globalizado es terrible y si no tienes una Administración fuerte, un Gobierno que representa, realmente no tienes nada que hacer en un concierto de ámbito mundial.

—Tan importante es la estabilidad como la fortaleza.

—Claramente. Y una cosa explica la otra. Esto lo tienen que saber los agricultores. Recibir a la presidenta de Venezuela en el aeropuerto de Barajas ilegalmente, una mujer que tenía sancionada la Unión Europea, no ayuda mucho a que Estados Unidos cambie de opinión respecto a los aranceles. Donald Trump ha cambiado de opinión con respecto a otros países en otras ocasiones, pero como nosotros no paramos de cometer torpezas, con Pedro Sánchez a la cabeza, nada indica que Estados Unidos vaya a aflojar en estos temas. Esto es lo que hay, es una realidad que traslado para que los agricultores de Jaén sepan lo que está ocurriendo en el ámbito internacional. La culpa no es de ellos, pero como demócratas tenemos que aceptar lo que tenemos.

—¿Cómo puede usted ayudar a los agricultores, desde el cargo de oposición que tiene su partido en Europa?

—Puedo ayudar en forma de trinchera. La reforma de la Política Agraria Común pinta bastos. José Luis Rodríguez Zapatero perdió 1.500 millones en las negociaciones que llevó a cabo, Mariano Rajoy ganó 500 millones en una situación totalmente comprometida y vamos a ver lo que consigue Pedro Sánchez, que está haciendo bueno a Zapatero. Yo espero que todo salga bien, pero los precedentes históricos me obligan a recordar que no llaman a grandes ilusiones. Un profesional como Luis Planas, que ha estado muchos años en el concierto europeo, no se puede permitir perder un solo euro.

—Como sabrá, en la provincia de Jaén predomina un tipo de olivar que, por la orografía, conlleva altos costes de producción. ¿Cuál es su postura en un contexto de negociación de la política agraria comunitaria?

—El PP no ha cambiado ni va a cambiar su política, que es la defensa de las ayudas. Si estuviésemos en el Gobierno podríamos hacer mucho más, pero ahora estamos en la oposición, por lo que nos toca denunciar y ayudar donde podamos, con mi compañero Juan Ignacio Zoido, que está muy involucrado con la agricultura y la ganadería y está haciendo una labor inmersa. Podemos trabajar para echar una mano e intentaremos sacar el máximo partido para España y para Jaén, aunque luego las medallas se las cuelgue Luis Planas; eso me es indiferente, somos así los del Partido Popular, qué le vamos a hacer. Los agricultores saben que, a las duras y a las maduras, siempre hemos estado con ellos y no hemos cambiado de criterio.

—¿Qué imagen hay en Bruselas de Andalucía?

—Me congratulo de que el presidente de la Junta, a diferencia de otros a los que no se les ve el pelo por aquí, haya venido dos veces a Bruselas, sobre todo porque no me fío de lo que el Gobierno vaya a hacer a favor de la comunidad andaluza, salvo fastidiar desde el punto de vista financiero. Las instituciones europeas ya saben que hay un cambio de rumbo muy interesante en Andalucía.

—Me refiero a la imagen social.

—Largamente superada una imagen inicial de distinción entre sur y norte como la había en Italia hace años. Es buena. Los avances son increíbles y es una historia de éxito europeo, donde España se ha beneficiado de la entrada en la Unión Europea, al igual que el resto de países. Se puede ver la evolución de las infraestructuras que ha permitido una dinamización de la economía enorme y, en este sentido, la opinión pública española es proeuropea, aunque haya críticas, pero es que nada es perfecto.

—La gran asignatura pendiente en Andalucía es el desempleo. ¿Cómo se puede combatir?

—Primero, menos paro habría si tuviéramos una política nacional en exteriores, por todo está directamente relacionado. Segundo, la apuesta por las nuevas tecnologías, la educación no ideologizada, sino una educación que permita a los niños ser líderes en algo que es el futuro y que las administraciones públicas están llamadas a trabajar, como me consta que la Junta de Andalucía ya lo hace. Aparte de la agricultura y el sector servicios, a la juventud andaluza hay que ofrecerle nuevas perspectivas de trabajo.

—¿Afectará el Brexit?

—A España le afecta bastante y a Andalucía muy en particular. Son veinte mil los andaluces que viven en el Reino Unido y son miles los ciudadanos británicos que viven en la comunidad andaluza. Son factores a tener muy en cuenta. Una vez más, tengo que avisarlo: ¿Quién hace la negociación bilateral? Con este Gobierno pocos ánimos tengo yo de que Pedro Sánchez pueda hacerlo en condiciones, espero y deseo que tenga fortaleza suficiente para ello, porque por ahora no hay nada que lo indique.

—¿Tienen eco en Bruselas las protestas del campo?

—Sí y, además, sospecho que tendrán eco también entre sus camaradas europeos.

—¿Eso es bueno?

—Creo que sí, porque la agricultura ya está en la agenda de los políticos. No se pueden echar balones fuera y culpar a los supermercados. Estamos ante un Gobierno que sospecho que, en un futuro, empezará a culpar a Bruselas, cosa que nunca había sucedido. Tengo un mensaje para los lectores de su periódico y los agricultores en general: los únicos que creamos nuestros males somos nosotros mismos, no la Unión Europea, que solo está para ayudar, porque la vida nos la complicamos nosotros mismos, cuidado con eso. Ningún presidente del Gobierno jamás echó la culpa de los males de España a la Unión Europea, sospecho que Pedro Sánchez sí lo hará, cuando la culpa es suya, de su mala capacidad de negociación. No es Bruselas, insisto, es España el que tiene el conflicto oleícola con Estados Unidos, no lo tienen ni Francia, ni Italia, ni Portugal ni Grecia.

—¿Se nota el cambio de Gobierno de España en Europa?

—Ahora sí, pero con una imagen de poca estabilidad, después de un año de elecciones. Es un Gobierno débil, apoyado en un complicado entramado de coaliciones, que no da confianza.

—¿Le preocupa más el auge de Vox o la irrupción de la izquierda en el Gobierno?

—Son dos fenómenos que surgen al albor de la crisis de 2009 como respuesta al descontento ciudadano. La experiencia del pueblo andaluz y español les hará ver que estas opciones exageradas y radicales no están acompasadas con la personalidad española que superó la Guerra Civil y que tanto Zapatero como Sánchez nos han devuelto. Nosotros ocupamos un centro que intenta gobernar lo más sabiamente posible en beneficio de la estabilidad del país.

—¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta, en la actualidad, el Partido Popular?

—Hacer una labor de oposición a la altura del Gobierno que tenemos, principalmente.

—¿Preocupa la unidad de España en Europa?

—Preocupa la unidad de la Unión Europea. El asunto catalán es el frente, la primera línea de batalla, de tal forma que si cae el frente en Cataluña caen todos los frentes y Europa se disgrega. Seremos pasto de todas las invasiones. Mientras tengamos unidad podremos sobrevivir en un mundo globalizado. España sola, en el contexto actual, dura cinco minutos; Alemania, doce; Francia, ocho. Juntos tenemos un espacio.

—¿Qué escucha de Pedro Sánchez en Bruselas?

—Que tuvo buen inicio, un chico joven, que habla inglés, pero pronto se descubrió que es un traidor y nadie se fía de él.

—¿Y de Pablo Casado?

—Que está situado en un buen lugar en el frente del Partido Popular europeo y tiene una ardua tarea como líder. Representa seriedad y da seguridad.

—¿Visitará Jaén?

—Fui en campaña europea a un debate en la Universidad que me supo a poco y tengo muchas ganas de volver, porque Jaén está en primera línea de batalla y necesita de nuestra ayuda.

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