El girasol avanza con más ventas ante la gran crisis oro líquido
El aceite de oliva sigue caro en las tiendas pese a la caída en las fábricas, lo que beneficia a las grasas más baratas
El aceite de oliva está en crisis. Lo lógico es que le dure poco, pero tiene un problema que le hace daño. Por un lado, la cotización no deja de caer en las operaciones a granel, lo que reduce los márgenes de los olivareros, de las cooperativas y de los fabricantes. En cambio, esa caída se genera por una paralización del mercado y unas operaciones poco representativas motivadas porque los envasadores y grandes distribuidores compraron mucho producto antes de que lloviera para garantizar el suministro. Esos contratos fueron caros, por lo que ahora que el zumo de la aceituna está barato en las fábricas no se puede reflejar en la tienda, simplemente, porque primero hay que vender el género que se compró caro. Si se va a la tienda, es difícil hallar aceite por debajo de los 4 euros por litro. Y a esto se suma que España no anda muy boyante en consumo o, lo que es lo mismo, el mercado exterior ha permitido vender las cosechas, ya que los españoles compran el mismo aceite de siempre o, incluso, un poco menos.
Y en esta coyuntura, hay otras grasas vegetales que aprovechan la coyuntura. La ocasión le viene “de perlas”. El aceite de girasol sigue avanzando y conquista más cuota de mercado en España. Supera, de enero a abril, la barrera de los 100 millones de litros. Asimismo, existe otro factor preocupante y es que se dispara el consumo del de soja, casi el 38% interanual, aunque los volúmenes de esta grasa comestible son muy modestos aún. Las ventas acumuladas de aceite de oliva en estos cuatro primeros meses de 2018 —de enero a abril— sumaron 89,45 millones de litros, un 8,15% menos que en el mismo periodo del año anterior y las de girasol crecieron un 5,11% hasta 101,17 millones de litros, a tenor de los últimos datos que difunde la Asociación Nacional de Empresas Envasadoras de Aceites, Anierac.
Las cifras de salidas de aceites de oliva acumuladas durante los primeros siete meses de la campaña 2017-2018 ascienden a 165,2 millones de litros, casi 15 millones de litros menos en tasa interanual. Por categorías, la única que ha tenido un comportamiento positivo es la del virgen extra, con un aumento del 4%, en tanto que disminuye ligeramente la categoría suave con un 3,29%. Y esta caída es más acentuada en las categorías “virgen” e “intenso”. Sorprende un aspecto: El consumo de aceite de soja se ha disparado un 37,66% durante los cuatro primeros meses del 2018, aunque las cantidades siguen siendo aún pequeñas, unas 605.000 toneladas, tras un mes de abril en el que se comercializaron 151.000 toneladas.
No hay que olvidar que muchos españoles consideran al aceite de oliva como un producto básico, por lo que el precio les condiciona mucho. Por eso, cuando se piensa solo en freír, las otras grasas, que son más baratas, crecen con fuerza.