El atropello, nueva amenaza a la supervivencia del buitre

La actividad humana es la principal causa de muerte de las aves

19 mar 2020 / 16:35 H.
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Electrocuciones, intoxicación, accidentes en parques eólicos o envenenamientos. La lista de amenazas a las que se enfrentan las aves desde que abandonan el nido —en especial las carroñeras y concretamente los buitres leonados por su presencia en la serranía jiennense— es muy amplia.

Ahora, un reciente estudio publicado en la revista científica Biodiversity and Conservation pone el foco en los atropellos, que entran de lleno en el listado de causas que provocan la muerte de los buitres leonados. El artículo científico resultado de la investigación, en la que participaron el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y las universidades de Islas Baleares (UIB) y Miguel Hernández, de Elche, se realizó a través del seguimiento de 36 buitres leonados del Parque Natural Bardenas Reales de Navarra y otra treintena del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. En total, sesenta y seis ejemplares que fueron sometidos a seguimiento por Sistema de Posicionamiento Global (GPS).

Los trabajos se prolongaron durante cinco años y los resultados permiten afirmar cuándo, dónde y por qué mueren estas aves. El factor común es la influencia de la actividad humana en entornos naturales, conclusión a la que llega el estudio.

Una de las principales novedades es que el atropello por parte de vehículos se ha colado entre las causas de muerte más habituales de este tipo de aves, una consecuencia más de la conclusión a la que llega la investigación, que el ser humano está muy presente en el hábitat natural.

Al respecto, la publicación pone de manifiesto una relación directa entre ambos factores, por lo que se puede afirmar que en aquellas zonas donde hay más actividad humana en el medio natural, hay también un mayor índice de mortalidad de los sesenta y seis buitres leonados que fueron objeto de la investigación. También se producen más muertes donde hay más densidad de población y presencia de infraestructuras —véase, por ejemplo, el peligro que suponen las hélices de los parques eólicos o la presencia de tendidos eléctricos—. Sobre esto último, asociaciones como SOS Tendidos Eléctricos son las que dan la batalla. Asimismo, recogen en su base de datos el número de aves que murieron electrocutadas desde 2015. El año pasado fueron un total de 234 y en 2020 esta cifra va ya por 7 —cuatro cuervos, un cernícalo vulgar, un águila real y un milano negro—. El año pasado es el año con cifras cerradas y del total de aves que murieron víctimas de los tendidos eléctricos, solo un 3,4% fueron buitres.

Tal y como apuntan desde el colectivo, los postes eléctricos son un “caramelito” para las aves rapaces y carroñeras, puesto que son utilizados como oteaderos —lugares elevados desde donde observan a sus posibles presas—, como lugar de descanso o simplemente para analizar la situación y ver si pueden ser víctimas o no de sus depredadores. Así, consideran que la presencia de estos tendidos eléctricos —se refieren a los que carecen de aislamiento, son una auténtica trampa para aves rapaces y otras de mediano y gran tamaño.

En definitiva, las principales causas que acaban con la presencia de, en este caso, buitres leonados en las serranías jiennenses, vienen de la actividad humana, al igual que los esfuerzos por mantener la especie. Por eso, este estudio relaciona directamente ambos factores y determina que, además de que la presencia del ser humano en la naturaleza es mortal para las aves, el atropello se ha convertido en una de las principales causas que acaban con ellas.

Jaén