El asesino de Rocío Estepa sale a la calle tras casi 11 años en prisión

Martín Javier Olguín disfruta de su primer permiso penitenciario tras el crimen

24 jun 2017 / 11:18 H.

Eran las seis menos cuarto de la tarde. Unas veinte personas se protegían de un sol abrasador en la puerta del Centro Penitenciario de Jaén entre las sombras de los muros, las chapas de la garita del control de acceso y la escasa arboleda. La mayoría llevaba allí desde las cinco de la tarde, la hora a la que suelen salir los internos que disfrutan de un permiso de fin de semana. También era la hora de las visitas, por lo que varias decenas de jiennenses entraban y salían de la cárcel. De repente, los pacientes familiares se empiezan a impacientar. Ven a un grupo de reclusos que camina desde el interior hasta la puerta de salida.

Cuando salen, abrazos y besos. Los familiares llevan “en volandas” a los internos que disfrutaran del permiso de este fin de semana. Se meten rápido en los coches y se marchan. En menos de dos minutos, ya no queda nadie. El tiempo es oro. Martín Javier Olguín, el asesino de Rocío Estepa, salió ayer por primera vez con un permiso de fin de semana. Vestía un polo blanco, unas bermudas vaqueras y unas zapatillas de deporte rojas. “Enhorabuena Martín”, le dijo otro recluso nada más cruzar el control de la cárcel. Otro le estrechó la mano de modo informal antes de darle un fuerte abrazo. “Disfruta”, le susurró. Sus compañeros tenían bien claro que era la primera vez que abandonaba la prisión. Lo despidieron de una manera cariñosa. Él lucía una gran sonrisa mientras que escuchaba su nombre, Martín, por muchos lados de su alrededor. Dos hombres lo estaban esperando. Se montó en la parte trasera de un vehículo —de la marca Citröen— y emprendió camino por la Autovía de Sierra Nevada. Antes de arrancar, le avisaron de que se pusiera cómodo. Le dijeron que quedaban casi 300 kilómetros por delante. Antes de las cinco de la tarde del lunes, Martín Javier Olguín tiene que regresar. Llevaba preso desde el 12 de octubre de 2006, el día que mató a su pareja, Rocío Estepa.

Cuentan que Martín Javier Olguín es una persona activa y bastante carismática dentro de la prisión. Está en el módulo siete —uno de los de respeto— y trabaja en el taller de corte y confección. Dicen que tiene pareja y que, incluso, ha sido padre durante su estancia en el Centro Penitenciario de Jaén. Hasta ayer, llevaba diez años y casi nueve meses sin pisar la calle.

la familia de la víctima. Los hermanos de Rocío Estepa sabían que Martín Javier Olguín iba a disfrutar del primer permiso penitenciario. “Hemos esperado este día con mucha angustia durante casi 11 años. Ya ha llegado. El sufrimiento ha sido muy grande, por lo que solo espero no encontrármelo nunca jamás por la calle. No soportaría estar paseando en Jaén con mi hija y verlo. España es muy grande, por lo que confío en que esto no ocurra jamás”, afirma el hermano de Rocío Estepa, Francisco Estepa. Al entorno de la víctima, no le cogió de sorpresa: “Fuimos a la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Jaén para pedir —por escrito— que nos avisaran cuando pisara la calle. El otro día, recibimos un correo electrónico de la cárcel de Jaén en el que nos informaban de su salida. Tenemos mucho dolor y queremos estar preparados por si nos lo cruzamos por la calle. España es muy grande. Ojalá que no lo veamos nunca más en la vida”.

No obstante, los familiares tienen muy claro que han de protegerse ante la persona que mató a su hermana. “La ley lo saca y no podemos hacer otra cosa que aceptarlo. No obstante, a partir del martes, acudiremos a los tribunales para ver si el Estatuto de las Víctimas nos ofrece alguna posibilidad para no verlo nunca jamás. No sé si alguna medida de alejamiento o de otro tipo”, concluye Francisco Estepa.

La sentencia condenatoria afirmó que Martín Javier Olguín mató a Rocío Estepa —una joven maestra jiennense— en su casa del Puente Tablas —la misma vivienda en la que fallecieron cinco personas en un trágico incendio hace 13 meses—. La Audiencia Provincial de Jaén lo condenó a 18 años —el 3 de diciembre de 2008— porque consideró que fue un asesinato. Sin embargo, cuatro meses después, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) rebajó el castigo a 13 años porque consideró que la muerte fue tras una “lucha cuerpo a cuerpo” entre los dos. La familia de Rocío Estepa agotó la vía judicial y el Tribunal Supremo sentenció que fue un asesinato —no homicidio— y le impuso 17 años de cárcel.