El arreglo de “Antonio Díaz” dará empleo a desocupados

“San Vicente de Paúl” quiere reducir el coste de la inversión con mano de obra

21 mar 2016 / 09:20 H.

El reto. Con mayúsculas. Juan Torres, presidente de la Asociación de Vecinos San Vicente de Paúl, sabe qué está en juego en los próximos años: la apertura de la calle Antonio Díaz. Convertir, tal y como él señala, “un gueto” en un lugar limpio y con salida. El proyecto cuesta 750.000 euros, según sus propios datos. Una vía interesante para rebajar el precio es incluir cuadrillas de parados del barrio en las obras. La propuesta es conocida por el Ayuntamiento. Si bien está por concretar, todo apunta a que es posible.

Torres asumió el cargo en julio del año pasado, después de que Rafael Requena, referente del colectivo, anunciase que había llegado el momento de echarse a un lado. Juan Torres tomó el liderazgo de una asociación ligada a un problema endémico: “levantar” un barrio “abandonado”. Justo ese es el adjetivo con el que pelea la nueva junta directiva. Él, hasta ahora, se muestra tan positivo como realista: el proyecto no será sencillo. Y el futuro de la zona pasa por ahí: “Es importantísimo, vital. Tenemos que darle salida”, remarca en declaraciones a Diario JAÉN.

acción. El referente de “San Vicente de Paúl” estima que hay unos doscientos metros entre el aparcamiento y la citada calle, el tramo que precisa una intervención integral. Destaca que un ingeniero urbanístico ya ha realizado un estudio para materializarlo. No hay fecha. Ese es el problema. El escollo que resolver. “Aún no sabemos cuándo comenzarán los trabajos, que supondrían, al menos, dos meses. Pero estamos en contacto permanente con el Ayuntamiento”, indica. Hay optimismo en su discurso a falta de comprobar que la iniciativa pase de la preparación a la práctica, a la realidad.

La calle Antonio Díaz lleva desde la década de los años sesenta sin cambios de calado. “Está hecha a la antigua, cuando había pocos coches. Ahora hay un tráfico constante y diario”, contextualiza. Torres recuerda una tragedia que ocurrió, precisamente, por el deterioro de la calle empinada. “Los Bomberos no pudieron subir para atender a una persona, que falleció”, dice. “Sin embargo, esta semana ya sí ha podido hacerlo un equipo del 061”, manifiesta. El aparcamiento mostrará, en breve, síntomas de cambio. Está prevista la instalación de un nuevo alumbrado y la realización de un muro de contención para mayor seguridad del parquin. “Tiene diferentes niveles. Se trata de que no caigan unos coches sobre otros”, precisa el dirigente vecinal.

Otra expresión de perspectivas más halagüeñas para la zona es que un grupo de voluntarios colabora en la adecuación del aparcamiento. “Estamos implicados en la limpieza de las zonas verdes”, comenta. En efecto, ya no hay litronas en las inmediaciones del parquin. Torres confía en involucrar al mayor número posible de residentes. Al fin y al cabo, la calle, como el barrio entero, es de todos. “Los trabajos que hacemos en la plazoleta nos llevarán una semana. La apertura de la calle sí supondrá, al menos, dos meses”, remarca Torres.

La inclusión de mano de obra de desocupados del barrio es fundamental para el colectivo, pues se trata de una vía para atemperar un problema más genérico, que atañe a más zonas de Jaén: el paro.