El acusado de disparar a dos hombres en Carchelejo dice que solo pretendía dar “un sustillo”
El acusado de disparar contra dos hombres y matar a uno ha declarado ante el jurado que le juzga en la Audiencia de Jaén que hizo lo que hizo en julio de 2018 por dar “un sustillo” al presidente de la cooperativa olivarera de Carchelejo (Jaén) después de haber sido expulsado de la misma.
A.A.T., de 65 años, ha señalado en el juicio que él estaba “ciego” ya que después de expulsarlo no le habían indemnizado y todos “me miraban como si fuera un perro callejero” y “ninguno me hablaban, como si fueran una secta”. La expulsión se produjo tras abrirle un expediente por llevar la aceituna a otra cooperativa diferente, algo que está prohibido por los estatutos.
El acusado ha indicado que siempre lleva la escopeta cargada en el coche para matar marranos jabalíes y que el 7 de julio cuando vio al presidente de la cooperativa apostado en la puerta del bar decidió darle “un susto”. “Iba a tirarle un disparo al culo y las piernas, pero se arreboleó y le dio en la barriga”, ha dicho A.A.T., que una vez y otra ha insistido en que su intención no era matar sino asustarlo porque “yo estaba ciego perdido de la irritación que tenía”.
Para darle un simple susto, A.A.T. optó por disparar un único disparo con un proyectil de 12 milímetros, de los que se utilizan para caza mayor. Según el acusado, porque esos era con los que tenía cargada la escopeta en ese momento. Lo que no calculó es que ese único disparo no sólo iba a herir al presidente sino que le costó la vida a otra persona, un hombre, de 77 años, que se encontraba en la ventana del bar, y al que la bala le llegó de rebote hasta el punto de que le entró por el cuello fracturándole la base del cráneo antes de impactar en un cajetín.
El presidente de la cooperativa no falleció y pudo salvar la vida, pero el otro vecino acabó falleciendo casi un mes después. Sobre la muerte de este hombre, A.A.T. ha insistido en que fue “un accidente fortuito de la calle, como si te pilla un coche” porque él no tenía intención de matar a esta persona.
Tras lo ocurrido, A.A.T. se montó en su coche, porque “si no me matan a mí allí” y tomó la carretera, según su versión, para entregarse en la Guardia Civil. “Yo tenía la conciencia clara de donde tenía que venir a parar y eso era la comandancia de la Guardia Civil”, aunque fue interceptado y detenido en la carretera.
El acusado ha dicho estar arrepentido, pero ha insistido en que los culpables de todo han sido los dirigentes de la cooperativa porque “me tenían amargada la vida” y “yo quería lo mío”, de tal forma que “si me hubieran dado lo que me debían, aunque fuera un céntimo, no estaríamos aquí y nada hubiera pasado”.
Según la Fiscalía, “el hecho de haber sido expulsado de la cooperativa había generado en el acusado un acentuado sentimiento de animadversión hacia el presidente” porque no recuperaba sus derechos legales.
El proyectil disparado a una distancia inferior a seis metros alcanzó a su objetivo en el abdomen y lo atravesó hasta el punto de alcanzar también al vecino que se encontraba apostado en la ventana del bar. A éste le alcanzó en el cuello.
Tras disparar, el acusado se montó en su vehículo y huyó del lugar, aunque sobre las 11,35 horas era detenido por la Guardia Civil en la A-44, a pocos kilómetros de Jaén capital. Los agentes le intervinieron la escopeta así como la munición.
Por estos hechos, Fiscalía le reclama inicialmente 35 años de cárcel como autor de dos delitos de asesinato, uno de ellos consumado y otro en grado de tentativa. Además, el Ministerio Público solicita en su escrito de calificación al que ha accedido Europa Press que se le imponga 20 años de libertad vigilada, así como más de diez años de destierro a empezar a contar tras su salida de prisión.
En concepto de responsabilidad civil se le reclama 220.000 euros para la familia del fallecido, y 190.750 para la persona que resultó herida de gravedad y que logró salvar la vida.
Las dos acusaciones particulares, además de las acción popular ejercida por la cooperativa, difieren del Ministerio Fiscal solamente en las cantidades de la indemnización. Así la acusación particular que representa al herido junto con la acción popular ejercida por la cooperativa le reclaman 269.604 euros, mientras que la que representa a la familia del fallecido le reclama 551.775 euros.
Por su parte, la defensa sostiene que no hubo intención de matar por lo que ha calificado los hechos de forma inicial como homicidio imprudente y un delito de lesiones graves.
Un jurado compuesto por siete hombres y dos mujeres serán los encargados de sentenciar este caso y decidir el futuro inmediato de este hombre que desde que ocurrieron los hechos se encuentra en prisión preventiva a la espera de la sentencia.
El juicio se retomará este martes con las declaraciones de los testigos.