El aceite no teme a Donald Trump en su expansión por EE UU

California solo produce el 10% de su consumo interno

10 nov 2016 / 11:38 H.

El aceite de oliva no teme a Donald Trump. Y eso que el nuevo presidente de los Estados Unidos ha lanzado mensajes que aludían al proteccionismo económico, que calaron con agrado entre los productores norteamericanos, que están asentados en California. En cambio, los aceiteros no creen que el discurso electoral se materialice en más dificultades —ya hay muchas— para introducir el zumo de la aceituna español. De hecho, se cree que ocurrirá todo lo contrario y que las empresas españolas venderán aún más.

“Es prematuro aún tener una idea de lo que hará Donald Trump, pero los que somos viejos en esta materia pensamos que una cosa es el discurso electoral y otra bien diferente lo que luego se haga”, explica Francisco Vañó, director general de Castillo de Canena Olive Juice, una empresa consolidada en el mercado norteamericano de productos de alta gama. Además, recuerda: “Ya son muy estrictos y restrictivos en las importaciones, pero no hay que olvidar que EE UU es el tercer consumidor mundial y su cosecha no da ni para abastecer al 10% de su demanda. El consumo crecerá y venderemos más. Seguro que habrá más controles, pero el aceite seguirá avanzando en este mercado”.

Enrique Delgado es el secretario general de la Federación Española de Fabricantes de Aceite de Oliva: “Hoy —por ayer— no hago más que pensar en esto. Ellos siempre quieren que su aceite sea la élite y tratan de minusvalorar los nuestros. Esta tendencia seguirá o aumentará con las ideas de Trump, pero la promoción continúa, el aceite gana consumidores y ellos no tienen suficiente. Habrá más trabas, pero para todos los países, por lo que tendrán que salir fuera a comprar. Otra cosa bien distinta es que tuviéramos que empezar ahora, pero ya existe mucho camino recorrido”.

El Gobierno andaluz manifiesta su preocupación por las exportaciones

El discurso electoral de Donald Trump no ha sido muy esperanzador para las empresas que introducen sus productos en Estados Unidos. Las compañías oleícolas se agarran a la esperanza de que no hay suficiente producción interna en Norteamérica, por lo que el género ha de continuar entrando. Además, un tributo desmedido caería sobre las “espaldas” de su propia población. En cambio, en otros sectores sí que existen muchas más dudas, sobre todo, después de las afirmaciones del presidente electo de EE UU que abogaban por elevar la cuota arancelaria.

El consejero de Presidencia y Administración Local, Manuel Jiménez Barrios, explica que el Gobierno andaluz está preocupado por las exportaciones, pero recalca que todavía es pronto para tener una opinión. “A todos nos afectará la negociación del Tratado de Libre Comercio. Debe hacerse de forma “transparente, democrática y respetando las situaciones laborales y los derechos de los trabajadores y de las empresas que laboran en la Unión Europea”, afirmó Manuel Jiménez Barrios, Asimismo, dijo que espera que las relaciones del Gobierno de España con el de Estados Unidos permitan que las propias comunidades autónomas tengan la oportunidad de expresar su opinión respecto a las decisiones que afectan a nuestros territorios.

Las Claves

Fuera del COI. EE UU está fuera de las normas del Consejo Oleícola Internacional (COI), por lo que los parámetros de calidad para casi todo el mundo allí no valen. Tienen sus propias normas.

Ayudas. Los agricultores de EE UU no paran de decir que no pueden competir en precios con el aceite español porque está subvencionado (por la PAC). De ahí que exigen más medidas para la protección.

Calidad. Los olivareros de California solo producen para abastecer el 10% del consumo de EE UU. El resto se ha de comprar.

Promoción. Existen campañas para elevar el consumo. Rafa Nadal es protagonista de la última, que comenzó en septiembre.

Aduanas. Las empresas españolas saben que penetrar en este país resulta complicado. Aduanas, en ocasiones, detiene partidas y realiza análisis. Creen que elevar los tributos para frenar la exportación sería desabastecer a su pueblo de un producto que demanda cada vez con más fuerza.