El aceite cuesta más de 3 euros ante las dudas sobre la cosecha

Los agricultores llevan a las fábricas menos aceitunas de las que se esperaban

13 ene 2016 / 09:44 H.

Salvo en enero de 2016 —cuando se recogía una campaña marcada por las heladas de marzo que auguraba una bajísima cosecha—, no se recuerda un precio tan alto para el aceite de oliva a comienzos de año. Los tajos recogen, las fábricas molturan y los operadores tratan de poner producto en un mercado que lo compra a más de 3 euros, según el Poolred de la Fundación del Olivar y el Observatorio de Precios de la Federación Española de Fabricantes de Aceite de Oliva (Infaoliva). Hace unos meses, el producto superó los 4 euros, pero era verano y quedaba muy poco. En cambio, ahora casi toda la cosecha está sin vender. Además, sorprende la evolución del zumo de la aceituna, que cayó por debajo de los 3 euros durante unas jornadas —cuando llegaron los primeros aceites—, pero ahora ha vuelto a recuperar el tipo y sigue por encima de las antiguas 500 pesetas.

“La incógnita está en la cosecha. Los agricultores llevan la aceituna a las fábricas y ven que cogen menos de lo que esperaban. El rendimiento ha crecido porque el fruto llegaba casi sin agua, pero el peso resulta inferior. Esto ha hecho que exista la duda de si se cumplirán las previsiones de los aforos, que ya auguraban una campaña de comercialización bastante justa. Los aforos son claros, pero no sabemos si ya preveían que habría menos aceite del que se calculaba —y está contemplado— o se producirá una regulación a la baja”, afirma el vicepresidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía y máximo responsable de la división aceitera, Cristóbal Gallego. Las sensaciones —se pueden cumplir o no— transmiten la idea de que existe menos aceite del esperado. Por eso, el precio no se baja “del burro” de los 3 euros, pese a que hizo el amago durante algunas jornadas. A los agricultores les viene bien porque están en un inicio de campaña muy bueno, pero la duda siempre pasa por cómo le afectará a los consumidores, ya que los precios altos siempre merman las compras.

Incertidumbre. El mercado no se mueve demasiado. Los operadores solo cierran contratos para sacar hacia adelante los proyectos más inmediatos, pero rehúsan de hacer una planificación a largo plazo. Son tantas las dudas sobre el volumen de la próxima cosecha que temen cerrar contratos por encima de la cotización que luego tendrá el producto. A los productores les pasa lo mismo. Ven que el precio resulta bueno, por lo que sacan producto. En cambio, no creen que se produzca una bajada significativa del precio, por lo que descartan sellar contratos a largo plazo. Ni unos tienen demasiadas ganas de vender, ni otros de comprar. Por eso, todos esperarán a que, en unos días, se publiquen las primeras cifras oficiales de campaña, que darán una idea aproximada de cuál será la producción de este año.

La Consejería de Agricultura estimó 485.00 toneladas para Jaén; 1.030.000 en Andalucía y alrededor de 1.200.000 para España. En cambio, el Consejo Oleícola Internacional (COI), con las cifras que le ofrece el Ministerio de Agricultura, cree que habrá unas 100.000 más en el país. Más allá de la discrepancia, que queda en anécdota, el sector lo interpreta como incertidumbre sobre la cifra final de aceite de oliva.

La situación meteorológica tampoco ayuda demasiado a los que apuestan por una bajada —motivada por una mayor producción para el año que viene—. Ha llovido, pero poco, por lo que las dudas sobre la próxima cosecha —que se recogerá dentro de un año— aumentan dentro de un ejercicio en el que se parte con las bodegas casi vacías de un producto que gusta en el mercado internacional.

El Consejo Oleícola Internacional logra evitar que España asuma la dirección
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Hay malestar entre el sector oleícola español. Nadie habla públicamente, pero casi todos protestan en los círculos privados. El Consejo Oleícola Internacional (COI) acaba de renovar su dirección y, una vez más, ha conseguido evitar que España asuma el control, pese a que era la propuesta de la Unión Europea que, a priori, asume con buena parte de los gastos de esta institución supranacional, que tiene su sede en Madrid. Precisamente, ese ha sido el argumento que han esgrimido muchos de sus miembros, que han señalado que existe un acuerdo “no escrito” que pasa porque España no puede ocupar el sillón de mayor mando de esta institución porque cuenta con su sede dentro de su territorio nacional.

Sin embargo, al sector oleícola español no le convence esa explicación y argumenta que, después de 60 años, ya es hora de que un español asuma su dirección. La española Begoña Nieto era la propuesta de la Unión Europea (que figura en conjunto como un solo miembro y que aglutina a España, Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Portugal y Reino Unido), aunque oficialmente este nombre no se hizo público. De hecho, hasta se remitió una carta al comisario de Agricultura de la Unión Europea, Phil Hogan, y al propio Ministerio del Gobierno de España. Pero, nada de nada. Al final, el tunecino Abdellatif Ghedira sustituye a Jean Louis Barjol.