Decenas de trabajadores sociales protestan contra la precariedad laboral
La concentración ha tenido lugar esta mañana en la Plaza de Santa María, donde han vocalizado las principales demandas del sector

La Plaza de Santa María de Jaén ha acogido esta mañana una protesta organizada por trabajadores sociales para denunciar las condiciones laborales precarias que, aseguran, arrastran desde hace años. Decenas de participantes han desplegado numerosas pancartas, han realizado una cacerolada, han leído el manifiesto y han concluido con una performance simbólica. Entre los mensajes de las pancartas se ha podido leer: “Basta de contratos precarios, condiciones dignas para los trabajadores”, “La vocación no da de comer”, “Queremos mejores condiciones en los pliegos y licitaciones. El sector privado merece respeto” o “No somos cifras”. Con estas frases, los asistentes han resumido las principales demandas: salarios justos, estabilidad contractual y reconocimiento profesional para un colectivo que, han asegurado, sostiene servicios esenciales para la población más vulnerable.
La protesta ha contado también con una acción performativa para visibilizar lo que consideran “realidades ocultas tras los datos fríos”. Varias personas, con máscaras repletas de datos, se han situado frente al Ayuntamiento en silencio y en filas paralelas. Durante seis minutos, han permanecido inmóviles, tiempo que ha simbolizado las víctimas de agresiones y asesinatos sufridos tanto por profesionales del sector como por las personas usuarias de los servicios sociales. Sobre cada máscara se han podido leer cifras como las 270.325 personas en lista de espera para la dependencia, los 3.539 personas en situación de exclusión en 2024, las 48 personas asesinadas por violencia de género en 2024, las 2 compañeras del sector asesinadas y las 4 compañeras del sector agredidas. Al finalizar, han roto las máscaras al unísono y han gritado: “No somos cifras”.
En el manifiesto leído públicamente, los convocantes han denunciado la precariedad estructural que, afirman, atraviesa el sector. Han señalado la desigualdad entre personal público y privado, con diferencias salariales y funciones no reconocidas; han denunciado ratios “imposibles” de cumplir, así como la invisibilidad de perfiles profesionales que trabajan por debajo de su categoría real. También han subrayado la sobrecarga emocional y el riesgo para la salud física y mental de los trabajadores, que se enfrentan a jornadas prolongadas, disponibilidad permanente y ausencia de protocolos de apoyo frente al estrés o la violencia.
Asimismo, los trabajadores han advertido de los riesgos psicosociales que soporta el colectivo, calificándolos de “mal endémico” ante la falta de avances reales. Han criticado que los recortes, la privatización y la desorganización del sistema deterioran tanto la labor profesional como la atención a las personas usuarias. Entre sus exigencias han destacado la mejora de las condiciones de las licitaciones públicas, la equiparación progresiva entre entidades públicas y privadas, la revisión salarial vinculada al coste de vida, el reconocimiento de complementos como nocturnidad o guardias, y el cumplimiento estricto de jornadas y descansos. La concentración, apoyada por diferentes colectivos profesionales, ha querido poner en el centro el papel del sector social, altamente feminizado, y reivindicar que la calidad de la atención que reciben miles de personas depende directamente de la dignidad de quienes la prestan.