David Broncano: “Estamos en un país diverso y no hay solo dos Españas”

El presentador de televisión más codiciado accede a una entrevista en Diario JAÉN

11 feb 2025 / 12:50 H.
Ver comentarios

LA ENTREVISTA

Hasta el Congreso de los Diputados llegó su nombre en el debate político entre líderes. David Broncano Aguilera (Santiago de Compostela, 1984) es una de las caras más conocidas en el panorama nacional, el presentador de televisión más codiciado, el cómico más buscado y una de las personalidades más mediáticas, en estos momentos, en España. De lunes a jueves, en Televisión Española, conduce “La Revuelta”, un espacio de entrevistas con una mirada diferente y desenfada que tiene encandilada a la audiencia. Poco proclive a las entrevistas, accede a conceder su tiempo a Diario JAÉN en el Hotel Emperador de Madrid, en plena Gran Vía, hasta donde llega a cara descubierta para desnudar su alma orcereña ante la cámara. Cercano y afable en el trato, se nota que quiere a su tierra.

—¿Le incomoda ser usted el entrevistado?

—No, no me incomoda, aunque hago muy pocas entrevistas. En el último año sólo he hecho una en “The Times”, en Londres, y otra en Diario JAÉN, mi favorito.

—No será porque no tiene “novias”, ¿no?

—Sí, hay muchas peticiones, pero es que hago un programa todos los días de una hora, hablo mucho en público.

—¿Qué respondía cuando, de pequeño, le preguntaban qué quería ser de mayor?

—Yo era un niño muy básico, supongo que futbolista, no tenía una vocación clara.

—¿De quién o de dónde le viene la vena de comediante?

—No es nada vocacional, aunque siempre he tenido gusto por las bromas, por hacer el tonto y buscar el chiste, pero no había nada previo ni veía mucho la tele, por lo que fue de carambola.

—¿Puede desvelar si hay alguien serio en su familia?

—Sí, la familia de mi madre es más de hacer bromas y la de mi padre es más seria, pero son gente con mucho sentido del humor, aunque más como receptores de comedia que como emisores. Mi padre es serio, pero es un tío con mucho sentido del humor y hay muy buen rollo.

—¿Nunca le han dicho: David es como el abuelo, el tío...?

—Sí, como mis tíos Carlos, Paco y Jesús, también mi abuelo era muy gracioso... Un poquito, sí.

—¿Leía los artículos que su padre escribía sobre ecología en Diario JAÉN?

—Era muy pequeño, no sé si en esa época me interesaba mucho lo que escribía, pero es verdad que la ecología y el periódico han estado muy presentes en mi casa. Supongo que algo leería.

—¿Qué queda de aquel niño de Orcera en el Broncano triunfador y famoso de hoy?

—Quedan muchas cosas. Ahora que hablamos de ecología y de Orcera, el gusto que tenía de estar en el campo, con los amigos y con la familia haciendo rutas por la Sierra de Segura, que es tan bonita, al aire libre, en el monte... De eso queda mucho.

—Le pregunto por la otra vertiente de esta cuestión. ¿Cuánto puso aquel niño de Orcera para que el joven David Broncano triunfara?

—No puso nada.

—¿De verdad?

—No, de verdad. Me ha ido muy bien hasta ahora como resultado de una mezcla de casualidades, buenos momentos y estar en el sitio adecuado, además de que no se me da nada mal mi trabajo, creo. Hay otra gente de este mundillo que sí tiene vocación desde pequeña, está muy preparada y tiene mucha cultura televisiva o de comedia, pero en mi caso yo. Esto ha sido...

—¿Golpe de suerte?

—Tampoco, aunque una parte sí, es una mezcla.

—¿Qué recuerda de aquellos años de “Mowgli” en Orcera?

—Todos los recuerdos son bonitos. Me crié en un pueblo pequeño, en Orcera, por una decisión de mis padres muy meditada. Mis amigos son de allí porque su familia es de muchas generaciones, pero mis padres son de Madrid y eligieron a posta irse a este rincón de Jaén para criar a sus hijos, por lo que como decisión me parece muy bonita, porque yo creo que criarse en un pueblo tiene una cantidad de ventajas para la formación del carácter de la persona que ayuda en muchos sentidos. A los dieciocho años me vine a Madrid y es una buena mezcla, pero yo hacía muchas cosas de niño en Orcera que no hacían mis primos en la ciudad. El tipo de vida infantil de estar en la calle todo el rato, en libertad, embarrado, en el campo, jugando con los amigos... eso favorece una infancia feliz, mucho más que estar bajo techo y con desplazamientos poco independientes. Entonces, todos los recuerdos que tengo de esa época son muy felices.

“Lo de comediante no es vocacional, aunque siempre he tenido gusto por las bromas, por hacer el tonto y buscar el chiste, fue un poco carambola”

<i>Entrevista a David Broncano en el Hotel Emperador de Madrid. </i>
Entrevista a David Broncano en el Hotel Emperador de Madrid.

—¿Volvería a vivir en Orcera o ya es impensable?

—A corto plazo es impensable, porque mi trabajo está aquí. Mi futuro dentro de muchos años, cuando ya me retire, no lo sé. Igual que mis padres decidieron irse allí a posta, es un sitio al que podría volver cuando mi trabajo no me ate a la ciudad, porque es un pueblo precioso.

—¿Le gusta a su novia el pueblo?

—Sí, lo valora muy positivamente.

—Intentó David Broncano estudiar varias carreras...

—(Interrumpe). Sí, probé varias cosas hasta que fui encontrando lo que me gustaba.

—¿Culillo de mal asiento?

—Lo hablaba el otro día con un amigo. La verdad es que, a esa edad, los diecisiete, es muy difícil tomar el camino profesional. A veces pasa, por supuesto que hay gente que lo tiene muy claro, estudia su carrera y se dedica a eso toda su vida, pero es muy difícil. Pensé que me gustaba Ingeniería porque se me daban bien las Matemáticas, pero luego me di cuenta de que eso no era lo mío. Luego probé dos o tres cosas más hasta que, a los veintidós años, dejé de dar bandazos. Es normal abrirse al mundo y ver caminos hasta elegir el que más te gusta.

—¿Ha cambiado en algo el humor de David Broncano desde que comenzó en la mítica Paramount Comedy?

—Sí, ha cambiado mucho, creo que para mejor. Al principio, en mis primeros monólogos, yo hacía mucho humor negro, intentaba ser provocador y había público que le gustaba mucho, pero sé que era un poco forzado, porque buscaba hacer cosas transgresoras y provocadoras para llamar la atención. Estaba gracioso, me sigue gustando ese tipo de humor, pero luego lo abrí un poco más. Fue una fase rebelde, de decir locuras, pero después pasé a reducirlo a un pequeño porcentaje.

—¿Tiene que medir más?

—Sí, sí, eso aparte, porque la trascendencia que decía en un bar, en un teatro o en una grabación pequeña daba más igual, pero ahora es evidente que hay más tensión. De todas maneras, creo que, de la misma manera, también habría cambiado el estilo de mi comedia con el tiempo.

“He cambiado. En mis comienzos como cómico tuve una fase rebelde, de decir locuras, pero después pasé a reducirlo a un pequeño porcentaje”

—Es innegable que Jaén es tierra de cómicos. Usted mismo, Santi Rodríguez, Eva y Qué, David Navarro... ¿Será eso de que, al mal tiempo, buena cara?

—Sí, hay mucha tradición y, además, les conozco bastante. Tengo mucho aprecio a David Navarro, mucho cariño, no sólo por lo que hace, que me gusta mucho, sino también por lo que me ha dado. Si a alguien estoy agradecido en mi carrera, aunque hay mucha gente que me ha ayudado y permitido hacer cosas que me han hecho crecer como profesional, es a él. Era el jefe de los cómicos de Paramount Comedy cuando yo no me dedicaba a esto. Mandé un guion a un email sin saber por dónde cogerlo y lo llevaba él. Lo vio y, aunque era un desastre, algo debió ver porque me dio la oportunidad de grabar un monólogo rápido y, a partir de ahí, salieron muchas actuaciones. Creo que, aunque si no hubiese sido por un lado habría sido por otro, hay que reconocer que David Navarro fue el que vio que había talento. Seguramente sin él hoy no estaría aquí, porque si no me hubiera contestado, yo no habría insistido, porque la verdad es que no tenía mucha vocación. Es a la persona a la que más agradecido estoy, porque de la nada me dio esa oportunidad.

—¿Es consciente de la promoción nacional que hace de Jaén en sus apariciones televisivas? Porque ya no es sólo “La Revuelta”, sino también cuando sacó un puñado de aceitunas para despedir el año.

—Sí, soy consciente porque lo hago a posta. Es algo que siempre tengo en mente. Yo tengo una prioridad total porque estoy convencido de las virtudes y los atractivos de Jaén y de su sierra, porque además creo que es bonito reivindicar la tierra. Yo tengo un altavoz muy grande que he conseguido y creo que uno de los mensajes más nobles y más dignos es poder hablar de mi tierra, más de un sitio que no sale habitualmente en los medios de comunicación, porque un cómico que viva en Malasaña no tiene por qué reivindicar Madrid, pero cuando uno viene de un pueblo pequeño, de la España rural y vaciada, qué menos que hablar de ello, de la gente que trabaja en el campo y darle visibilidad.

—¿Ha recogido aceituna?

—Nunca, hago muchas bromas de esto. Mis amigos, sí, pero como mis padres no eran de Orcera, pues no teníamos olivos. Como me fui pronto, tampoco he tenido que trabajar como asalariado, pero sí sé cómo es el trabajo, durísimo y valiosísimo.

“Creo que, aunque si no hubiese sido por un lado habría sido por otro, hay que reconocer que David Navarro fue el que vio que había talento”

—¿Le dejan libertad en su programa para hablar de Jaén?

—Sí, lo que yo quiera. Nunca me han dicho nada, es más, lo valoran.

—¿Se ve diferente la provincia desde la distancia?

—Sí, se ve diferente cuando uno está más lejos. El problema es que tenemos malas comunicaciones, no hay tren y hay que pelear por las infraestructuras.

—¿Se siente jiennense?

—Sí, me he criado en Jaén, me siento jiennense.

—¿Qué aconseja a sus amigos cuando le preguntan qué pueden ver en Jaén?

—Yo siempre recomiendo la Sierra de Segura, porque es poco conocida y es preciosa. No se esperan que haya en Andalucía un sitio tan grande y tan verde.

“Estamos en un país diverso y no hay solo dos Españas”

<i>Manuela Rosa Jaenes entrevista a David Broncano en el Hotel Emperador de Madrid. </i>
Manuela Rosa Jaenes entrevista a David Broncano en el Hotel Emperador de Madrid.

Segunda parada de la entrevista de David Broncano Aguilera (Santiago de Compostela, 1984), en la que el presentador ahonda en un concepto de las dos Españas que considera erróneo y fallido. Aquí se pone serio el cómico orcereño y, aunque considere que el mundo está más para llorar, su lema es reír. Siempre.


—¿Está el mundo más para llorar o para reír?

—Está para llorar en muchas cosas, pero, sin quitar importancia a lo malo, tiendo a reír en general o, al menos, forzar y buscar la risa como metáfora de ver el panorama positivamente. Hay muchos motivos para llorar, pero intento mantenerme esperanzado.

—¿Cuál de las dos Españas nos helará el corazón, la de Broncano en su “Revuelta” o a de Motos en su “Hormiguero”?

—Ninguna de las dos, porque no quiero pensar que hay dos Españas, aunque últimamente dé esa impresión como simbolismo y lo nuestro contribuya a ello. Tampoco es que haya una sola, creo que hay muchas Españas, estamos en un país diverso y variado en el que es perfectamente viable el entendimiento y yo no lo llevo a una ruptura de dos bandos, porque es una cosa que no sólo es peligrosa históricamente, sino que no considero que en la calle la gente se identifique, mayoritariamente, así. Es verdad que la política intenta llevarlo a eso, a dos bandos, pero en el día a día creo que no es así, al menos con la gente con la que yo me relaciono. Por supuesto que hay opiniones y posiciones ideológicas distintas, pero por mi parte no voy a hacer nada por perpetuar las dos Españas porque no creo que sea así, hay muchas.

—¿Tiene alguna explicación del porqué se ha trasladado a la batalla por el liderazgo entre sus programas esa polarización política y de la opinión pública dominante en estos tiempos?

—Porque se traslada todo y porque se ha buscado mucho simplificar y hacer más básico y sencillo el debate político en general. Cuando se simplifica y se queda como en una opción u otra, permite dar mensajes más fáciles y jugar con la gente. Cuando hay más fragmentación, las cosas no están claras y hay más caminos, requiere por parte de los políticos y de los medios de comunicación dar mensajes más complejos, por lo que muchas veces prefieren que sean más básicos y primarios, de tal forma que una polarización muy bestial permite que los mensajes sencillos calen mejor. Yo intento no caer en ello.

“El mundo está para llorar en muchas cosas, pero, sin quitar importancia a lo malo, tiendo a reír en general o, al menos, forzar y buscar la risa como metáfora”

—¿Cuándo una entrevista a dos, entre usted y Pablo Motos?

—Ojalá, el otro día lo dije. Si él quiere venir al programa, tiene las puertas abiertas y, si él me invita, allí estaré.

—¿Seguro que irá?

—Sí, aunque no creo que me invite (ríe).

—¿A quién le gustaría entrevistar y todavía no ha podido?

—A Felipe Juan Froilán. El problema es que no sé si quiere o si puede, pero estaría gracioso. Ya entrevisté a Nadal, que me encanta, pero seguramente sí, Felipe Juan Froilán.

—¿Cuál es el regalo que más le ha sorprendido de todos los que recibe en su programa?

—Me sorprendió un pan que me llevaron de Aldeaquemada.

—¿Le molestan los comentarios que critican su caché?

—No me molestan. Las críticas son una idea genérica, porque, por ejemplo, lo que yo cobro en mis programas no se sabe.

—Me refería, por ejemplo, a las críticas por el pregón de la Fiesta del Primer Aceite...

—No lo sabía, de verdad, pero cobro por trabajar. Soy sincero, cuando me propusieron dar el pregón, a mí me encanta ir a Jaén, pero valoré si hacerlo o no, porque ir a eventos públicos de este tipo no suelo hacerlo. Hay que tener en cuenta que ese presupuesto está bastante alejado de mi caché, de lo que yo cobro cuando hago cosas privadas, pero sé que el tema de los cachés de los que trabajamos en esto, a alguien que cobra un salario normal le parece mucho, pero pasa en estas profesiones, en las que incluyo también a deportistas, actores... Es verdad que tenemos cachés altos, pero pagamos nuestros impuestos y es nuestro trabajo. Yo lo entiendo, están muy por encima de lo que cobra el resto.

“Por mi parte no voy a hacer nada por perpetuar las dos Españas porque no creo que sea así, hay muchas, aunque es verdad que la política intenta llevarlo a eso”

—Y las dos preguntas del millón... ¿Cuánto dinero tiene en el banco actualmente?

—No lo voy a contestar, porque ya lo que me faltaba. De todas formas, he tenido mucha suerte, he ahorrado, tengo buenos sueldos, se me remunera generosamente por mi trabajo, y tengo bastante.

—Hago un paréntesis. ¿Alguna vez se ha dado un capricho?

—Extravagante, no, pero a mí me gusta mucho esquiar, por ejemplo, entonces antes me iba más cerca y ahora me voy más lejos, a Francia, cuando hay más nieve. Antes tenía que calcular mucho los vuelos y la estancia y ahora lo puedo hacer, por suerte, con más ligereza. Esa es la mayor diferencia. También tengo una casa en propiedad, que a mi edad muchos no tienen. Eso no es un capricho, pero es un privilegio.

—Y la segunda... ¿Cuántas veces ha tenido sexo en el último mes?

—A ver, ¿esta pregunta se hace mucho en Diario JAÉN, la vas a meter en tus entrevistas políticas?

—No, no quiero copiarte.

—Vale, entonces te respondo: doce o trece veces.

Tres regalos que esperamos ver en televisión

Una entrevista de este tipo se merecía un buen regalo. No es habitual que David Broncano se exponga de esta forma y, de esta manera, Diario JAÉN quiso entregar tres regalos a uno de los mejores embajadores que tiene esta tierra. Aparte de los recortes de periódico de algunas crónicas que escribió su padre en los años noventa, recibió una botella de aceite con una etiqueta personalizada, una camisa impresa con noticias y, por supuesto, nuestro mítico “Lucas”, el vendedor de prensa, con mensaje incluido: “A David Broncano, orgullosos de tu presente y convencidos de que un cachito de este antiguo vendedor de Prensa te pertenece de cuando correteabas en casa mientras tu padre escribía sus crónicas de Naturaleza y Vida para Diario JAÉN”.

Jaén