Cuenta la leyenda...
Jaén conmemora el Día del Lagarto de la Magdalena

Se podría decir que no hay una sola persona que resida o haya vivido en algún momento en la capital del Santo Reino que no conozca la leyenda más conocida de la ciudad. Hoy, día 2 de julio, se conmemora el Día del Lagarto de la Magdalena, también conocido incluso en el ámbito nacional como el “lagarto de Jaén”. Este animal que atemorizaba a los pastores a finales del siglo XV comiéndose sus ovejas ha crecido con el paso del tiempo y las antiguas historias hasta convertirse en un auténtico símbolo de Jaén.
Cuenta la leyenda que hubo una vez un extraño animal, identificado por las gentes como un lagarto, que vivía en una cueva cercana a la fuente de la Magdalena en Jaén, tenía atemorizada a la habitantes de la ciudad, ya que se alimentaba de las ovejas y demás animales que acudían a beber agua, incluso de las personas que también lo hicieran. La situación era insostenible. Nadie se atrevía a acercarse a su guarida.
Llegó un día en que un valiente preso, un condenado a muerte, se ofreció a enfrentarse con el gigantesco lagarto si, a cambio, le perdonaban la vida.
Un amanecer, mientras el Lagarto dormía, el reo se acercó al manantial, tras despertar a la bestia, dejó un rastro de pan caliente que el Lagarto siguió hasta la Plaza de San Ildefonso. Una vez llegó allí, el Lagarto vió la piel de un cordero, que previamente se había llenado de pólvora
Encendió el preso la mecha y enseguida, de un solo bocado, se tragó el Lagarto al cordero, que llenándole su incansable estómago le abrasó las entrañas y explotó, pegando el horrible animal un reventón como jamás se hubiera escuchado antes en la ciudad.
Hay quien dice que al Lagarto lo mató un valiente caballero. Otros cuentan que fue un pastor al que la terrible criatura comía sus ovejas. Dícese también que reventó la bestia tras atiborrarse de panes calientes e incluso hay quien dice que murió la bestia a manos de un caballero revestido de espejos.
Sea como fuere, lo cierto es que cuando reventó tres días de fiesta se dieron en todas las plazas. Vino y alegría repartieron las gentes por todas las calles.
Después de esto y cada vez que alguien hace mal desde entonces, y aún hasta hoy, se dice la expresión o maldición jiennense: “¡Ojalá revientes como el lagarto de Jaén!”