Cuando el laboratorio se abre

Con la idea tan sencilla, pero a la vez tan compleja, de que lo que no se sabe no existe, en la fábrica del conocimiento académico, la Universidad, se vuelven a abrir los laboratorios para mostrar a los jóvenes un amplio abanico de saberes. Porque más allá de estar centrados en sus estudios científicos, la pretensión de los investigadores es que sus proyectos existan también para aquellos que pueden seguir su estela, los futuros universitarios. En este sentido, la Universidad vuelve a organizar la Semana de la Ciencia que, este curso, se eleva a una actividad divulgativa de primer nivel en la que se organizan 45 iniciativas, entre el 7 y el 20 de noviembre, en los campus de Jaén y de Linares. “Es muy importante para nosotros que los alumnos se impregnen de los proyectos de la Universidad y sepan valorar, a través de la investigación, lo que realmente hacemos en la UJA. Además, es una iniciativa que cada año tiene más éxito. Así, este curso hay 45 actividades programadas, 10 más que el curso pasado”, expresa el vicerrector de Relaciones con la Sociedad, Juan Ramón Lanzas

Para despertar y estimular las vocaciones dudosas, dormidas o inexistentes de los jóvenes estudiantes, los profesores de la Universidad los invitan a adentrarse en sus mundos. Descubrimientos apasionantes, valiosas conclusiones o visitas a lugares que guardan siglos de historia son explicados y mostrados por los expertos amantes de sus materias. Este objetivo divulgador se articula a través de diversas actividades, conferencias, talleres, visitas guiadas y experimentos cuyo fin último es estimular el conocimiento de la actividad científica por la sociedad en general.

Por lo tanto, las actividades no serían posibles sin la colaboración de más de un centenar de investigadores de la UJA, que diseñan y coordinan científicamente las iniciativas. En su planificación se equilibran las diferentes áreas científicas y se combinan actividades tradicionales, como conferencias, con otras innovadoras y activas, que requieren de la colaboración de los participantes. El conjunto de actividades propuestas continúa con las colaboraciones emprendidas en la Universidad en años anteriores y suma nuevos departamentos, centros y colectivos al diseño y dirección científica.

Otra de las muestras que evidencian el buen calado entre los jóvenes que participan en esta iniciativa es su repercusión en las matriculaciones de las titulaciones que se ofertan. De hecho, según Lanzas, este año observaron que, en comparación con otras universidades, no solo se mantienen, sino que, en algunos casos, crecen. “Creo que estos encuentros son interesantes porque los alumnos tienen la oportunidad de ver lo que hacemos. Además, les ayudan a orientar su futuro”, reflexiona.

retroalimentación. Como en la teoría de la comunicación de Schramm, quien defiende la bidireccionalidad del proceso, para los investigadores también es importante conocer de primera mano cuál es el interés de la sociedad. “Ese es el ‘feedback’, que la sociedad se interese en lo que hacen los investigadores, pero también que estos se preocupen por lo que demanda la sociedad”, explica la vicerrectora de Investigación, Amelia Aránega.

Por otra parte, la representante de la UJA destaca que cada vez son más los investigadores conscientes de que los resultados de sus investigaciones —“que se publican en revistas internacionales de gran impacto”— forman parte de su compromiso con la sociedad. “La ciudadanía es la que, con sus impuestos, nos financia como institución pública que somos. Por ello, tenemos que responder ante la sociedad para explicarle en qué empleamos el dinero que se invierte en investigación”, remarca.

De esta manera, la comunidad universitaria recibe a los estudiantes con el afán de que estos no solo conozcan los proyectos que “se cuecen” y puedan orientar su futuro hacia una rama u otra, sino también para que, a su vez, sean pequeños divulgadores entre sus familias.