Cómo dar a luz al séptimo bebé cuando vas en taxi al Maternal

Testimonio de Silvia Cruz, que parió a Esther en el asiento trasero del vehículo de Santiago Jiménez

28 abr 2023 / 10:12 H.
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UN RELATO CON TESTIMONIOS

Tenía la experiencia de los seis partos anteriores. Todos fueron más o menos rápidos, pero no tanto como el que pretende que sea el séptimo y último. Silvia Cruz Fernández no tuvo tiempo ni de contar los minutos que pasaban entre contracción y contracción. Parió en el trayecto hacia el hospital, en los asientos traseros de un taxi. “El instinto me hizo, cuando veía que ya no podía más, coger la cabeza de mi niña y tirar de ella”, explica mientras se recupera la séptima planta del Materno-Infantil. La bebé Esther ya es famosa. Su nacimiento corre como la pólvora por las redes sociales gracias a una historia de película con un final muy feliz.

Relata su madre, de 35 años, que esa misma mañana del martes estuvo en monitores y el embarazo iba normal. “Llevaba ya una semana cumplida, pero me mandaron para casa, porque todo estaba bien”, explica. Por la tarde salió con sus hijos al parque, como un día habitual, pero regresó antes de tiempo quizás por un síntoma de indisposición que tampoco le hizo pensar que estaba de parto. “Ya empecé con dolores más seguidos, llamé a un taxi y me mi marido y yo nos fuimos al hospital. Mientras esperaba, que no fueron más de cinco minutos, rompí la bolsa en la calle y le dije al hombre que por favor se diera prisa. No podía más, noté que tenía la cabeza ya fuera antes de llegar a Urgencias y, mientras mi marido salió a llamar a las enfermeras, me bajé el pantalón, tiré de mi niña, la cogí, me la puse en el pecho y empecé a frotarle el cuerpo para darle calor. Cuando salieron las enfermeras y las ginecólogas se quedaron sorprendidas”, rememora. Silvia Cruz asegura que, dentro del taxi, le cortaron el cordón umbilical y la trasladaron en una camilla para extraerle la placenta. “No tengo ni puntos ni nada, todo ha ido muy bien gracias a Dios. Me entró una gran tranquilidad en el cuerpo cuando la oí llorar”, añade. La escena terminó entre los aplausos de los allí congregados, porque ese día estaba el servicio lleno de gente. Silvia Cruz, que no ha querido fotografiarse con la pequeña Esther, agradece a todos cuantos intervinieron los servicios prestados en un momento tan especial. El principal, el taxista, Santiago Jiménez Martín, que apenas lleva un año en la profesión.

<i>Santiago Jiménez, junto a su taxi.</i>
Santiago Jiménez, junto a su taxi.

“Todo empezó como un servicio normal. Estaba en Coca de la Piñera y me salta alerta para el Arco de la Alameda. Cuando llegué, vi una mujer apoyada en la pared con la cara descompuesta, creí que se había caído y me dice el marido: ‘Que estamos de parto’. Hice lo que estuvo en mi mano, sin correr peligro, y cuando llegamos a Urgencias y voy a abrirle la puerta, vi la cabeza del bebé asomando y cómo se sacó ella misma a la chiquilla”, relata. Insiste en que cuando llegó el marido y el personal sanitario ya estaba todo hecho. La satisfacción del deber más que cumplido invade a un taxista que, por cierto, ni cobró el servicio a la feliz pareja. “Es que ni se me ocurre”, subraya. Está feliz de poder haber contribuido al nacimiento de Esther Cruz, una niña que tenía prisa por llegar y que lo hizo como y cuando ella quiso.

Jaén