Castigo por una temeridad

Pena de cárcel para el conductor ebrio que originó un accidente mortal

16 dic 2015 / 09:21 H.

Antonio L. S., un conocido abogado almeriense, ha sido condenado a dos años y ocho meses de prisión por cometer una temeridad al volante que se cobró la vida de Felipe Arjona, un vecino de Linares de 51 años. De nada le sirvió al acusado haber pedido perdón a la familia de la víctima, haber reconocido que había bebido y haber alegado que sufría una adicción al alcohol, que calificó como “una enfermedad”. El castigo que le ha impuesto el Penal número 2 supone que tendrá que ingresar en la cárcel. A la defensa de Antonio L. S. solo le queda el último cartucho de recurrir ante la Audiencia Provincial para evitarlo.

Los hechos se remontan a la tarde del 19 de febrero de 2013, cuando el procesado se puso en la carretera en un importante estado de embriaguez. Viajaba desde Almería hasta Córdoba para, según dijo, ingresar en un centro de desintoxicación alcohólica. Además, circulaba a gran velocidad y haciendo “continuas y rápidas rectificaciones de la trayectoria”. En el kilómetro 12,8 de la A-44, en el cruce de Jabalquinto, Antonio L. S. perdió el control de su BMW y colisionó con el Seat Ibiza en el que viajaba Felipe Arjona, que murió prácticamente en el acto. En la prueba de alcoholemia que le practicó la Guardia Civil, el conductor procesado dio 0,87 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Además, una testigo presencial del accidente aclaró que fue adelantada por el BMW segundos antes del siniestro “a unos 200 kilómetros por hora”. “Enseguida pensamos o se mata o mata a alguien. No nos equivocamos”, relató esta mujer en la vista oral, celebrada la pasada semana. Para la juez Carmen Carpio son pruebas más que suficientes como para condenar a Antonio L. S. por un delito de conducción temeraria y otro de homicidio imprudente.

En el juicio, el acusado admitió su responsabilidad en los hechos: “Pido perdón. Siento lo que pasó y me hago cargo del dolor de la familia”, dijo, nada más sentarse en el banquillo. A pesar de asumir su culpa, lo que no estaba dispuesto es a entrar en la cárcel. Por ello, presentó unas alegaciones con las que pretendía atenuar el castigo lo máximo posible. Argumentó dilaciones indebidas, reparación del daño por haber pagado una mínima parte de la indemnización a los familiares de la víctima, confesión de lo ocurrido y su grave adicción al alcohol. Todas las posibles atenuantes han sido rechazadas por su señoría, que le impone una condena de dos años y ocho meses de cárcel. En principio, tendrá que entrar en prisión.

Habrá recurso ante la Audiencia

Se da por seguro que la defensa de Antonio L. S. presentará un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial para intentar rebajar el castigo. El objetivo es dejarlo por debajo de los dos años para, de este modo, intentar pedir la suspensión de la condena y evitar que el conductor ingrese en prisión. La familia del fallecido, que ejerció la acusación particular, pidió una pena de cuatro años de cárcel.