Adiós a Rufino Cevidanes, hombre grande y cabal

Duelo y reconocimiento en el mundo de la cultura, el deporte y las cofradías, donde dejó su impronta de bonhomía

18 jul 2020 / 09:49 H.
Ver comentarios

Una de las quince reglas de quien practica este deporte dice: “Un jugador de rugby no pide nada, da todo siempre”. La máxima define a Rufino Cevidanes y dan fe de ello quienes le conocieron. Ayer falleció a los 50 años de un infarto fulminante. La cultura, el deporte y el mundo cofrade están de duelo y, a la vez, de reconocimiento al amigo que les deja huérfano de su bonhomía. Cercano, vital, emprendedor, amigo y compañero cabal. Quienes le trataron no escatiman ni calificativos ni emociones contenidas. Veterano eje y pilar del Club Jaén de Rugby, una de sus pasiones; miembro de la Corte de Honor de la Santísima Virgen de la Capilla; andero de La Morenita; alma de la Asociación Cultural de Coros y Danzas Lola Torres; director del Festival Folk del Mundo, aliento en Maricastaña y trabajador municipal en Epassa. Ahí queda la huella del entrañable Rufo.

Pablo Mondéjar

“Gran jugador de rugby, cofrade ejemplar”

Se marcha al cielo uno de los grandes, mi amigo, hermano y compañero de andas, Rufino Cevidanes Mena. Tratar de describirle con palabras es tarea ardua y dificultosa y más cuando el sentimiento me ahoga, literalmente, el alma.

Sólo puedo definirle con una palabra y esa es, ni más ni menos, compañero. Su vinculación con Jaén, sus tradiciones y costumbres y, cómo no, la devoción a la Virgen de la Cabeza, han sido su constante durante sus cincuenta años de vida.

Su fidelidad, saber estar, pulcritud y sosiego han sido de él cualidades que le han definido como persona. Con la Reina de Sierra Morena se va uno de sus servidores más honestos y humildes que yo, en estos años que he compartido con él y sus hermanos varal, haya podido conocer.

Cofrade ejemplar, buen jugador de rugby, este deporte en nuestra querida capital le deben, y mucho, al bueno de Rufino, así como el coro de danzas “Lola Torres”, del que tan enamorado estaba y por el que tanto luchó en vida. Rufino deja un legado de amor inmenso, y aún a pesar de las circunstancias por las que todos estamos atravesando, su despedida ha ido acorde al cariño que sembró durante su existencia. Gracias amigo mío por haberme dado lo mejor de ti. Te llevaré siempre en el corazón e irás prendido de Ella en las calzadas eternas del cielo.

Gracias hermano por todo y por tanto. Descansa en paz y como a ti te gustaba vitorearla hoy así lo escribo.

Viva la Virgen de la Cabeza

Viva La Morenita

Viva la Reina de Andalucía

Viva la Rosa de España

Viva la Cofradía de Jaén

Viva Jaén

Viva Jaén

Viva lo más bonito de Jaén

Viva la Virgen de la Cabeza

Viva la Virgen de la Cabeza

Viva la Santísima Virgen de la Cabeza

Unas palmas fuertes “pá” ella.

En memoria de Rufino Cevidanes Mena. Con todo el cariño del mundo para su esposa Teresa y su hija Andrea.

Pepi Alcántara Buendía, presidenta de la Federación OCO

“Llevó la música a los barrios”

Fue en el año 2014 cuando lo conocí, al igual que a su mujer, Tere Maricastaña, como familiarmente la conocemos, ojalá los hubiese conocido mucho antes. Yo por entonces era presidenta de la Asociación de Vecinos Guadalquivir, el barrio en el que él vive, y con Rufino aprendí a hacer buenas cruces de mayo y a ganar premios, a entender la fiesta chica de Jaén en honor de la Virgen de la Capilla, la Semana Santa, y a las cofradías, e incluso el protocolo en el vestir al salir en una procesión. Él ha colaborado en nuestra asociación en todas las actividades que realizábamos llegando a formar un buen equipo de trabajo y de amigos que es lo más importante. Cuando decidí dar el salto a la Federación OCO él me aconsejó, y en la actualidad seguía aconsejándome de lo bueno y malo que me iba a encontrar.

Como director del Folk del Mundo, tuvo la iniciativa de llevar la música a los barrios, para que conociéramos mejor los bailes tradicionales de los grupos que cada año y por estas fechas llenaban Jaén de música y colorido, a la misma vez los participantes conocían nuestras costumbres culinarias, como olvidar la cara de los vecinos del barrio del tomillo cuando Kenia actuó en sus verbenas populares o los grupos de México, Chile o Hungría en la plaza de Belén o en los barrios de Peñamefécit y Santa Isabel. Este año, con motivo de la covid-19, el Folk se había aplazado hasta septiembre y, el último día que hablamos del tema, Rufino me explicó las dificultades de protocolo y económicas que estaba teniendo para que el folk se celebrara este año. Me ofreceré a sus compañeros de la asociación de Coros y Danzas Lola Torres a ayudarles desde la Federación OCO la cual represento a todo lo que necesiten.

Durante el día de hoy muchas cosas se han dicho de él, todas buenas, sobre su trabajo en Lola Torres y las cofradías a las que pertenecía y en las que trabajaba con verdadera entrega y cariño y también su afición al Rugby, nosotros hemos tenido una corta amistad en el tiempo, pero intensa; Rufino ya no podrá hacernos más rufinadas de las suyas, pero sus amigos de “Las güenas lumbres” (Jesús, Agustín, Rene, Pepito, Miguel y Vicente) siempre lo llevarán en sus corazones al igual que esta que escribe.

Eduardo Sánchez Godoy, presidente del Club Jaén Rugby

“Generamos momentos mágicos”

Estas semanas he compartido mucho tiempo con Rufino porque estábamos organizando el Folk del Mundo. Discutíamos y nos queríamos con la misma intensidad, luego llegaba el momento de salir al escenario; casi siempre nos tocaba bailar juntos y allí éramos capaces de generar momentos mágicos. Empecé a bailar con Rufino cuando tenía 10 años y desde entonces hemos disfrutado de muchos viajes y experiencias maravillosas. Pienso que en Lola Torres hemos perdido a una persona insustituible, nunca he conocido a nadie tan noble, tan trabajador como él y sobre todo con tanto cariño y pasión por nuestro folclore y tradiciones. Era el director del Folk de Mundo pero también el alma de la asociación, estaba para todo lo que se necesitaba. Vital y divertido, nadie se puede imaginar la cantidad de personas del mundo de la danza, de festivales nacionales e internacionales y de grupos de danza nacionales e internacionales que están consternados con su pérdida.

No sé cómo vamos a continuar sin él, sinceramente. Solo nos queda el consuelo de lo mucho que nos ha dejado grabado, su baile y su voz, inconfundible, que seguirá sonando en el salón de baile, junto a la de otros compañeros que nos acompañan, pese a su ausencia.

He perdido a un amigo del alma, a mi compañero de escenario. Estoy rota.

Desirée Amaro, presidenta de la Asociación Lola Torres

“Esta pérdida no tiene repuesto”

Es muy difícil resumir en un pequeño texto lo que podríamos contar de Rufo.

Los que hayan tenido contacto con el Rugby, sabrán que Rufino era un Pilar, un primera línea, de los de la antigua escuela. Un hombre duro, pero duro como una roca, de los que no necesitaba ni gimnasios, ni planes físicos, ni nada de los que para este tipo de temibles monstruos en el rugby no eran más que “niñerías”. Cuando Rufo saltaba al campo, durante casi treinta años, los que estaban en frente (aunque fuera un entrenamiento con sus amigos del alma) se echaban a temblar. Su presencia; su compostura; su seguridad; resultaban terroríficas para todo el que se lo encontrara delante.

Pero todos, propios y ajenos, sabían que una vez sonaba el silbato del final, tenían en Rufino al amigo, al conversador, el que siempre estaba dispuesto a solucionarte un problema porque tenía todos los contactos del mundo... y alguno más.

Rufino se bebía la vida a tragos intensos, y por el camino, no pensaba en otra cosa que en echar una mano, en organizar un evento, en buscar ideas para que el Club saliera a delante. Generoso donde los haya habido, y ha dado mil muestras de ello, desde su a veces bordería, desde su a veces chulería, como el que habla convencido de lo que dice, y habitualmente con toda la razón, Rufo, el hombre entrañable y cariñoso disfrazado de roca, siempre tenía una solución para el problema ... y además la ejecutaba. Esta pérdida no tiene repuesto. Jaén Rugby todavía no se cree, ni se quiere creer, lo que ha pasado. Rufo, hermano, sabes que siempre vas a estar entre nosotros. Te queremos y te querremos siempre.

Francisco Jiménez

“Nunca le faltó la sonrisa”

Parido entre refajos, amamantado entre jotas y fandangos, criado entre boleros y desde niño ceñido su negro catite delante de la Virgen de la Capilla, como miembro de los primeros “chirris” de su Corte de Honor, Rufino Cevidanes es, ha sido y será de esos hombres con la marca y el sello de Jaén, Jaén. Siempre dispuesto a realzar nuestra tierra en todos y cada uno de sus aspectos: el folclore, la Semana Santa, el deporte, sus costumbres, sus pregones. Tuve la dicha de cederle el testigo de pregonero del Cristo de los Charcales “del Arroz” y, como todo, lo afrontaba con el cariño, la sencillez y esa sonrisa que nunca faltó de su rostro. Siempre acudió a mí para la presentación del Folk del Mundo y... respiraba tranquilo. Tu gran familia los Cevidanes y Mena. Tu familia Tere y Andrea. Tu familia de “Lola Torres” y tu gran amigo Paco Jiménez estamos rotos con solo presentir tu ausencia, Rufino dale un abrazo a Juan Carlos Navasal y ahora dedicaros los dos a enseñar a bailar el bolero de Jaén a los ángeles y que la Madre de Dios cante por “melenchones” durante la eternidad, la Madre de la Soledad, la Madre de la Cabeza y sobre todo la Madre de la Capilla a la que año tras año colocabas el entramado de la ofrenda floral y orgullo lucías nuestro traje regional. Amigo, sigue bailando en el cielo.

Úrsula Colmenero, hermana mayor de la cofradía de la Virgen de la Capilla

“Te echaremos de menos”

Ayer amanecimos muy tristes, la noticia nos ha partido el corazón. Todo será muy distinto el 11 de junio. La ofrenda a nuestra Virgen la verás desde el cielo. Nosotros miraremos hacia arriba para que nos veas alegres, pero en nuestros corazones te echaremos mucho de menos. Por la tarde esperando que el templo abra sus puertas para que todo Jaén vea que viene la madre De Dios, acompañada, de sus chirris y pastiras. Cuando bailabas el bolero de Jaén era un placer mirarte. Rezaremos mucho, especialmente por tu esposa, por tu hija y por tus padres. Esos padres que han tenido que ver la muerte de un hijo. Rufino, la Santísima Virgen de La Capilla te recibe con esos brazos de madre. Descansa en paz.

Moncho Carpena, músico de “Lola Torres”

“Un chirri único”

La vida, por si no teníamos suficiente con la que está cayendo, nos dio ayer, a este Jaén nuestro, una bofetada de las que no se esperan, de las que resultan ilícitas a todas luces y nos quiebran, siquiera momentáneamente, la Fe. El luto por la pérdida de un jaenero de pro, Rufino Cevidanes Mena, se instala inmisericordemente en incontables rincones maravillosos de nuestra ciudad y provincia, a los que Rufo contribuyó a dar vida con su decidida acción en defensa de unas tradiciones y costumbres que encontraban el abrigo del puerto seguro en su alma de Chirri.

Su súbita despedida deja un rosario de corazones rotos que se rebela contra tamaña injusticia y vaga desconcertado buscando una posibilidad de reencuentro con el Amigo que siempre dejaba la puerta abierta, jamás entornada, presto al abrazo, al roce y al beso; siempre dispuesto a brindar la ayuda necesaria o el oportuno consejo. Ardua tarea resultará pasear por la capital o recorrer la provincia sin que nos asalte su recuerdo. A Rufo lo seguiremos encontrando junto al azulejo de la Virgen de la Capilla ofreciendo las flores del pueblo de Jaén a su Patrona; en la Romería del Cristo del Arroz; en el campo de Las Fuentezuelas, donde empezó el rugby universitario; arrimando hombro entre los anderos de la Virgen de la Cabeza; subido en un escenario en Los Noguerones; como promitente de Nuestro Padre Jesús; bailando entre las ruinas de Santa María en Cazorla; en oración con los cofrades del Divino Maestro; al corro de los melenchones en una lumbre de San Antón; a compás en el coro romero “Duende”; ..., y por supuesto, en cualquiera de las estancias de la sede de su querida Asociación, “Lola Torres”, en la Plazoleta del Conde, donde su espíritu y huella indelebles seguirán guiando a jóvenes pastiras y chirris, tocando, cantando y bailando; en definitiva, sintiendo el cancionero popular jiennense y andaluz en su plena dimensión como forma y estilo de vida propios.

Pero también habrá oportunidad de encontrar a Rufo allende las fronteras de Jaén. En los muchos viajes en los que tuve la fortuna de acompañarle con el grupo de coros y danzas de “Lola Torres”, por España y el extranjero, descubrí su abnegada labor como embajador de la tierra del Santo Reino, siendo conocido y reconocido por todos los grupos folclóricos nacionales e internacionales que encontrábamos a nuestro paso. Viajes en los que siempre iba acompañado por su cariñosa esposa, Tere, su genial hija, Andrea, desde muy pequeñita, sus padres, Rufino y Nati, y alguno de sus hermanos. Siempre vi en él a un buen hijo y mejor hermano, a un excepcional marido y fantástico padre. Era, por tradición familiar, vocación y devoción personal, un Chirri único.

Me quedo con el recuerdo de verlo cantando a coro en las celebraciones religiosas a las que solíamos asistir en los viajes, interpretando con la pasión que le caracterizaba Flor Marchita, la Salve Rociera o Virgen de Amor:

“Eres alma de mi alma buena

que alivia mis penas

y con gran empeño quiero que este sueño

sea el sueño eterno de mi corazón...”

Seguro que está cerca de su Señora, a la que con tantas advocaciones amó profundamente.

Querido Rufo, ayer lloré mucho..., pero hoy sacaré fuerzas para ir al bar de Endrino, en Segura de la Sierra, a tomar un botellín como tantas veces y en tantos lugares hicimos todos, mientras te imagino en el Cielo junto a Paulino Herrera, el cantaor de la Sierra...; él, con sus polkas, mazurcas y seguidillas; y tú, bailando y enseñando a bailar el Bolero de Jaén..., y por favor, ya que te pones, que no se te olvide, el Fandango de Valdepeñas. Un beso.

Jaén