Acepta seis años de cárcel por matar a su cuñado en Larva

La Fiscalía hace posible el acuerdo al admitir el atenuante de legítima defensa

13 jun 2017 / 11:30 H.

Seis años de cárcel, diez años de destierro y una indemnización de 300.000 euros para los seis hermanos del fallecido. Esa es la condena impuesta a un vecino de Larva por matar a su cuñado en el transcurso de una discusión. Pedro Daniel L. P. le asestó una puñalada en el abdomen con un cuchillo de caza. La víctima, Joaquín Iruela Cátedra, de 30 años, sobrevivió inicialmente al ataque e, incluso, llegó con vida al hospital. Sin embargo, falleció en la mesa de operaciones, mientras los médicos trataban de salvarlo.

Los seis años de prisión están muy lejos de los trece que, inicialmente, solicitaba la Fiscalía. Y es que, finalmente, el Ministerio Público aceptó que Pedro Daniel L. P. mató a su cuñado en legítima defensa, es decir, que repelió un ataque previo que le había lanzado Joaquín Iruela. La aplicación de esa atenuante hizo posible un acuerdo de conformidad entre las partes, por lo que se dictó sentencia “in voce”. Por eso, no fue necesario celebrar el juicio, que estaba previsto con el procedimiento del jurado. El tribunal popular llegó a constituirse y se disolvió después de que Pedro Daniel L. P. admitiera su culpabilidad.

Los hechos ocurrieron en la tarde del 20 de julio de 2015 en el domicilio del propio acusado. El hombre y su cuñado mantenían “ciertas desavenencias desde hace meses”, relacionadas con los supuestos malos tratos que el procesado inflingía a su esposa. El día de autos, Joaquín acudió a la casa de Pedro Daniel. Ambos comenzaron a discutir airadamente, primero en la calle y, después, dentro de la vivienda. En el transcurso de esa pelea, el procesado agarró un cuchillo de caza de 22,5 centímetros de longitud de hoja y con doble filo y apuñaló a la víctima. Lo alcanzó en el abdomen y atravesó completamente el cuerpo de la víctima, ya que llegó a sacar la punta del arma por la zona lumbar. Las consecuencias fueron gravísimas. El hombre, que tenía 30 años recién cumplidos, fue trasladado aún con vida al Hospital Médico-Quirúrgico de Jaén. Fue operado de urgencia. Sin embargo, no pudo superar sus lesiones y falleció sobre las seis de la madrugada del 21 de julio, es decir, apenas doce horas después de que ocurrieran los hechos. Estaba soltero y no tenía hijos.

Pedro Daniel L. P. fue detenido y enviado a prisión preventiva, donde permanece desde entonces. Ayer, salió de la cárcel de Jaén para el juicio que lleva 22 meses esperando. Llegó a la sala de vistas de la Audiencia y ni tan siquiera tuvo que declarar. Solo fue necesario que reconociera el crimen para certificar, de este modo, el acuerdo que habían alcanzado la Fiscalía y sus abogados. La sentencia ya es firme y contra ella no cabe recurso alguno.

Recibido con gritos de “asesino”

La Policía Nacional trasladó al acusado desde los calabozos de la Comisaría hasta el Palacio de Justicia pasadas las once de la noche. Una pareja de agentes custodiaba a Pedro Daniel L. P., que iba esposado. Durante el trayecto, varios familiares y conocidos de la víctima increparon al procesado al grito de “asesino”, sin que llegara a producirse altercado alguno.