Aceite bajo sospecha de estar adulterado llegó a los mercados

La investigación por la operación “Cloroil” está pendiente de las analíticas

26 nov 2016 / 11:37 H.

A primeros del pasado mes de junio, la Guardia Civil de Jaén daba por desmantelada una supuesta organización criminal dedicada a la adulteración de aceite de oliva en la llamada operación “Cloroil”. El grupo, liderado por el empresario Enrique Fuentes Ibáñez y por su hijo Enrique, se dedicaba, presuntamente, a mezclar distintas grasas de girasol, aguacate y palma con aromatizantes y colorantes. El resultado final era un producto que se asemejaba mucho al aceite de oliva. Los agentes se incautaron de 120.000 toneladas de esta mercancía que iban a ser distribuidas como oro líquido.

Esa fue la cantidad que se decomisó en distintas almazaras de las provincias de Jaén, Granada y Córdoba. Sin embargo, había más. Y es que, posteriormente a los arrestos, los agentes de la Guardia Civil encontraron más aceite bajo sospecha de adulteración en una envasadora de la provincia —ya perfectamente etiquetado y listo para venderse—, en unos almacenes de Madrid e, incluso, en tiendas. Es decir, el producto había llegado ya a la cadena alimentaria. Gracias a estos hallazgos, los detenidos están siendo investigados judicialmente como presuntos autores de un delito contra los consumidores. Se trata de un hecho relevante pues hasta ahora se pensaba que este producto no llegó a los mercados.

La instrucción judicial por la operación “Cloroil” está prácticamente terminada. Tan solo queda que la Delegación de Agricultura remita los resultados de los análisis efectuados a las más de 60 muestras recogidas por la Guardia Civil en la planta de refinado de Mengíbar —vinculada a la familia de Enrique Fuentes— en la que se hacían las mezclas. El juez Fernando Moral ordenó a los responsables de los laboratorios que estudiasen la composición exacta de los aceites decomisados para determinar la presencia de sustancias que pudieran ser perjudiciales para la salud humana. Esos análisis todavía no han llegado al Juzgado instructor.

La Guardia Civil puso en marcha la operación “Cloroil” cuando tuvo conocimiento de que en esa refinería de Mengíbar se podría estar manipulando aceite utilizado para la fabricación de combustible biodiésel con la intención de hacerlo pasar por aceite de oliva. Los agentes comprobaron que a la planta llegaron partidas de aceite de girasol, de palma y de aguacate. Lo curioso es que la empresa también adquirió aromatizantes y colorantes, “productos que no son necesarios para la actividad que desarrolla”. Y es que hay que volver a recordar que esa fábrica no está dada de alta para manipular alimentos. De hecho, la Junta la clausuró a mediados de junio. La Guardia Civil sostiene que la organización manipuló los aceites de girasol, coco y palma y los “maquilló” para que pareciera de oliva, con lo que las ganancias eran enormes.