2: Luis Berges y la iglesia de Santa María de Alcaudete, una reforma que se quedó en boceto (Continuará...)

Continúa el serial de Diario JAÉN dedicado al centenar de obras de recuperación de edificios históricos llevadas a cabo por el arquitecto, que en junio cumplirá 100 años

09 feb 2025 / 20:11 H.
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Era el año 1985 cuando Luis Berges recibió el encargo de la Junta de Andalucía, a través de la sección de Bellas Artes, de restaurar la iglesia parroquial de Santa María, en Alcaudete. Lo primero que hizo fue pedir permiso a José María Ruiz Povedano para consultar un trabajo, publicado por el Instituto de Estudios Giennenses en 1985, que contenía la documentación necesaria para conocer el origen de esta bella obra arquitectónica y poder realizar un proyecto de recuperación. Lo consiguió. Todavía guarda en su legado la carta en la que el historiador, residente en Málaga, cursa la pertinente autorización –30 de septiembre de 1985–.

“Fueron unos años muy complicados, porque era quítate de ahí tú para que yo me ponga”

El arquitecto jiennense, que el 17 de junio cumplirá 100 años, recuerda perfectamente la labor, las horas, el esfuerzo y el empeño que puso en un edificio “precioso”, prácticamente en estado de ruina, que terminó después de un arduo trabajo en un momento, además, de masivos encargos. Sin embargo, las circunstancias hicieron que, finalmente, no se llegara a materializar. No sólo le ocurrió con Santa María de Alcaudete, sino con dos más: el Teatro Darymelia y los Baños del Naranjo. Luis Berges aprovecha el momento para recordar a la Diputación Provincial de Jaén y al Ayuntamiento que, en los bajos de la calle Calvario de la capital, existen los segundos baños árabes de una ciudad que, hoy en día, corre el peligro de perderlos y, con ello, el privilegio de ser la única de Europa en tener dos baños árabes de similares características. Sin embargo, ahondaremos en este capítulo más adelante, cuando llegue la recta final de este serial periodístico enmarcado en el centenario de Luis Berges.

“Hubo un montón de jubilaciones forzosas y recuerdo que me mandaron de la Junta de Andalucía unos arquitectos recién salidos del horno y me quitaron obras de restauración como los Baños del Naranjo, el Teatro Darymelia y la iglesia de Santa María de Alcaudete”

<i>Estado actual de la iglesia de Santa María la Mayor, en Alcaudete.</i>
Estado actual de la iglesia de Santa María la Mayor, en Alcaudete.

Sí se atrevió a comprobar el arquitecto que el conjunto monumental de la iglesia de Santa Marta de Alcaudete presenta una localización privilegiada dentro del recinto de murallas que antiguamente rodeaba la villa. De estilo gótico-mudéjar, la memoria que realizó deja claro que la planta es rectangular, con unas proporciones de 38 metros de largo y 22 de ancho. Dividida en dos naves, la descripción de sus elementos formales hace catalogarla como un edificio perteneciente al gótico de finales del siglo XI y primeros del XVI, que cristaliza en su arquitectura unas constantes histórico-artísticas y regionales que lo definen como un inmueble gótico-mudéjar o propiamente andaluza. Sin embargo, determinó también que el conjunto arquitectónico y monumental recibió tres grandes aportaciones a lo largo de la historia, dentro de las directrices del Plateresco y del Renacimiento pleno, como son la portada de Santa María, la capilla mayor del templo y algunas obras que fueron encargadas a Andrés de Vandelvira. Sin embargo, lo mismo que cayó en manos de Luis Berges, fue arrebatado un proyecto que, en unos tiempos de plena explosión urbanística, era la política la que primaba y, a veces, las decisiones no eran las más acertadas.

Mesa de trabajo

“Siempre he tenido una buena relación con los alcaldes de los pueblos. En el Ayuntamiento de Alcaudete, que es una obra de mi padre de un edificio precioso, recuerdo que hablé con el alcalde de aquel tiempo, lo mismo que lo hice con Hornos, Cazorla... con todos en los que trabajé en un tiempo en el que todos me hacían encargos”

1: EL CAMINO HACIA LOS CIEN AÑOS DE UN JIENNENSE UNIVERSAL

El 17 de junio cumplirá 100 años. Luis Berges Roldán (Jaén, 1925) vive su centenario con una memoria prodigiosa que le permite hacer un repaso por su legado como arquitecto y urbanista. Su ejercicio libre durante cuatro intensas décadas de trayectoria no sólo permitió la recuperación del rico patrimonio monumental de la capital, de tal forma que, aunque su obra más conocida es la rehabilitación de los Baños Árabes, deja una herencia universal en pueblos y ciudades que merece la pena subrayar. Diario JAÉN estrena hoy un serial con el que pretende resaltar los principales trabajos desarrollados por un jiennense ilustre que siempre caminó por la vida con humildad y sin afán de protagonismo.

“Siento satisfacción de haber acertado. He tenido siempre suerte en mi trabajo”

El primer capítulo está dedicado a la restauración de Castillo de la Mota de Alcalá la Real y la conocida como la Torre del Farol, dos joyas arquitectónicas que lucen pletóricas hoy en día gracias a aquellos planos que trazó a carboncillo, a mano, despojado de la digitalización que tanto facilita el trabajo a los profesionales del siglo XXI. Es un lujo contemplar las carpetas en las que guarda los dibujos de una rehabilitación que tardó años, papeles con facturas originales de presupuestos contabilizados en pesetas y trazos de un futuro arquitectónico que él mismo ha seleccionado para documentar este reportaje periodístico. 1970 y 1973 fueron los años, en sendos proyectos, en los que el arquitecto trabajó para recuperar una ciudadela que fue refugio de los alcalaínos en la época de la invasión francesa.

Este esa sólo una de las obras de arte de las centenares que salpican la provincia, porque Luis Berges pudo elegir Madrid para desarrollar su carrera arquitectónica y, sin embargo, quiso regresar a Jaén después de una formación exquisita en unos años complicados. Nada fue fácil. Tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia acomodada, una saga de arquitectos que dejó su impronta en Jaén y, justo en ese tránsito a la vida adulta, su historia dio un giro de ciento ochenta grados. El segundo de seis hermanos, se quedó huérfano de padre a los catorce y, cuatro años después, de madre. Vivió los horrores de la Guerra Civil, aquella contienda que siguió desde la Zona Roja con horror, miedo y privación. Perseguidos por el Frente Popular, a punto estuvieron de matar a su padre, Luis Berges Martínez, el artífice del ensanche de su tierra que nunca llegó a ver. Se vio obligado a hacer las maletas y poner rumbo a Madrid con la tristeza de ver cómo su familia quedó totalmente disuelta. Acogido por unos tíos en la capital de España, consiguió un puesto de delineante que le permitió cumplir la promesa que se hizo a él mismo cuando falleció su padre. Pasó hambre, atravesó el frío de la soledad rodando de pensión en pensión y le recompensó el destino con el amor y con el oficio. Consiguió terminar la carrera en la Escuela Superior de Arquitectura. Tenía su vida resuelta en Madrid, pero en cuanto tuvo la oportunidad regresó a su tierra, una decisión de la que no se arrepiente, por más que reniegue de las atrocidades urbanísticas con las que se topa en sus paseos diarios. Casado con Catalina Torres Martínez, la gran mujer con la que comparte su vida, volvió a Jaén ya con tres de los siete hijos que tuvo. Eran los años sesenta del siglo pasado y, aunque empezó a trabajar de forma independiente, pronto consiguió aprobar las oposiciones de arquitecto municipal en el Ayuntamiento de su ciudad. Ocho años estuvo hasta que decidió pedir la excedencia en 1976, aunque regresó en 1985 para jubilarse cinco años después.

“El Hospital San Juan de Dios es la obra de la que más orgulloso me siento, pero soy consciente de que los Baños Árabes son los más conocidos, sobre todo por su singularidad y su grandeza”

Su primer gran trabajo de restauración y rehabilitación fue el Museo Provincial. Fue su mejor carta de presentación para continuar con grandes y pequeñas obras del patrimonio jiennense, desde iglesias hasta humildes viviendas. Hay tanto que agradecer a Luis Berges... Su creatividad arquitectónica hizo que los representantes políticos de diferentes épocas confiaran en él para rescatar del olvido joyas totalmente perdidas o, incluso, ignoradas. Su trabajo, acompañado de un encargado, un oficial y un peón, consistió en sacarlos de la ruina en la que se encontraban. Revela que una de sus mejores restauraciones fue el Hospital San Juan de Dios, aunque nadie puede negar que los Baños Árabes fue el proyecto más representativo de su trayectoria como arquitecto. La Diputación Provincial consiguió el reconocimiento de Europa Nostra en 1984, una estrella que se puede ver, en la actualidad, incrustada entre aquellas singulares paredes. Amante de su profesión, enamorado del dibujo y del senderismo, hombre del Renacimiento en una era de Posmodernidad, es una de las figuras más importantes de su tierra, un referente que ha dejado huella en la arquitectura con un trabajo creativo y de paciente dedicación restauradora.

(1) CASTILLO DE LA MOTA Y TORRE DEL FAROL, EN ALCALÁ LA REAL

Era alcalde de Alcalá la Real Miguel Sánchez Cañete cuando la Dirección General de Bellas Artes encargó a Luis Berges la recuperación de la Fortaleza de La Mota por un importe de dos millones de pesetas. Estaba prácticamente derruido el Castillo de Ben-Zaide cuando el arquitecto llegó por primera vez a este municipio de la Sierra Sur. Era el año 1970, todo estaba por restaurar y el proyecto, que fue costoso en todos los sentidos, dio sus frutos en cuatro fases.

El jiennense recuerda perfectamente cómo fue la restauración de una auténtica joya, convertida hoy en uno de los monumentos más visitados. Guarda intactos los escritos con la memoria redactada, con puño y letra, los folios de papel vegetal pasados a máquina de escribir, los dibujos milimétricos con todos los detalles de la obra e, incluso, los números de las diferentes operaciones. La primera fase transcurrió entre febrero de 1970 y noviembre de 1972. La Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia aprobó un segundo proyecto, por 1,7 millones de pesetas, para dar continuidad a los trabajos en una segunda parte. La tercera consistió en el montaje de un pararrayos iónico y, en la cuarta fase, en 1984, la ejecución material para afrontar principalmente la restauración de la llamada Torre del Farol o de la Atalaya, según encargo previo confirmado en abril de 1985.

“Recuerdo que aquello era una mole de enorme tamaño, prácticamente en ruina, para la que tuvimos que montar un aparatoso andamiaje en el que ayudó mucho Antonio González Frías, un cantero magnífico que tenía contratado el Ayuntamiento de Alcalá”

Luis Berges se afanó en la ejecución de un lienzo de muralla junto a una puerta de acceso al recinto, así como el arranque de fábricas en los muros de la llamada Torre Mocha, hasta una altura de 1,50 metros, así como peldañeado de acceso al adarve de la muralla junto a ella. En la Torre del Homenaje tuvo que construir un zuncho de hormigón para dar apoyo a la sillería desaparecida en su fachada al recinto interior, así como otro más sobre la puerta de acceso a la sala alta. También, la escalera en el interior del muro de acceso a la terraza.

“Lo más complicado fue resolver la gran bóveda y, después, organizar el acceso a una torre para la que no había ni siquiera escalinata”

<i>Estado actual de la Fortaleza de la Mota. </i>
Estado actual de la Fortaleza de la Mota.

Elevadas las cuatro caras, se excavó una galería para instalar en el interior de ella un gran zuncho de atado de la bóveda esquifada que cubre la citada sala, de tal forma que Luis Berges se vio obligado también a alzar una estructura metálica por encima de tres de sus pechinas. Tras ello se pavimentó la terraza y se colocaron merlones gemelos sobre el peto de coronación, así como matacanes. Todo era más lento que en la actualidad. En la segunda fase, se acometió la restauración de la Torre de la Campana, restituyendo en su interior una bóveda de medio cañón y restaurándose todo el adarve de la muralla y sus accesos, así como se ejecutaron pavimentaciones en todo lo restaurado y cosido de los muros de la citada torre. Hoy en día es un legado para generaciones presentes y futuras con una recuperación modélica, un trabajo de un verdadero artista de la arquitectura que no puede pasar desapercibido y que merece el aplauso público de una provincia entregada a Luis Berges.

Mesa de trabajo

“Trabajamos muy duro en el acceso a la plataforma donde arrancaba el enorme volumen del castillo. Fue una ciudadela donde se había refugiado todo el pueblo en la época de la invasión francesa. También había una iglesia muy interesante, donde hice unas primeras excavaciones donde descubrimos varios enterramientos”

Jaén