Volver al trabajo
Cambiar la mirada y la forma de enfrentarse emocionalmente a la realidad, así como ser consciente de los propios pensamientos y reconducirlos son las principales recomendaciones de la psicóloga Pilar Conde para alejar el estrés y la ansiedad de la vuelta al trabajo. Regresar a la rutina puede llegar a provocar ansiedad y depresión en algunos trabajadores. Los motivos, afirma la psicóloga, son muy variados, desde un mal ambiente en la oficina, un gran descontento con las atribuciones y competencias profesionales hasta el sencillo aborrecimiento de la labor desempeñada en el día a día.
“El tener que enfrentarse de nuevo a esta situación y proyectarse en ella otro año entero produce un gran estrés a la persona”, explicó la psicóloga Pilar Conde, para quien, o bien es necesario replantearse el trabajo o bien hay que modificar la manera en la que se afronta. Para solucionarlo es necesario “cambiar la mirada y el discurso”, y como afirmó la directora técnica de Clínicas Origen: “Es necesario asumir la responsabilidad sobre la propia vida, quererse más a uno mismo, y cambiar lo de no puedo, no voy a ser capaz por va a ser difícil, me tendré que esforzar”. No se trata, aclaró la terapeuta de Origen, de verlo todo de color de rosa, sino de abordar la realidad de manera racional. “Que nos sintamos responsables de nuestras emociones y con el entorno. Eso no significa no sentir emociones negativas, sino aprender y gestionar las diferentes vivencias con ellas y seguir hacia adelante”, explicó.
Este cambio de enfoque hacia una realidad más racional y menos pesimista requiere de un trabajo mental y un esfuerzo considerables en función de la persona. “Se empieza tomando conciencia de como nos hablamos, como interpretamos, que pensamos cuando nos sentimos de una manera u otra. A partir de ahí, debemos detectar que interpretación se esconde tras nuestras emociones”, manifestó Conde. En casos de depresión y cuando el planteamiento personal no basta, es necesario recurrir a la ayuda profesional. La manera de observar la realidad depende de las propias creencias y la forma en la que el individuo ha aprendido a enfrentarse a las diferentes experiencias en la vida. En este sentido, la psicóloga diferencia distintos perfiles: el hipersensible, el realista y el tóxico. Las personas sensibles y las hipersensibles pueden tener “reacciones afectivas bruscas e intensas”. Para estas personas la manera de no dejarse llevar por estas reacciones radica en aprender a identificarlas para evitar que guíen el día a día, ya que suelen generar reacciones impulsivas. “Una vez que comprendamos este proceso, el siguiente paso es manejar esas emociones con el fin de transformarlas en algo útil para nuestros objetivos”, añadió la experta.