Vía Verde del Guadalimar

Una auténtica joya sin explorar de la provincia jiennense. Su origen está en la inconclusa ruta férrea entre Linares y Utiel, caracterizada por un color bermellón en sus aguas

16 jun 2019 / 11:32 H.

Ésta, es otra de nuestras joyas naturales desconocidas en la provincia de Jaén. Su origen está en la inconclusa vía férrea entre Linares y Utiel que quedó sin ejecutarse. El enclave de esta vía es la vega baja del río Guadalimar, casi en su desembocadura en el Guadalquivir. En árabe significa literalmente “río colorado”, por el color bermellón de sus aguas, fruto de los arrastres de arcillas y areniscas rojas que dominan en la zona media baja de todo su cauce.

Prácticamente ignota para el gran público, posee todas las cualidades para disfrutar de una maravillosa, cómoda y gratificante visita. Paisajísticamente es de gran belleza, pues vamos viendo grandes contrastes, desde construcciones industriales a parajes naturales, donde se alternan intensos y verdes bosques de ribera muy bien conservados, con las aguas bermejas del Gudalimar, las vegas cultivadas y las interminables olas del mar de olivos. Desde el punto de vista natural es una verdadera delicia contemplar durante todo el trayecto una abundante y variada flora y fauna con multitud de aves cantoras (oropéndolas, ruiseñores, mirlos,...), rapaces, conejos, anfibios, reptiles y una miríada de insectos e invertebrados. Respecto a su trazado, al ser de origen ferroviario es prácticamente plano, con una suave, my suave inclinación, el firme está muy bien acondicionado con asfalto y tierra compactada; por lo que el caminar es muy fácil. Además, cuenta con gran número de infraestructuras asociadas al tren como puentes, túneles iluminados (de forma inusitada funcionan a pesar de nuestro incivismo y salvajismo!!!!), viaductos, puentes, lo que enriquece nuestro deambular, haciendo mucho más amena nuestra ruta.

Comenzamos en la Estación Linares Baeza, núcleo ferroviario de la provincia. Desde aquí parte la vía junto al impresionante viaducto de los Barros y la central hidroeléctrica del El Arquillo.

Tras este tramo, tenemos varios cruces de caminos y carretas secundarias. Aunque existe una detallada y prolija señalización hay que tener precaución en los cruces.

El camino va avanzado entre trincheras de arenisca, perforadas por las madrigueras de los conejos y amplias vistas de las vegas y la ribera del río. En el punto kilométrico 8, junto a un área de descanso podremos observar las laderas del yacimiento arqueológico de Cástulo y la enorme cantidad de terreno que aún queda por explorar. El trazado del camino sigue entre túneles y olivares para despegarse del Guadalimar que termina vertiendo sus aguas a muy pocos kilómetros, sobre “El Gran Río” y nuestra ruta se asoma a la vega del Guadalquivir, finalizando en el Horcajo de Begijar adentrándose, eso sí en el Camino Natural del Renacimiento, que se torna inculto, impracticable y zarrapastroso pues la antigua vía continúa pero sólo para los mas aventureros; pues las condiciones del firme y su acondicionamiento empeoran de forma radical.