Vía Verde del Aceite, una ruta llena de rincones por descubrir
Lo que antaño fue la línea de tren en desuso es desde hace años la Vía Verde del Aceite, cuarenta y cuatro kilómetros que merece la pena descubrir y disfrutar a pie o en bicicleta. Desde Jaén hasta Alcaudete
En Jaén, este Jaén nuestro tan cercano y alejado a la vez. En este terruño que tan poco apreciamos y tanto desconocemos, hay muchos lugares para perderse, para disfrutar, para llenar el ocio con ejercicio físico y dosis de cultura. Tenemos una tierra llena de atractivos. La Vía Verde del Aceite es uno de ellos. La singular ruta que discurre bordeando las estribaciones de la Sierra Sur hasta adentrarse en la Subbética cordobesa. Se trata de mucho más que un sendero donde pasear plácidamente. Este trazado, habilitado hoy para paseantes y ciclistas, es todo un escenario por descubrir. No es solo una cómoda plataforma que hace fácil el andar del viajero. Del esplendor que tuvo no hace demasiado, en servicio para el tráfico ferroviario hasta mediados los 80 del siglo XX, son muestra la cantidad de obras singulares que la salpican. Los 44 kilómetros que discurren por nuestra provincia, dejan signos evidentes, muchas veces pasan inadvertidos a las miradas, de estructuras metálicas singularísimas, edificios de estaciones y viviendas auxiliares construidos con cantería y sillería que han resistido al embite de los tiempos. Túneles que en su momento significaron un avance, a pesar del sudor y esfuerzo de quienes los hicieron, en la obra pública de la época. Por si mismos merecerían un estudio y catalogación exacta y en profundidad por parte de la Universidad. Una de las cosas que más llama la atención, son sus puentes. La orografía difícil del terreno por donde discurre hizo que los ingenieros tuviesen que esmerarse, creando proyectos constructivos ambiciosos y de un resultado estético admirable.
El viajero curioso descubrirá puentes realizados con robusto acero, muchos de las cuales salieron del equipo de Gustav Eiffel, donde llama la atención la técnica del roblonado que hace innecesaria la utilización de tornillos para unir las diferentes piezas que componen estos tramos metálicos.
Pocos saben que estos hitos ferroviarios tenían, y siguen teniendo, nombre propio, normalmente coincidente con el barranco o río que sobrevolaban. Y digo lo de sobrevolar porque hay algunos de altura imponente, el Guadajoz, que marca el límite con Córdoba, el Desgarradero, o el Víboras son estructuras dignas de ser divisadas desde la distancia, a veces apartarse un poco del camino nos da la verdadera perspectiva de cómo y cual es la vereda por la que transitamos. El ciudadano observador puede detenerse en las inmediaciones del Puente Víboras y pasear por lo que fué una antigua cantera de balasto, la piedra utilizada para el asiento de la vía. O incluso bajar la mirada y contemplar un puente mozárabe que hay bajo sus imponentes pilares.
Cierto es que las estaciones están dejadas al albur del paso del tiempo y el ataque de los elementos meteorológicos; apenas se puede observar lo que un día fueron. Ninguna de las estaciones del trazado, Torredelcampo, Torredonjimeno, Martos, Vado Jaén (curiosamente la mejor conservada a pesar, o quizá por ello, de no estar en un núcleo poblacional) y Alcaudete-Fuente del Orbe, han tenido mimos ni de ayuntamientos, ni Diputación. Tampoco, se han establecido mecanismos para que pudieran ponerse en valor pequeños albergues o restaurantes, como si se ha hecha en la próxima estación de Luque, ya en Córdoba. En la mayoría de ellas todos los edificios auxiliares que el ferrocarril necesitaba han desaparecido. Aunque su abandono no es óbice para disfrutar escudriñando una arquitectura característica de principios del siglo XX. En las inmediaciones de la vía en el municipio de Alcaudete, sí encontraremos unos alojamientos rurales de nuevo cuño, pero de gran encanto. Y si el viajero tiene tiempo y ganas, a unos kilómetros de Alcaudete, la Vía Verde, ya adentrada en Córdoba, bordea un paraje natural riquísimo en avi fauna, la Laguna del Salobral, el paseo merece la pena.
Las puestas de sol sobre la Laguna son espectaculares, máxime cuando sobre el escenario se divisa Alcaudete con su magnifico Castillo Calatravo coronándolo. Además, como todo sendero, el ferrocarril es una senda que acerca pueblos, costumbres y voluntades, ofreciendo alicientes de muchos tipos. En nuestra Vía Verde del Aceite podemos dedicar nuestro tiempo a buscar unos espárragos magníficos, cardillos y collejas, los hay en cantidad y calidad. Cuarenta y cuatro kilómetros de nuestra historia al alcance de nuestro presente. Sin alejarnos de nuestro eslogan de cabecera, Jaén es un Paraíso, sobretodo para los que lo tenemos más cercano, los jiennenses.