Una polémica distinción

De la segunda Llave de Oro del Cante ya hice referencia cuando conté aquello de la Copa Pavón y que le dieron las llaves Manuel Vallejo para así evitar una huelga de artistas que protestaban porque no le habían otorgado por segundo años la Copa Pavón.
Así que vamos a por la tercera, como si estuviéramos hablando de sevillanas. Diré que en toda la vida se ha dado una simbiosis entre dos artistas tal y como se dio en el dúo, (de trabajo, no de cantar) formado por el cantaor Pepe Marchena y el escritor, periodista y poeta Ricardo Molina. Pues, como les iba diciendo, cantaor y escritor hicieron una gran amistad desde el primer día en que se conocieron, es más, en el primer encuentro que mantuvieron, Antonio Mairena le propuso directamente trabajar juntos en una idea que tenía en la cabeza y que claro, dada la importancia del tema, el cantaor no se atrevía a acometer en solitario.
Ricardo Molina, aficionado al flamenco, que no flamencólogo, aceptó la propuesta del cantaor y así nació el libro de teoría del flamenco más leído y que mayor influencia ha tenido en el mundo del cante: Mundo y Formas del Flamenco. Este libro ha sido considerado como “la Biblia del Flamenco” durante muchos años, y es más, aún sigue siendo para muchos aficionados el libro más importante en este tema.
Personalmente creo que la intención de ambos autores era buena, pero que la teoría gitanófila del flamenco, amén de la pobreza teórica y las cortas miras sobre la riqueza de este arte, deja mucho que desear. Claro está, esta es mi opinión personal, y espero que a nadie se le ocurra pensar que lo que escribo en estos artículos y mi teoría sobre la formación y evolución del flamenco, esté mínimamente impregnada de algún sentimiento racista.
Pero, vayamos al tema principal. Las Llaves de Oro del Cante Flamenco conllevan la obligación moral, para quien las posee, de defender la ortodoxia del Flamenco, así que mientras que algún artista esté vivo, no se pueden conceder otras llaves a ningún otro artista.
Manuel Vallejo falleció el año 1960 y Ricardo Molina, hombre de mente despierta, cayó en la idea de que no había ningún poseedor de las Llaves de Oro, así que echó mano de su amigo y alcalde Cruz Conde y le propuso organizar un certamen para otorgar las Llaves del Cante, aso sí, teniendo de antemano como ganador a Antonio Mairena. Nuevamente el señor alcalde estuvo de acuerdo, se convocó el concurso y como entre los artistas se había corrido la voz de que este certamen estaba amañado previamente, pues ocurrió lo que tenía que ocurrir, ningún cantaor quiso presentarse a esta farsa. ¿La solución? Sencilla, contratar a buenos artistas pagándole previamente un buen dinero.
Se “presentaron” al concurso tres grandes figuras Juan Varea, El Chocolate y Fosforito, de manera que el ganador quedaba como el que había cantado mejor que estos tres grandes artistas. Veredicto del jurado: Ganador del Concurso de Cante Flamenco para lo obtención de las terceras Llaves de Oro del Cante Flamenco Antonio Cruz García, conocido artísticamente como Antonio Mairena.
Lo de las cuartas Llaves de Oro también tiene su miga, pues para que nos ubiquemos, les quiero recordar que en el año 2001 en el Puerto de Gibraltar atracó un submarino nuclear inglés para reparar su reactor nuclear que estaba bastante dañado. Su nombre era Tireless, ¿lo recuerdan? Pues bueno, a raíz del posible peligro que suponía la presencia de este submarino, la ciudadanía se movilizó para exigir que saliera de estas aguas lindantes con las aguas españolas.
¿Qué a qué viene esto? Pues muy sencillo, cuentan las malas lenguas, que para desviar la atención del personal levantisco que se movilizaba contra este submarino, la Junta de Andalucía le concedió las Llaves de Oro a un gran artista que había fallecido años antes y así, en vez de hablarse tanto del problema, la polémica se trasladaría al campo de la cultura: “Acuerdo: Distinguir, con ocasión del cincuentenario de su nacimiento, con las Llaves de Oro del Cante, a José Monge Cruz, (Camarón de la Isla).
Lo que más se discutió en el mundo del flamenco no era la admiración que la mayoría sentíamos por la figura de Camarón sino el hecho de que el poseedor de las Llaves no podía ni representar ni defender el Flamenco.
Bueno, quede claro que esto es lo que “las malas lenguas” decían, ya que estoy seguro de que si preguntamos a algún representante de Cultura de la Junta, fijo que responderá que eso no es cierto, aunque no nos sabrá explicar por qué se le concedieron.
Y ya estamos llegando a su fin. Me refiero al fin de la historia de las Llaves de Oro del Cante Flamenco, y con mis más sinceros deseos espero que se tarde muchos años en tener que otorgar la sexta pues como no puede haber dos artistas vivos con el mencionado galardón espero de corazón que el actual poseedor siga vivo y trabajando por el bien del Flamenco. Era el mes de octubre del año 2005, la Junta, esta vez con gran acierto, y con la alegría que nos produjo a casi todos los aficionados, le concedió las Llaves de Oro del Cante Flamenco en su quinta edición a un gran maestro cordobés, concretamente de Puente Genil, a Antonio Fernández Díaz, Fosforito. Todo un acierto.