Una luchadora de Jamilena

Con tan solo 22 años, Mari Carmen Bonilla Cámara, tenía quemaduras en su cara y graves secuelas de un accidente de tráfico. Logró rehacer su vida en Italia, donde llegó por amor, y hoy es un referente en la cirugía estética

19 nov 2017 / 11:22 H.

Mari Carmen Bonilla Cámara nació el 14 de mayo de 1973 en Jamilena que, como recuerda, es el municipio mas pequeño, en cuanto a su término municipal se refiere, de la provincia de Jaén. “El camino que he recorrido hasta llegar a Bolonia donde actualmente resido, ciudad cosmopolita situada al norte de Italia, ha estado plagado de aventuras vividas y superadas siempre con una sonrisa”, explica, para apuntar que toda experiencia es posible gracias al amor. “El viaje que emprendí con mi pareja fue interrumpido por un accidente, casi mortal, a la altura de Valencia”, desvela. Estuvo ingresada en el Hospital Clínico Universitario de la ciudad del Turia. Tenía 22 años y, junto al que era su compañero sentimental, finalmente, se trasladó al país transalpino para proseguir su recuperación. “Fue duro. La silla de ruedas fue mi compañera durante mas de dos años y, con tesón y empeño, mis piernas despertaron lentamente de aquel letargo. Me centré en mis estudios y adquirí multitud de conocimientos y los títulos que me avalan a día de hoy”, recuerda. No es la primera desgracia que sufre porque, a los 16, en Castro del Río, Córdoba, una explosión química le quemó la cara y le causó quemaduras de tercer grado que marcaron su rostro. Por eso, antes del centro hospitalario valenciano, pasó, en plena adolescencia, una larga temporada en el Virgen del Rocío de Sevilla. Tras el segundo accidente, además de las secuelas del fuego, tuvo que añadir cortes por todo el cuerpo.

“La llegada a Italia fue una experiencia muy dulce, gracias a mi pareja y a mi nueva familia de acogida, quien me arropó con la delicadeza y la alegría de quien recibe un deseo esperado y cumplido”, relata, además, tuvo la oportunidad de rodearse de un ambiente de alto nivel intelectual y cultural, explica, lo que le brindó grandes posibilidades y conocer a destacados pensadores europeos. Eso sí, tuvo que hacer frente a lagunas de memoria, que le afectaban a la capacidad de comunicación, como apunta. Pero encontró una terapia: “Retomé mis estudios, centrada en el campo de la Cirugía Estética para, posteriormente, encontrar como reconstruir mi rostro. No existía ningún tipo de tratamiento ni operación que devolviera la máxima salud a mis tejidos. Ello le llevó, de la mano de un ingeniero, a probar en sus propias carnes, “la solución que revolucionaría la medicina plástica”; una máquina revolucionaria, asegura. La eficacia del método, que no es otro que la microdermoabrasión controlada, la probó, apostilla, en su cuerpo durante unos tres años. “La nueva aplicación despertó interés en todo el mundo y fui llamada para presentarla por todo el mundo. Comenzó una época de grandes viajes y de satisfacción personal, puesto que la alegría que vivía quería compartirla con los médicos, paramédicos y científicos y, sobre todo, con todas aquellas personas que buscaban una solución a sus quemaduras”, cuenta.

“Me considero como una persona humilde, con ganas de aprender siempre, con una personalidad firme, decidida y constante. Amo mi trabajo y me siento muy feliz cada vez que alivio a quienes llevan una pesadez en su alma”, reflexiona y es que esta jamilenuda, residente en Bolonia, sostiene que su tratamiento es, en sus palabras, “una que proporciono a todos aquellos que lo requieren”. “No solo es externo y visible a los ojos de todos, también infunde en el alma una nueva luz, una nueva vida y una nueva esperanza de verse, sentirse y mostrarse al mundo”, deja claro, orgullosa de seguir con su trabajo en este campo que, asegura, convencida de que pronto estará en disposición de dar importantes novedades científicas en esta materia.

escritora desde niña

“Desde bien menuda me ha apasionado la escritura, ya que, cuando era niña, ya escribía todo lo que observaba y lo que me llamaba la atención; redactaba todo lo que deseaba escuchar y no lo oía nunca y todo aquello que me hubiera gustado decir y no podía”, habla sobre sí misma. “Como todos mis sueños realicé también éste: escribir y publicar mi primera novela”, apunta. El título del libro es “No es un cuento. Los Orígenes”, que, como aclara, forma parte de una trilogía. “Daré una sorpresa literaria en breve”, anuncia esta inquieta jamilenense que es una de las firmas de la editorial Círculo Rojo. En esta obra, Carmen Bonilla Cámara propone al lector un regreso al siglo XX; un recorrido apasionante por la España de la Guerra Civil y la dictadura, un viaje trepidante en busca de la libertad al Japón envuelto en los avatares de la Segunda Guerra Mundial.

orgullo de raíces

“Confieso que me vine de una España que era bastante pobre en cualquier tipo de conocimientos. Nací y crecí en pueblos pequeños, con un padre rígido y cerrado, como era habitual en aquel tiempo”, comenta esta jamilenuda, nacida en 1973, sobre los primeros años de su vida. No obstante, para nada reniegue de sus raíces. “Conservo, con ilusión, la alegría, la desenvoltura y la inmediatez que tiene el pueblo español. Está claro que si tengo que confrontarlos, con lo vivido en Italia, aquí conocí todo aquello de bueno que no podría imaginar”, argumenta esta mujer que, además de una eminencia en la cirugía estética y una enamorada de la lectura, es una gran aficionada al deporte. Practica la natación, la esgrima y la hípica, entre otros, porque sostiene que no para de realizar “ensayos” para descubrir nuevas experiencias.

enamorada de los viajes, el diálogo y de disfrutar en torno a una buena mesa
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Mari Carmen Bonilla Cámara reconoce que, en Italia, tuvo la oportunidad de conocer lo mejor que ofrece este país mediterráneo. “Conocí, amé y amo, el placer del grande diálogo, hablar, ser escuchada y escuchar para aprender”, razona esta jamilenense que deja claro que está encantada con la gastronomía transalpina, al igual que con las que denomina como “tapitas españolas”, una cultura del aperitivo que tiene en la provincia jiennense uno de sus máximos exponentes patrios. “Aprendí a viajar, el teatro, el cine, el arte, la arquitectura y la escultura”, sostiene, convencida de que hay que aprovechar al máximo cada minuto del día. “Actualmente resido a caballo entre el centro histórico de Bolonia y las sábanas verdes de la Campaña de Ravenna”, explica, para afirmar: “La tierra de Jaén, llena de olivos, es mi origen y donde reside mi familia, donde viven los que yo más quiero”.

“De todo esto, nada caído del cielo, pero sí con mucha fuerza de voluntad y trabajo”, sostiene sobre la felicidad y el bienestar del que disfruta.

la fotografía de una admiradora de su primera obra literaria
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Esta imagen se la envió una apasionada lectora a la jamilenuda Mari Carmen Bonilla Cámara, una amiga que le aseguró que no podía separarse de su interesante libro.

en una cena de trabajo, en pekín, tras un congreso
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En la capital china, después de acudir como experta a un foro sobre cirugía estética, de la que ella es una gran experta, con fama internacional.

una inolvidable jornada en un castillo italiano
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En esta instantánea, la jamilenuda está con una de sus amigas en una fiesta celebrada en un castillo, propiedad de otra de las mujeres que forma parte de su círculo íntimo.

en la tradicional romería de san Isidro en Jamilena
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En la romería de San Isidro, en Jamilena, en una celebración en la que unos amigos de Mari Carmen Bonilla Cámara fueron los hermanos mayores. Ella vino de Italia, expresamente, para disfrutar de la fiesta y se vistió como mandan los cánones, de romera.