Una gran institución

Últimamente las instituciones públicas intentan desligarse de la Iglesia, pero resulta curioso ver como muchas de las personas que son atendidas por entidades como Cáritas tienen carencias por la dejadez de las instituciones

09 dic 2015 / 18:55 H.

Me duele ver con frecuencia cómo se ataca a la Iglesia Católica desde todos lados sacando a relucir sólo la parte mala. Soy el primero que detesta oír noticias que no hablan en favor de gente que se aprovecha de su situación para perjudicar a los demás. Es vergonzoso que exista gente como ésa. Si digo que soy padre de dos niñas podrá entenderse fácilmente que no me agrada tener conocimiento de los casos que, referente a este tema, salpican a la Iglesia Católica.

Del mismo modo, también me duele, como católico que soy, ver cómo se intentar borrar del mapa todo lo que tenga que ver con la Iglesia. ¿Tan malos somos? ¿No hay nada bueno que la Iglesia haga? Pues, creo que la respuesta es que, rotundamente, la Iglesia hace muchísimas cosas buenas por los demás y es una lástima que, por el mal hacer de muy pocos (aunque el daño sea grande) y por la mala intención de quien no comparte la fe, se intente eliminar algo que va muy unido a nuestra sociedad. Curiosa la doble vara de medir para aceptar o rechazar según qué tipo de manifestaciones tengan lugar. Se aceptan manifestaciones de todo tipo aludiendo al derecho inalienable del ser humano a la libertad de expresión menos las manifestaciones religiosas. Curioso modo de defender la libertad. Se puede usar la calle para todo tipo de cosas y manifestarse menos en el caso de ser católico.

Últimamente las instituciones públicas intentan desligarse de la Iglesia Católica, tema en el que no entro, pero es curioso ver y comprobar cómo, muchas de las personas que son atendidas por entidades como Cáritas tienen carencias precisamente por la dejadez y la lentitud con la que actúan las administraciones públicas.

Me consta que muchos de los que tienen a esta institución, la Iglesia, como su primer enemigo, no se preocupan en absoluto de nada que no sea su bienestar personal. Somos muy dados a vivir criticando pero estando, a la vez, en el más absoluto inmovilismo. Para quien tenga a bien leer este artículo diré que he sido testigo, muchos deberían probar a hacer lo mismo, de cómo se trabaja en la sede de Cáritas Interparroquial. No se para un momento, cada uno preocupado de su parcela...y ¿Cuáles son esas parcelas a las que dedican la mayor parte de su tiempo, normalmente libre, sin descanso? Pues podríamos decir que esta institución es “todoterreno”. Sus actividades van enfocadas a solventar todo tipo de necesidades. La comida diaria de una familia, poder pagar el recibo de la luz, el alquiler de la vivienda, ropa, atención a la gente que viene temporalmente a residir en nuestra tierra, todo tipo de necesidades incluyendo las que, en ciertos casos, ni el mismo beneficiario es consciente...en resumen...lo que haga falta. Esta Iglesia, para el que aún lo dude, que tanto se critica a veces, está llena de voluntarios que se vuelcan con los necesitados. Un monumento merecerían pero creo que simplemente con que no se les ataque tanto, y se les deje trabajar, ya sería bastante.

¿Ingresos? Pues básicamente se nutren de las aportaciones que, el primer domingo de cada mes, hacemos los católicos. Estos católicos tan atacados por algunos que sólo nos interesamos de echar una mano a los demás sin pedir explicaciones de lo que piensan, si creen o no en Dios o de qué color de piel u orientación sexual tienen.

Aquí todo el mundo es bien recibido y todo el mundo es atendido. No se rechaza a nadie. El único requisito es demostrar que realmente necesitas la ayuda; creo que eso es fácilmente entendible. Los recursos no abundan y hay que saber administrar y repartir la ayuda de la que se dispone.

Cuando algunos se empeñan en quitar las X de la declaración, aquí, en Cáritas, sólo viven empeñados en sacar adelante a la gente de las 21 parroquias que tenemos en nuestra capital. Cada una con sus casos específicos y sus necesidades propias y únicas.

Por más que intento ver dónde está la trampa, sinceramente, no consigo ver nada más que gente desprendida, desde aquí mi admiración a los voluntarios. Quizá todo sea producto de la sociedad en la que vivimos hoy repleta de personajillos inmundos que viven obsesionados con enriquecerse a cualquier precio nunca mejor dicho. Eso puede que nos lleve a desconfiar de que, por contra, existen muchísimas personas que viven preocupadas justo de lo contrario, de trabajar desinteresadamente ayudando a los demás. Gente desconocida que no llama la atención porque no se preocupan de conseguir ningún tipo de reconocimiento a modo de medalla.

Pues en contra de los que viven con la resta y la división, en Cáritas sólo se realizan operaciones matemáticas de suma y de multiplicación. Así de simple aunque, también, así de complicado a la vez. No pretendo convencer a nadie de mí verdad. Los que viven sumidos en su obcecación seguirán viendo un enemigo a batir en esta institución...cada uno que coma con la cuchara que elija.Yo me quedo con la que Cáritas utiliza para vivir el día a día.

Os invito a hacer una visita, a ofrecer vuestro apoyo y a interesaros por qué modo es el más útil para servir de ayuda. Me alegro de haber decidido incluir a Cáritas Interparroquial entre las asociaciones que recibirán los beneficios del Festival Siete Aceitunas Solidarias y Un Lagarto.