Una casa de esencia rústica
La lejanía del ruido de la urbe es el efecto que transmite la decoración confortable de esta casa, que combina ambientes tranquilos con vocación clásica
Esta casa de tres plantas fue adquirida en el año 2005. Fue entonces cuando se mudaron José María González Jiménez, Manuela Díaz Expósito junto con sus dos hijos y la madre de Manuela, Encarnación. Y para encontrarse en pleno centro de la ciudad de Andújar, la vivienda compagina una esencia rústica, propia de un hogar donde la vida no es estresante, con las comodidades de vivir en una urbe por los servicios y ventajas que ofrece.
Antes de su adquisición, el matrimonio tuvo oportunidad de diseñar la casa a su antojo. Así pues, en la planta baja establecieron el vestíbulo. Este ofrece una entrada muy elegante a una casa que desde el principio transmite su aire rústico. La madera está presente desde el principio en los muebles, como en la alfombrilla o en el marco del gran espejo, muy útil antes de salir a la calle. Pero lo que refuerza ese aire de naturaleza son los motivos florales, presentes en todas las zonas comunes en los elementos decorativos, como los jarrones.
Tras subir las escaleras, el visitante deja a mano derecha el pasillo, en frente las escaleras a la segunda planta, y a mano izquierda el salón. Esta amplia sala ofrece un contraste de zonas con una pared “forrada” de madera y un mueble de obra a un lado, y un beige al otro. Este color enlaza con el naranja del tapizado de las sillas y sofás.
Fuera del salón, el pasillo da acceso a un cuarto de invitados, que sigue una línea decorativa pareja al salón, a un cuarto de baño, también con un aire muy rústico, y a la cocina. Esta sala es la que más resalta esa esencia rural. Desde la lámpara de forja, a las vasijas, cuadros, cortinas y centro de mesa con motivos florales. Al igual que las sillas y el mueble, hechos de madera.
En el segundo piso, se encuentra el desván, dos cuartos de baño, y los tres dormitorios. Los de los dos hijos están personalizados a su gusto con incontables recuerdos de sus vivivencias. El de José, quién ahora estudia en Sevilla, está pintado de un clásico azul, y el de Alba, de rosa.
Cabe mencionar que si hay algo que también destaca en esta casa, es su vocación cofrade. Los cuadros que hay en el pasillo de ambos pisos y en el vestíbulo presentan instantáneas de la Romería de Andújar. Así como numerosos detalles de los dormitorios, como las medallas y las fotografías. Y a pesar del fallecimiento de José María y de que Encarnación empezó a vivir con la hermana de Manuela, la casa no se queda grande ni deja de estar llena de alegría y de vitalidad.
La vivienda destaca por los colores claros, moviéndose mucho en la gama de amarillos, y por los elementos decorativos. Destaca la cocina, que está muy lograda, y pone de relieve el uso de motivos vegetales en todos los detalles, como en los cuadros, centros de mesa y vasijas. Con este recurso se consigue esa sensación rústica en las zonas comunes mostrando una casa viva.
El matrimonio se casó en 1988. Empezaron viviendo en un piso que se quedó pequeño cuando nacieron su hija Alba y su hijo José. Entonces los niños compartían dormitorio y tenían un baño para toda la casa. Así pues, decidieron mudarse y vivir en una casa más grande y cómoda. De un solar ubicado en la antigua calle Argentina, Manuela y José María adquirieron una parcela en la que se construiría su nuevo hogar, diseñado a su gusto. Dispusieron un salón y una cocina más grandes, una terraza, una habitación de invitados, un dormitorio para cada hijo, tres cuartos de baño, y una desván usado como estudio y donde guardar la ropa de temporada.
El vestíbulo sigue un juego de color beige y anaranjado en la pared que hace contraste con el marrón de la madera de los muebles y cuadros. Una estancia muy sobria y bella.
El salón es muy amplio y juega también con el contraste de colores en la pared. Dispone de una mesa orientada al televisor y otra más grande para comidas con invitados.
Es la sala que más uso recibe. Es casi tan grande como el salón y se utiliza como comedor también. Conecta con el lavadero y con la terraza, que tiene más utilidad en verano.
El color claro de la madera embellece la cocina. Aquí es donde más se potencia ese contraste diferenciado en el color de la pared con un rosa salmón muy original.
El personalismo destaca en los dormitorios de los niños. En la decoración del hijo destaca el tradicional azul de la pared al que se le se suman diversos recuerdos de sus vivencias.
El cuarto del matrimonio sigue un estilo más clásico y sobrio. Destaca la lámpara de araña y el color amarillo pálido de la pared que contrasta con la solería y los muebles.