Un poco de botánica

Uno de los endemismo más particulares que se pueden encontrar en las sierras de la provincia es una planta carnívora que surge directamente de la roca, con hojas amplias y pegajosas dispuestas a cazar diversos mosquitos

    17 nov 2019 / 14:03 H.

    C uando hablamos de naturaleza, es imposible no pensar en paisajes repletos de vegetación, agua y vida. Por eso, quiero introduciros un poco más en el reino vegetal, imaginad especies que llevan millones de años evolucionando, adaptándose a numerosos cambios en el clima y los elementos, aprovechando las diferentes oportunidades para colonizar nuevos territorios y desarrollar estrategias que favorezcan su reproducción y expansión. Las plantas son todo un mundo, miles de taxones, colores, estructuras, olores capaces de atraer o suculentos frutos.

    No hay que irse muy lejos para poder apreciar decenas de especies botánicas y las historias de superación que hay detrás de cada especie. Por ejemplo, encontramos decenas de plantas aromáticas incluso en nuestras propias cocinas, en forma de romero, laurel, orégano, tomillo... estos vegetales han desarrollado unos aceites esenciales que almacenan en sus tejidos con un doble fin: por una parte evitar ser pasto de la herbivoría de grandes mamíferos y por otra atraen a insectos que favorezcan su reproducción. ¿No es impresionantes que seres que carecen de sistema nervioso o cerebro, sean capaces de llevar a cabo estas adaptaciones al medio?

    Dejando atrás lo que podemos encontrar en casa, existe todo un mundo vegetal con curiosos y extraños habitantes. Uno de los endemismos más particulares que podemos encontrar en nuestras sierras es una planta carnívora, a diferencia de la atrapamoscas que literalmente caza insectos, la Pinguicula vallisneriifolia permanece inmóvil, seguramente, si no la conoces, no seas capaz de distinguirla de cualquier otra planta vivaz, salvo porque surge directamente de la roca. Sus hojas son amplias y pegajosas, perfectas para atrapar mosquitos y absorber de sus cuerpos el nitrógeno del que carece en el sustrato en el que vive. De los cientos de especies que existen me gustaría destacar varias presentes en nuestra provincia, porque realmente llamaron mi atención como una extraña planta, que se adapta muy bien a zonas soleadas y despejadas por el viento, su nombre le viene de su afición por hacerse pasar por las piedras que le rodean, es la Arenaria. Otras especies, prefieren zonas más húmedas y son más llamativas, crean flores muy llamativas, con complejas estructuras en sus estambres y pistilos para que se parezcan a los insectos que las polinizan como ocurre en la preciosa familia de las orquídeas. No puedo dejar en el tintero una preciosa planta arbustiva, con maravillosas flores rosáceas que se adapta a suelos ricos en sal y yeso como los que existen en el Corredor Ecológico entre Mágina y las Sierras de Cazorla y el Pozo, la Salsola oppositifolia, su nombre lo dice todo sal sola.

    Y cómo no sentirse pequeño y humilde, cuando disfrutas de la sombra que arrojan nuestros majestuosos árboles centenarios. Altos pinos laricios de cortezas plateadas y fustes rectos como el Pino Félix, en homenaje al gran naturalista o el Pino Galapán. Fuertes robles con frondosas copas y nutritivas bellotas como el Quegijo del Amo cerca de Valdepeñas o la gran encina de Cabra de Santo Cristo. Un gran etcétera de especies se suma a esta lista como cornicabras, lentiscos, sabinas, olmos, nogueras, fresnos, acebuches... todos ellos árboles que superan con creces el centenar de años. Pensar que ya hundían sus raíces en la tierra cuando se inventó la imprenta o se descubrió el Nuevo Mundo. Solo he podido dar unas pinceladas de la increíble diversidad botánica que tenemos en nuestra provincia, donde atesoramos casi un tercio de todas las especies vegetales de la Península. Es nuestro patrimonio y debemos conocerlo, disfrutarlo y preservarlo para futuras generaciones.

    Pinguicula vallisneriifolia (grasilla)
    idcon=14233505;order=9

    Se trata de una especie de planta carnívora perteneciente a la familia Lentibulariaceae, es endémica de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Se encuentra en roquedos y travertinos calcáreos rezumantes, también al pie de éstos, covachas, a menudo en lugares umbrosos, en substrato calizo; a una altitud de 600-1700 metros. Se distribuye principalmente en las sierras de Cazorla y Segura; se conoce también en la provincia de Albacete (río Tus) y otra disyunta en la sierra de Cázulas (Granada).