Ruta de Cambil a Huelma

Los autores presentan un nuevo trayecto para admirar paisajes impresionantes en coche, durante los meses de otoño e invierno. En esta ocasión, con parada en Mata Bejid

07 ene 2018 / 11:21 H.

D esde ese pueblo partido por una enorme roca y por su río, llamado Cambil, seguimos en dirección Huelma y hacemos la primera parada en la cortijada de Mata Bejid, que es la puerta del monte de La Mata, que merece no sólo un capítulo sino un libro, por su historia y por su interés en general.

Nos encontramos en una de las zonas de mayor pluviometría de la provincia (amén del sistema de Segura-Cazorla-Las Villas), donde se unen el arroyo de Peralejo, el de Los Prados y el nacimiento de Oviedo en la propia Mata Bejid, formando una vegetación que en palabras del botánico José Cuatrecasas en su obra de 1929 es “exuberantísima”. En la cortijada se une la mano humana con la naturaleza, las fuentes deliciosas con los manantiales, los chopos gigantes con la iglesia, el bonito bosque de ribera con la antigua fábrica de luz. Además de chopos, álamos blancos, olmos, plátanos de sombra, tarajes y la vegetación propia de los bosques de galería (de las riberas de los ríos), podemos encontrar un árbol insólito, no descrito nunca más abajo del Sistema Central, propio de suelos exentos de cal (lo cual hace todavía más rara su presencia en este lugar) y del que desconocemos totalmente su origen. Se trata de un haya (Fagus silvatica), en magnífico estado de salud. Es el árbol propio de los bosques de centro Europa. Una auténtica rareza y un privilegio tenerlo aquí, destacando de los demás árboles por la rectitud de su tronco. Seguimos carretera adelante hacia Huelma, a la izquierda las estribaciones del Serrate y el barranco del Peralejo tallados en dura piedra, a la derecha la también exuberante Dehesa de Los Frailes, repleta de encinas, quejigos, aladiernos, labiérnagos, arces y pino carrasco, un poco más adelante llegamos a la Fuensanta, y todo el trayecto está salpicado de los puntos rojos del arce y del dorado de las choperas.

Podemos hacer otra parada en el área recreativa de Gibralberca, cuyo camino de acceso podemos coger a la derecha, suele estar en buen estado para un turismo incluso. En él podemos admirar quejigos y encinas de gran porte que delatan la fertilidad del suelo que ocupan. Un poco más adelante, siguiendo por la carretera, llegamos a la zona de Cabritas (aldea que pertenece al término municipal de Huelma), con sus cortijadas al pie de la Loma de Peñalisa, de la que descienden los pinos salgareños sobreviviendo en las duras dolomías, y unos cerros en el pie de monte cubiertos de hermosos encinares mezclados con quejigos, que en noviembre empiezan a cambiar el color de las hojas, rodeados de cultivos de cereal. Todo ello compone un paisaje distinto al que estamos acostumbrados en nuestra provincia, y donde podemos disfrutar del otoño como no hubiéramos imaginado.

Por favor, no tirar basura ni colillas al suelo, no hacer fuego, no recolectar plantas, no molestar a los animales, informarse bien de la ruta antes de hacerla, informar al 112 si vemos humo o fuego, circular a velocidad moderada.